Una triste historia con un final esperanzador

Kaiche, el hombre más alto de España (2,30), firma por la Unió Esportiva Barberà

Redacción, 11 Ene. 2013 (EFE).- El hombre más alto que vive en España, el argelino Saad Kaiche, que mide 2,30 metros, ha fichado por la Unió Esportiva Barberà (Barcelona), que le ha preparado un programa especial de entrenamiento para ponerle en forma y sacarle de la exclusión social en que vivía

El caso de Saad Kaiche que, tras jugar a baloncesto en Argelia y probar sin éxito en el Breogán de Lugo, sobrevivía desde hace 2 años en la indigencia en Barcelona, fue desvelado el pasado 18 de noviembre por la agencia Efe en una entrevista con el joven, que pidió un empleo y encontrar un equipo para poder volver a jugar.

La noticia tuvo gran repercusión mediática, de forma que muchos medios difundieron la situación del gigante y varios equipos catalanes y alguno extranjero se interesaron por su fichaje e incluso una cadena de alimentación le ofreció un empleo, que él finalmente rechazó por no ser compatible con su deseo de regresar al baloncesto.

Kaiche, que tiene 27 años, calza un 56 y medio y pesa 127 kilos, tiene desde ayer licencia deportiva con el equipo de Baricentro Barberà, un club fundado en 1968 que llegó a militar hace dos años en la liga EBA y que desde hace veinte años preside Pepe Núñez.

«Nuestro primer objetivo es humanitario, es ayudarle a ponerse en forma, a que se alimente bien y luego si puede ayudarnos unos minutos en el equipo, pues mejor», ha explicado a Efe Núñez, preocupado por salvar este año la categoría de su equipo, que ocupa la penúltima plaza en la Copa Cataluña, la primera división autonómica.

La penosa y rocambolesca historia de Kaiche, que nació en M’sila (Argelia) y que vivía en pisos que le dejaban sus compatriotas en Barcelona, dio un giro cuando hace unas semanas Alberto García, un funcionario del ayuntamiento de Badía del Vallés (Barcelona) y su esposa, vieron a Kaiche en una televisión.

«Sin saber por qué nos interesamos por él», ha explicado a Efe Alberto García, que contactó con el ex baloncestista Pepe Sillero, que fue quien encontró a Kaiché por la calle y le cuidó durante unos días.

García ha acogido desde hace unas semanas al gigantón en su casa: «es como un hijo adoptivo», ha dicho el solidario funcionario-, donde Saad duerme en un sofá de tres metros de largo y juega a la Wii con los dos hijos de Alberto, una chica de 13 años y un niño de 8, que están encantados de tener un «hermano» tan alto.

Nada más conocerle, Alberto García llevó a Saad al hospital Parc Taulí de Sabadell para que le curarán una infección en un dedo del pie que se le había agravado por su precaria situación socioeconómica, dos años sin empleo, sin domicilio fijo y subsistiendo con la ayuda de algunos de sus paisanos.

García se encarga de acompañarle tres días a la semana a los entrenamientos, que Kaiché se ha tomado con interés y que le han recuperado una sonrisa que hacía tiempo que se le había borrado.

«Estoy mejor, estoy muy bien», ha dicho a Efe un Kaiché agradecido por las muestras de solidaridad que está recibiendo desde que Efe hizo pública su precaria situación.

De momento, Kaiché ha empezado a entrenar tres veces a las semana en cuatro sesiones con el primer y el segundo equipo del Baricentro Barberà, acude al gimnasio y a la piscina, y los fisioterapeutas del club se encargan de irle poniendo en forma.

Saad Kaiché, que jugó al baloncesto en el equipo Wab Boufarik de Argelia antes de probar sin suerte hace cinco años en el Breogán de Lugo, es muy tímido, y llega a ruborizarse cada vez que la gente le para por la calle y le pide hacerse fotografías con él.

«En pocos días, en Barberà ya mucha gente le conoce y le saluda por la calle, la gente del club está encantada con él y parece que él también está contento», ha afirmado Núñez, que insiste que cuidar del gigante argelino «tiene más de cuestión social que de deportiva, aunque si nos puede ayudar y recuperar su carrera, genial».

«Ahora, lo que le hemos dado es un entorno de protección, que era el que no tenía y que le tenía al borde de caer en la exclusión», ha señalado el presidente del Barberà.

Además del propio Kaiché, Pepe Sillero, que lo descubrió paseando sin rumbo por la calle, es otro de los que están contentos por la nueva situación del corpulento joven baloncestista.

sus declaraciones

«Puedo trabajar en informática, de pintor, de electricista, soy un manitas», dice.

Además, jugó al baloncesto en el equipo Wab Boufarik de Argelia antes de probar suerte hace cinco años en el Breogán de Lugo, donde no cuajó, al sufrir una lesión en la rodilla de la que afirma que ya está plenamente recuperado.

Pese a su precaria situación no se ha planteado regresar a su Argelia natal, además, hace unos días se tropezó con Pepe Sillero, un veterano del baloncesto profesional que jugó hace unas décadas, entre otros, en el Joventut de Badalona, quien, al ver su talla, se interesó por él.

Sillero, a sus 2,02 de estatura parece poca cosa ante Kaiche, y se ha comprometido a entrenarle unos días para ver si recupera su estado físico, que no ha podido cuidar, ni en alimentación ni en gimnasio, por su extrema pobreza.

Al recordar su infancia, cuenta que a los 12 años ya medía más de 2 metros, y crecía una media de 1,5 centímetros al mes con continuos dolores articulares, por lo que en Argel le operaron para detener su crecimiento, «si no ahora mediría 2,50 metros».

Le hace gracia que digan que es el hombre más alto de España; ha leído que el hombre más alto del mundo vivo, mide 2,42, pero asegura que no es cierto porque él conoce a una persona de un pueblo argelino, cercano al suyo, que mide 2,50 «pero apenas puede levantarse y siempre está en la cama», ha asegurado.

Dice que quiere aprovechar el permiso de residencia y de trabajo por cinco años que tiene para sacar adelante su vida en España y para completar su currículo, indica que habla perfectamente árabe y francés, además del español «y un poquito de inglés».

En la historia de España, Kaiché no es la persona más alta ya que le supera Migel Joakin Eleizegi Arteaga, el «Gigante de Altzo», que medía 2,42 metros y que recorrió toda Europa exhibiendo su envergadura.

Otro gigante español fue Agustín Luengo Capilla, que nació en Puebla de Alcocer (Badajoz), en 1826, y que probablemente ha sido, con sus 2,35 metros, el segundo español más alto de todos los tiempos hasta ahora.

Fermín Arrudi Urieta (Sallent de Gallego, 1870-1913), el ‘gigante de Sallent’, fue un personaje famoso en todo el Pirineo aragonés por sus 2,29 metros, según relata Rafael Andolz, que ha escrito un libro sobre su vida.