Depués de dos impresionantes erupciones da la sensación de que la furia del volcán Calbuco se aplaca. Aún así no hay que fiarse. Lo dicen los sismólogos y lo repite la presidenta chilena que ha viajado a la región de Los Lagos para supervisar sobre el terreno el operativo de emergencia. Más de 4.000 personas han sido evacuadas. Viven 60.000 en el entorno de los 30 kilómetros señalados ayer como zona de exclusión y se mantiene la alerta roja, pero lo peor podría haber pasado. La lluvia de ceniza y lava incandescente caída sobre flores, calles, y habitantes es ahora de lo que más hay que preocuparse.