La derrota del «UB», por Víctor Martín

FOTO: CÉSAR BORJA.

ub la palma    71
tarragona    82

UB La Palma: Díaz (-), Martínez (4), Schaftenaa (7), Rodríguez (16), Palacios (2), -inicial-, Odiakosa (12), Bonhome (10), Orfila (3), Arrocha (17) y Alvarado (-).

Tarragona: Franklin (25), Aguilar (8), Oglesby (-), Alba (7), Fornas (7), -inicial-, Fernández (-), Diouf (2), Schraeder (16), Torres (8) y Santana (9).

Árbitros: Afonso Castillo y Jerez Vazquez. Se equivocaron en exceso, sin una línea fija en el arbitraje. Cada uno a su “bola”.

Parciales: 9-11, 20-19, 27-31, 28-40, -descanso-, 34-47, 44-57, 59-72 y 71-82.

Incidencias: Encuentro disputado en el multiusos de Santa Cruz de La Palma ante unos 700 espectadores.
FOTO: CÉSAR BORJA

V. MARTÍN, S/C de La Palma

La Palma ya no tiene plan. Juega sin diseño, sin saber qué va después. Quizás sea una cuestión mental, de cansancio psicológico que Carlos Frade no está sabiendo administrar, o, también, un desgaste físico que hace que se descubran las deficiencias de talento. Tal vez, en el fondo, una mezcla de ambas situación. Sea lo que sea, el “UB” es, hoy por hoy, un equipo “roto”, que por momentos deambula en la cancha. Ayer perdió ante el Tarragona y no tiene asegurada la permanencia. Es más, con la cabeza agachada es presa del abismo.

En el arranque, los nuestros “vivieron” gracias a Schaftenaa. Metió siete puntos en poco tiempo. Se fue al banco y en todo el partido jugó apenas 15 minutos. ¿Por qué? ¿Y eso? Ellos tuvieron a Franklin y a Alba para tomar ventajas: primero 6-11 y luego 11-17. Más tarde, el “UB” apretó en defensa y fue más listo en la ofensiva, con una rotación de balón más sencilla, para recortar diferencias hasta irse al primer parón ganando de uno (20-19).

Sabías, si eras del “UB”, que ibas arriba, pero que aquello, en el fondo, era como ser un novio fugaz de Falete. La Palma ganaba sin levantar nada, como el chico de la farándula. Ni el alma. A la vuelta, parcial de 8-21. Es cierto que Franklin jugó bien, que tal vez (otra duda) sea mejor que todos los nuestros, que Palacios nunca fue el farol de costumbre en plena oscuridad, pero, aún con razones individuales, la clave fue el colectivo. Ellos se metieron en zona durante seis minutos, una zona básica, sin grandes alardes, y los locales no metieron un punto.

Es difícil explicar qué ocurrió. Hay que tener nervios de acero, que diría Robocop, para mantener la calma. Antaño, historia del abuelo cebolleta, Rafa Sanz llamaba a uno al banquillo (normalmente era Olmos) se acordaba de su familia, de su pasado, “para qué te traje, venga dímelo”, y el equipo cambiaba. Frade es distinto. Es más, más…  Cuando Tarragona se iba al vestuario, tras las canastas de Torres y Aguilar, para el 28-40, uno de ellos gritaba “Venga tíos, están muertos. Están muertos”.

En la grada, mirabas las estadísticas. 44% de tiros libres, casi igual que de dos puntos, con dos triples de nueve intentos. 11 perdidas de balón, por ocho el rival, con Palacios (líder natural del equipo) con un punto de valoración y siendo Schaftenaa el mejor de largo, aunque en los siguientes dos cuartos casi ni viera la cancha (cosas de Frade). Así, con tantos “charcos”, no gana ni al Tres Palmeras (equipo de competición de verano) de Dani y compañía.

Salen del descanso. La Palma  piso la cancha sin tensión. Quizás sea una falta de respeto a la gente, a una camiseta por la que mucha gente llora y, también, a sí mismo. Los tres puntos de Franklin y dos de Fornas pusieron un escandaloso 28-45. Luego, es correr. Querer remontar. Tan inútil como poner un cenicero en una moto. Metió Sebas (hasta seis casi seguidas), también Odiakosa y Bonhome para situarse a diez (39-49). Tarragona tomaba oxígeno antes de abrir más brecha con aciertos de Franklin, Diouf y Torres. El partido se había estabilizado, en un ida y vuelta, pero ellos iban por arriba, sin necesidad de hacer grandes cosas. 44-57.

En el último período, nunca antes, se vio al “UB” que su gente quiere. No es cuestión de ganar o de perder. Eso, en el fondo, al que  late blanquiazul le importa, pero menos. De sus jugadores quiere corazón. La Palma se agarró a la cancha, peleó cada balón y la fuerza y el orgullo de Sebas, además de la vuelta de “tuerca” en defensa, recortaron la diferencia. 50-60. Pero luego, siempre hay un luego, no hubo remontada. Vas subiendo, subiendo, y al final se te va el aire. Sí, aquellas acciones individuales de Dani Rodríguez pusieron el marcador 71-78, pero solo quedaban 49 segundos, tiempo que ellos aprovecharon para sentenciar con solvencia.

P.D.  ¿El Gran Canaria se puede llevar a Carlos Frade?

FOTO: CÉSAR BORJA