Sector turístico | La bonanza de la planta hotelera canaria

Los hoteles de Canarias encadenan 34 meses de subidas de rentabilidad y de precios

El rendimiento de los alojamientos de las Islas crece un 16,3% en el último año

Los ingresos por habitación, en máximos históricos, están un 45,6% por encima de las cifras prepandemia

Panorámica de la zona turística y hotelera de Mogán, en Gran Canaria.

Panorámica de la zona turística y hotelera de Mogán, en Gran Canaria. / E. D.

El negocio hotelero disfruta en Canarias de una coyuntura favorable. Más que favorable: histórica. Ya son 34 meses consecutivos de subidas de precios y, lo que es más importante, de rentabilidad. De hecho, los ingresos de los establecimientos del Archipiélago están en máximos históricos, han pulverizado todos los récords previos al estallido de la pandemia, en marzo de 2020, y la posterior crisis inflacionaria. Y, además, no se vislumbra un cambio de tendencia, con lo que 2024 va camino de ser otro ejercicio con niveles de facturación desconocidos por lo elevados.

Los últimos datos y números que muestran la bonanza de la actividad hotelera, correspondientes al cierre del primer trimestre del año, los publicó este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son datos, por tanto, oficiales. En el capítulo de los precios, estos subieron en marzo una media de un 10% interanual, es decir, en comparación con los del mismo mes de 2023. La subida llega al 36,4% con respecto a las cifras de marzo de 2019, de modo que por los mismos servicios por los que el hotel facturaba cien euros antes de la covid hoy factura 136,4 euros. En ese mismo período, de marzo de 2019 a marzo de 2024, la inflación se incrementó en las Islas un 18,8%, aproximadamente la mitad de lo que lo hicieron los precios hoteleros. Con todo, no son tanto las tarifas como la rentabilidad lo que en verdad evidencia el buen momento que atraviesa el negocio del alojamiento y, por ende, el turismo.

Un hotel de la región ingresa 127,31 euros por cada estancia ofertada, la mayor cuantía de la historia

El RevPAR –Revenue Per Available Room, esto es, ingresos por habitación disponible– es uno de los indicadores fundamentales para medir la rentabilidad de un hotel. A diferencia del ADR –Average Daily Rate, tarifa diaria promedio–, para cuyo cálculo solo se consideran las habitaciones ocupadas o vendidas, en el caso del RevPAR se tienen en cuenta todas las estancias del establecimiento, estén o no ocupadas. Se tienen en cuenta, en definitiva, todas las habitaciones disponibles u ofertadas. Pues bien, el RevPAR de los hoteles de Canarias, sus ingresos medios por cada habitación que pusieron en el mercado, alcanzó el mes pasado los 127,31 euros. Una cuantía que por sí sola no dice gran cosa pero que ya de entrada es la más alta de la historia. No la más alta de la historia en un mes de marzo, no: la más alta de la historia en sentido estricto, se tome como referencia el mes que se tome. Esos 127,31 euros suponen un aumento de un 16,3% con relación a las cifras de marzo del año pasado y de hasta un 45,6% respecto de los ingresos medios en el mismo mes de 2019, el último ejercicio antes de la irrupción de la covid y la posterior paralización de la industria turística. En ambos casos se trata de incrementos superiores y hasta muy superiores a los experimentados por la inflación, que en el último año –de marzo de 2023 a marzo de 2024– engordó en el Archipiélago otros 3,5 puntos –casi cinco veces menos que los ingresos de los hoteles– y que de marzo de 2019 a marzo de este año lo hizo el susodicho 18,8%, alrededor de 2,5 veces menos que la rentabilidad hotelera. En otras palabras: los ingresos han crecido por encima de los costes asociados a la inflación, con lo que es una demanda disparatada la que en gran medida explica los niveles de precios e ingresos de la industria hotelera, que sencillamente está aprovechando la coyuntura.

Los establecimientos del Archipiélago han llegado a un nivel de rentabilidad que minimiza la inflación

Los históricos niveles de rentabilidad no casan, por tanto, con el discurso generalizado de la baja productividad, ya que la relación entre ambas variables es directa y positiva. No en vano, la rentabilidad depende en gran medida de la productividad.

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