Sobre las 6:00 de la madruga los operarios consiguen ponerle el arnés a la cruz y separarla del pedestal ante los gritos de un pequeño grupo que todavía se resiste desde un balcón. Es el final de una larga noche que comenzaba con el desalojo de la plaza, acordonada y vigilada por decenas de agentes. El polémico traslado de una cruz franquista que tiene dividida a Callosa de Segura. Por un lado la Plataforma en Defensa de la Cruz, que recurrirá su retirada porque la considera un símbolo religioso sin connotación política; por otro, una minoría de ultraderechistas, uno de los detenidos entre ellos; y por último, la corporación municipal, celebrando que por fin se cumpla la Ley de Memoria Histórica.