El director de un instituto madrileño de Soto del Real se excedió en sus labores de espionaje. Ocultó cámaras en el aseo de los chicos, según ha declarado, para investigar actos vandálicos (pintadas y roturas). Pero un alumno descubrió la indiscreción y su familia lo denunció. Ahora los investigados son él y el técnico de mantenimiento que instaló las cámaras. En los centros educativos solo se permite la instalación de cámaras en los espacios públicos y por motivos de protección de los alumnos.