En la calle piden la libertad de Puigdemont. Y dentro de los muros del parlamento catalán deciden ir a un nuevo pleno de lo imposible. Objetivo: seguir insistiendo en su escalada a ninguna parte. Que Puigdemont pueda ser elegido presidente de la Generalitat. O todavía vamos a más, que Jordi Sànchez o Jordi Turull también puedan serlo. Los dos están en la cárcel. De nuevo paso adelante inútil. El Tribunal Constitucional no permite una investidura a distancia. Así que la bronca de nuevo servida.