No ha sido una protesta más. Las cifras de las detenciones, al menos medio centenar, y los 40 heridos dan idea de la violencia vivida en la manifestación contra la reforma laboral en París que pretende flexibilizar el mercado galo. Las autoridades buscan a individuos encapuchados que lanzaron todo tipo de objetos a los agentes y destrozaron mobiliario urbano y escaparates. Por su parte las denuncias a través de Twitter de muchos manifestantes acusaban a la policía de una represión desmedida con cañones de agua, gases lacrimógenos y porras.