Todavía con las manos ensangrentadas y en una de ellas portando un cuchillo de grandes dimensiones y un machete, el presunto asesino pide perdón ante una cámara por las mujeres que hayan tenido que ver el asesinato. Añade que la razón de este hecho es que muchos musulmanes mueren así todos los días. Según algunos testigos del barrio londinense de woolwich, primero lo atropellaron y después los dos hombres se bajaron de un coche y lo degollaron al grito de "Alá es grande". Cuando llegaron las autoridades abatieron a tiros a los atacantes dejándolos heridos.