Cada clásico entre el Barça y el Real Madrid durante el 2011 sirvió para comprobar que el fútbol es más que un deporte para un paciente con cáncer avanzado. Julián es madridista y lo que siente se ha medido científicamente. La emoción ante un partido hace que el enfermo sienta hasta un 9 por ciento menos de dolor. Distrae del sufrimiento, la base de los cuidados paliativos.