Artículo del baloncestista Mikel Cuadra

MADRID. 21-2-09. PRESENTACION LIBRO MIKEL QUADRA. FOTO: JOSE RAMON LADRA

AMISTADES PELIGROSAS

 

Hay una palabra en el diccionario que utilizamos con demasiada facilidad pero a la que no llenamos de contenido: AMIGO. Cuantas veces nos viene, cual reflujo gástrico, a la boca sin darnos cuenta de la importancia que tiene. En una sociedad en la que el yo está sobrevalorado, es tremendamente difícil encontrarse con el otro y ponerse en su piel sin anteponer la propia. Paseamos las aceras mirando al frente sin saber lo que tenemos a nuestro lado, nos detenemos en los semáforos con nuestros coches y la mirada perdida en un horizonte que no vemos, ponemos la oreja sin escuchar nada y nos da vergüenza abrazar al otro por si nos llaman raros.

Es sencillo ser amigo de palabra mentirosa, interés con el banco de fondo, foto de un segundo o de charlas intrascendentes de adiós y hola, y borrascas y anticiclones; de besos de judas que debes correr a limpiarte o manos extendidas con el miedo del cobarde que algo esconde.
Para qué necesitamos mentiras piadosas, palabras huecas, ojos que no miran a la cara, recaderos de lo que escuchan para contar después lo contrario a lo escuchado o babosos en la cara que escupen a la espalda.

Vamos llenando el mundo de planos que ríen las gracias al mayor de los miserables, y mediocres que ponen la alfombra para sacar partido a sus inertes neuronas. Esos amigos con minúscula que se van como vuelven y no aportan nada si no es a cambio de algo.

Es una lástima que nos creamos eternos, poderosos o superiores y perdamos la humildad del verdadero rico en valores, sentimientos y humanidad. Pasar por la vida sumando amistades tiene más valor que hacerlo acumulando propiedades. En el cementerio de nada vale tener la mejor lápida cuando los gusanos son todos iguales y no entienden de mármoles. Ahí nadie levanta la voz ni engaña a sus amigos.

Encontrar verdad, en un mundo cada vez más falso, parece mentira. Vivimos rodeados de carnaval. En cuanto salimos por la puerta de casa nos disfrazamos de lo que no somos con tal de llenar un plato y lograr la meta de vivir como curas, aunque nuestras actuaciones merezcan confesión. Cada día canta más el gallo tres veces a consta de que no nos saquen del gallinero y se lavan infinidad de manos a lo Pilatos. No es de extrañar, con semejante panorama, que para encontrar un verdadero amigo tengas antes que levantar un ciento de caretas.

La amistad verdadera no conoce las distancias ni entiende de colores, no sabe de riqueza ni de miseria, lee entre líneas sin que le lean, y abre los ojos mirando de frente sin rechazar miradas.

Me niego a utilizar la palabra AMIGO de cualquier manera, para mi tiene un precio incalculable y jamás pierde su valor porque no me debe nada.

Seguiré creyendo y cultivando mis amistades aunque muchas se conviertan en peligrosas, es el riesgo que merece la pena correr para poder decir: ‘Hoy he compartido un café, una sonrisa o una pena con un verdadero AMIGO’.

MIKEL CUADRA