Para muchos griegos, llegar a mitad de mes, no a fin de mes, ya es un suplicio. Natalia tiene 29 años y es funcionaria. Dice que ha recortado gastos, que se compra menos ropa y que sale sólo una vez a la semana. Además, afirma que se ven muchos más mendigos en la calle, gente que antes tenía casa y trabajo y ahora no tiene más opciones. Su última esperanza es que Europa no permita que Grecia siga por más tiempo en el fondo del pozo.