La prensa tinerfeña y la derrota del Canarias ante el Estudiantes

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«Una final perdida», por Carlos García en LO

«Había catalogado Alejandro Martínez como final el encuentro de ayer domingo. Afirmación un tanto atrevida y contundente a tenor de la mesura, relatividad y perspectiva de la que suele estar rodeado el discurso del técnico del Iberostar Tenerife. Pero las palabras del entrenador aurinegro llevaban una carga tan sorprendente como veraz. Por mucho que todavía estemos en la cuarta jornada y queden otras 30 por delante. Y es que el de ayer era un partido con un valor más que doble. No solo se trataba, para los canaristas, de lograr la primera victoria del curso. Significaba también despejar las dudas que había despertado una endeble defensa sumando sobre un rival directo que tampoco se había estrenado después de tres encuentros. Además, cual hormiguita, el salir airoso del choque contra el cuadro colegial significaba guardar. Tener reservas para afrontar el crudo y más cercano invierno que se aproxima con los duelos contra Unicaja y Granca.

Y toda final siempre depara un vencedor… y un perdedor. Y ese mal parado fue ayer el Iberostar Tenerife. Un conjunto, el aurinegro, que sale tocado de su cuarta derrota seguida. Es cierto que mejoraron los de Martínez respecto a sus más recientes prestaciones defensivas, pero en cambio parecieron por momentos un conjunto decapitado en ataque, sin ideas claras sobre qué hacer y cómo ejecutarlo. Desequilibrio manifiesto que deben desterrar los aurinegros. Lo mínimo para evitar perder futuras finales».

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«El Canarias empieza a preocupar», por JA Felipe en DA

«El Iberostar Tenerife vivirá una semana más con la presión de no haber podido ganar aún ningún encuentro en la Liga Endesa. Los de Alejandro Martínez cedieron ayer, en los instantes finales del encuentro, frente al Movistar Estudiantes (73-75) tras un partido malo, marcado por la irregularidad local y que solo Darío Brizuela, sencillamente espectacular, fue capaz de decidir. El duelo pudo haber tenido prórroga si los colegiados llegan a dar por buena una canasta de Tim Abromaitis, pero la misma fue considerada fuera de tiempo. El encuentro pudo ser sentenciado mucho antes por los locales, que desperdiciaron una ventaja de 11 puntos a favor en un último cuarto en el que los tinerfeños solo anotaron 10 puntos.

Antes de llegar al último segundo en el que Abromaitis tuvo el balón en sus manos, Canarias y Estudiantes habían rivalizado en errores, en un duelo con 31 pérdidas de balón y fallos que no parecían forzados.

Nico Richotti anotaba tan rápido cinco puntos como cometía a la vez dos personales cuando aún no se llevaban tres minutos de partido. Enfrente, Darío Brizuela, que hasta ayer llevaba un 1 de 9 en triples (11% de acierto), comenzaba a atacar desde la distancia el aro rival, bien defendido por Xavi Rey, cada vez más cerca de la versión que maravilló a todos.

El caso es que el Santiago Martín esperaba un partido fácil, al menos no demasiado complicado, que no llegó en un primer cuarto que se cerró con 21-22 en el electrónico.

El CB Canarias defendía bien, pero no era capaz de estar acertado de cara al aro de su oponente, que conseguiría la mayor ventaja del partido (25-30) al inicio del segundo cuarto. Eran pocos puntos, pero los suficientes para que Alejandro Martínez decidiera parar el encuentro. El tiempo muerto tuvo un efecto inmediato, parcial de 6-0 para el 31-30, a la par que fugaz, porque el Estudiantes volvió a mandar en el marcador cuando la bocina señalaba el final de la primera mitad (34-36).

El paso por los vestuarios sentó bien al Iberostar Tenerife. Daba la impresión de que, por fin, en el tercer cuarto el duelo se rompería en favor de los locales, mejores potencialmente que el Estudiantes que, más pronto que tarde, debería echar en falta a Vladimir Stimac y Nacho Martín. Dio aún más esa impresión cuando un triple de Tim Abromaitis colocaba a los canaristas con 10 puntos por encima en el marcador (60-50). El Iberostar Tenerife era más bloque, abusando menos de individualidades, siendo capaz de acabar el tercer cuarto con 63-52.

Pero todo cambiaría en los últimos 10 minutos. El Estudiantes, posiblemente debido a su insultante juventud y a esa capacidad de Diego Ocampo de explotar los defectos del rival, no se rendiría y, poco a poco, como si quedara un mundo, comenzaría a recortar diferencias.

Primero fue con un 65-60, luego se pasaría al 70-68 hasta que, Brizuela, quién si no, con otro triple pusiera las cosas en 70-72. Al exterior estudiantil le quedaba aún pólvora para conseguir una nueva canasta de tres puntos, llevando el duelo al 71-75. Cada vez que se levantaba lo hacía con una seguridad pasmosa, haciendo imposible la defensa sobre él.

Con 73-75 y 15 segundos por jugarse Zach Graham cometería pasos. El norteamericano, tan desacertado como su compatriota Brandon Thomas, daba la oportunidad al Iberostar Tenerife de empatar el partido, pero Richotti optó por buscar la victoria con un triple. La pelota fue escupida por el hierro y fue a parar a las manos de Tim Abromaitis, que anotó, pero fuera de tiempo según los colegiados, dejando al Santiago Martín entre el desconsuelo y la preocupación».

«Una mala dirección lo llevó a tirar por la borda una renta de 11 puntos», EL DÍA

Desafortunada actuación del base Davin White, muy por debajo del nivel y efectividad de Rodrigo San Miguel Brizuela, con 6/6 en triples, jugó los últimos 16 minutos con cuatro faltas y nadie le provocó la quinta Rey, con doble figura, el mejor.

El Iberostar Tenerife sigue sin inaugurar su casillero de victorias tras cuatro citas con el calendario. Ayer, ante un Estudiantes sin Vladomir Stimac y Nacho Martín, tropezó en el Santiago Martín.

Alejandro Martínez, clave en muchos triunfos del conjunto aurinegro, tuvo ayer mucha culpa en la inesperada derrota, desafortunado en el movimiento de fichas, en especial con el puesto de «uno». Y es que pecó al conceder demasiada presencia en pista a un nulo Davin White -segundo partido que acaba en negativo-, quien no está al nivel que requiere la dirección del juego del equipo. El 34 canarista no está para ser el base titular del Iberostar Tenerife.

De hecho, cuando Martínez optó por sentarlo y dar pista a Rodrigo San Miguel el conjunto brindó sus mejores momentos, de manera especial a la hora de mover el balón en ataque, subiendo con rapidez, asistiendo, doblando balones y anotando dos triples que ayudaron a fijar el +11 (63-52).

El no tener en juego a Xavi Rey en los dos decisivos minutos finales se justifica al entender que el técnico Diego Ocampo optó por jugar con sus «bajitos».

El Iberostar Tenerife sigue con altibajos y acumulando imprecisiones, nerviosismo y, al menos ayer, miedo a ganar. No supo jugar con los 11 puntos de ventaja, optando por ataques descontrolados, faceta en la que Nico Richotti fue protagonista al querer entrar una y otra vez en la «pintura» cuando los rivales le impedían mirar el aro o sacar el balón fuera. El internacional argentino no juega con la frescura que lo caracteriza, consecuencia del cansancio que acumula tras el Preolímpico.

De los cinco fichajes solo lo hicieron bien Tim Abromaitis e Ian O’Leary, toda vez que a Will no se le vio y los exteriores Carter y White estuvieron «acelerados», con excesiva ansiedad y fallones, muy fallones en sus acciones.

 Diego Ocampo, sin Nacho Martín, encontró en Hernángomez y Bircevic la solución para dominar el rebote, al tiempo que en ataque resolvió la difícil papeleta de remontar un -11 con la efectividad de los exteriores Javi Fernández y, en especial, de un acertadísimo Darío Brizuela, que firmó un 6/6 desde el 6,75, para un total de 25 puntos y un +33 de valoración. Lástima que ningún local le hubiese buscado la quinta falta, estando con cuatro desde el minuto 24.

Tras una igualada primera mitad, en la que existió reparto en aciertos de tres puntos, rebotes, asistencias y pérdidas de balón, se entró en el tercer cuarto con un 34-36, destacando en la recta final del segundo cuarto los puntos de Rey (4) y Abromaitis (2) para aplacar el 25-30 del rival.

Un 2+1 de Xavi y acción posterior de White estableció el 39-36, pero encontró rápida respuesta en sendos triples de Brandon y Brizuela (39-42).

Aquí Martínez se debió dar cuenta que con White en pista su equipo jugaba en inferioridad y puso a San Miguel. Fue llegar, tocar el balón y cambiar la decoración.

Acción de tres tiros libres de Nico; dos triples del doble cero, una bandeja de Beirán tras robo atrás y un triple de Abromaitis pone en pie al Santiago Martín para aplaudir el +10 (60-50) del minuto 26, al tiempo que se coreaba: «Sí se puede, sí se puede…».

Con un 63-52 y castigado Graham con la cuarta falta se entró en los 10 minutos finales, existiendo el convencimiento en la grada de que este partido se iba a ganar si se controlaba bien el reloj y se jugaba con mente fría, sabiéndose dominadores de la situación.

Pero el gozo en un pozo. Dos jugadores del «Estu», los citados Fernández y Brizuela, se encargaron solitos de castigar la cesta local, repartiéndose 21 de los 23 tantos que sumó el plantel foráneo.

Iberostar Tenerife, que solo anotó 10 tantos en estos 10 minutos, vio cómo la renta se le fue escapando poco a poco, al punto de existir un parcial de 5-16 que puso al Estudiantes arriba (70-72) a 1:40.

A 56 segundos la mala suerte castiga a los aurinegros. Con 71-72 Brandon falla desde el 6,75, rebote local y cuando se monta el contraataque Rodrigo y Nico se hacen un lío con un pase y pierden el balón. Brizuela juega a los 24 segundos y un triple casi sentencia (71-75) a 39 segundos.

Nico no falla desde el 4,60 (73-75). A 15 segundos Brandon comete pasos. El público ve la opción de prórroga, incluso sueña con un triple ganador. Se la juega Richotti desde 7 metros, falla, con rebote para Abromaitis, quien se eleva y anota a la vez que se enciende el tablero y suena la sirena. Los tres árbitros, al no haber la opción del vídeo, consultan con la mesa y se decide la invalidez de la acción. Todo un palo, sin duda para los aurinegros.