Siria ha sido el asunto más espinoso de la cumbre, el que ha dividido a los líderes. Han decidido destinar 1200 millones de euros para ayuda humanitaria. Esa ayuda y la necesidad de impulsar el diálogo es el único acuerdo al que han podido llegar. Rusia ha bloqueado cualquier intervención en suelo sirio. Se opone al envío de armas a los rebeldes. Tampoco acepta una futura zona de exclusión aérea. Moscú es aliado del régimen y ni siquiera ha permitido que el G-8 exija la dimisión de Bachar el Assad.