Una ráfaga, un grito de mujer y un último disparo. Es el relato de un testigo los primeros días de la desaparición, un testimonio que ahora es clave. Fundamental porque la autopsia ya ha confirmado que ella tiene un orificio de bala en la cabeza y él otros muchos en el tórax, pero hasta que realicen más mediciones no está claro si son de bala o de arma blanca.