¡Bajen ese volumen, por favor!

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Buena parte de los casi 3.000 aficionados que se dieron cita hoy en el Santiago Martín censuraban, con toda la razón, la excesiva intensidad del volumen de los altavoces. Y se sufre mucho más cuando el recinto ofrece una entrada baja de espectadores. «A ver si le dices al de la música que baje el sonido, que nos tiene locos. No podemos ni escuchar al que tenemos al lado. Es molesto, de verdad», me indicó un abonado y asintieron con la cabeza otros que le acompañaban. Le envié un mensaje telefónico al locutor Rafa Arado, quien indicó la sugerencia a los responsables de la megafonía, pero no le debieron hacer mucho caso porque la «fiesta» continuó hasta el final.

«Otro aspecto a tener en cuenta es la música METAL. Y si la ponen a tantos decibelios, mucho peor. ¿No hay otros géneros más acordes a un partido de baloncesto?», añadió el abonado a BASKETMANÍA.

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Conchi y Javi a punto de completar las banderas

La que ven en la imagen es la bandera de Polonia. La sostienen Marcusz Ponitka y Conchi Álvarez Arvelo. Ella y su marido Javi Cedrés, accionistas-abonados del CB Canarias, han adquirido esta misma semana las banderas de Polonia y Hungría, que lucen en la grada detrás del banquillo visitante en honor a Ponitka y Rosco Allen. «Ya solo nos falta la de Bosnia y Herzegovina, nacionalidad de Vrabac. La hemos encargado a los chinos y en unas semanas la tendremos aquí para completar las banderas de los países de cada jugador del Iberostar Tenerife», comentó tras el partido Conchi Álvarez Arvelo.

Ya lucen en el graderío la española de Bassas, Vázquez, Beirán, San Miguel; la norteamericana de Tim Abromaitis, Davin White y Mike Tobey; la del Senegal de Niang Petit; la argentina de Nico Richotti; la polaca de Ponitka; la húngara de Rosco Allen, a falta de la de Bosnia y Herzegovina, en honor a Adin Vrabac.