Hasta para la despedida definitiva hay que rascarse el bolsillo. Porque morirse en España cuesta mucho dinero. Vayan sumando; tanatorio, 600 euros, coche fúnebre 500, flores unos 100, el ataúd 700 y el alquiler del nicho unos 1.600. En total, unos 3.500 euros por el último viaje. Frente a los 3.500 del entierro; encontramos los aproximadamente 500 que nos costaría una incineración. Un precio más económico, que junto a otras ventajas ha hecho que la cremación se dispare. El año pasado fue el que menos diferencia hubo entre entierros; el 64 por ciento, e incineraciones un 36%.