En las principales ciudades libias se repiten cada noche enfrentamientos con los que el régimen trata de sofocar la revuelta. Se habla de cientos de muertos, y de militares que desertan y se unen a la revolución. La guardia de fronteras ha abandonado sus puestos, por lo que entrar o salir del país escapa a cualquier tipo de control. Seis días después de que se iniciaran las protestas, el régimen se tambalea. Durante todo el día de ayer se cumplieron las peores amenazas pronunciadas por el régimen libio contra los manifestantes. Trípoli permanece "sitiada" por hombres armados que circulan en vehículos y disparan a los civiles. Una situación cuyo final no se cree cercano.