Engañadas, las llevaban hasta sus instalaciones desde todas partes del país. Adolescentes de zonas rurales que pensaban que iban a la ciudad para desempeñar tareas domésticas, pero una vez allí se encontraban en una auténtica fábrica de bebés. A las que no iban embarazadas las obligaban a hacerlo, para después vender a los recién nacidos. "Me pusieron una medicina y el parto empezó, cuando estaba embarazada de siete meses", explica una joven. Tardó tres días en dar a luz. El bebé murió.