Bruno Hernández, el presunto asesino de Adriana Giogiosa, estuvo ayer nueve horas en el registro de la vivienda de Majadahonda en la que los investigadores de la Guardia Civil creen que se produjo el crimen. No dijo ni una palabra. Los agentes de criminalística encontraron varias muestras que van a ser analizadas, entre ellas restos biológicos en el salón y en el garaje. El hombre, de 32 años, había ingresado en un centro psiquiátrico en octubre junto a su novia, por petición de su padre y del exmarido de la chica.