La romería de Los Realejos: tradición y un buen madrugón

Los vecinos del norte de Tenerife reciben con ganas la celebración en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza y adelantan el despertador para preparar las carretas y la comida

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

Los Realejos pone el broche de oro a un mes cargado de tradiciones y festejos con su tradicional romería en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. Las calles del casco histórico del municipio norteño se llenaron este domingo, una vez más, de vecinos y visitantes que se encargaron de llenar de color esta fiesta en la que participaron más de 80 carretas de diferentes colectivos de la zona y que engalanaron una jornada en la que acompañó hasta el tiempo, ya que el calor sofocante dio una tregua durante buena parte del día y se pudo disfrutar de la música y el baile.

Acudir a la romería de Los Realejos supuso para muchos tener que adelantar el despertador porque, aunque la comitiva salió de la Parroquia Matriz del Apóstol Santiago alrededor de la una y media de la tarde, fueron muchos los que ya estaban levantados a las siete de la mañana para ultimar los detalles de las carretas. Fue el caso de Jonay Hernández y sus compañeros del grupo Senderistas 8.0, que desfilaron de los primeros en la romería. Se levantaron sobre las seis de la mañana porque había que trasladar la carreta hasta el centro de la ciudad pero el cansancio no se les notaba mientras repartían pulseras con las que identificar a los miembros de este grupo, unas 60 personas que se encargaron de repartir manjares entre los curiosos que se apostaron durante todo el recorrido. «Preparar la carreta nos ha llevado cinco días. Ayer [por el sábado], fue el turno de la comida», relató Jonay Hernández minutos antes de que comenzara la misa.

Agustín Domínguez, su familia y amigos llevan más de tres décadas participando en la romería de Los Realejos con una carreta. A pesar de que se juntan más de 70 personas, tan solo tres o cuatro se pueden subir a este vehículo: el encargado de la parrilla y dos personas que repartan comida. Agustín Domínguez, que durante la mañana aún estaba decorando la carreta con racimos de uvas, fue uno de ellos y explicó que, si bien este año no pudieron modificar mucho la decoración con respecto al año pasado, se habían encargado de hacer la suficiente comida para que nadie pasara hambre y por eso hablaba entre huevos duros, chuletas y queso listo para repartir en cuento arrancara el recorrido por el casco histórico.

Los de siempre es el nombre de la carreta con la que desde hace tres años participan en la romería Elizabeth Zamora y sus amigos. Este año celebró su cumpleaños de esta forma tan original, reuniendo a unos 50 amigos a los que agasajó, junto a su grupo de amigos más cercano, de buena comida. Tan bien preparados iban que llevaban hasta mesas plegables que instalaban cuando el recorrido se ralentizaba. «Nosotras somos de Icod El Alto», precisaban sus compañeras Idaira y Raquel mientras Zamora terminaba de preparar el pan, los huevos y las papas que poco después repartieron entre los asistentes.

Adrián Ortiz e Ithaysa Fariña acudieron sin carreta pero tampoco se les hizo tarde. Aprovecharon que no tenían que trabajar para acudir temprano desde Puerto de la Cruz, algo que nunca habían hecho en el caso de la romería de Los Realejos. «Nos gusta ir a las romerías del norte de la Isla porque cogemos un taxi y en nada llegamos», comentaron mientras esperaban al resto de integrantes del grupo de amigos. Novelería. Eso es lo que les animó a dedicar la jornada dominical a las tradiciones, reconocieron. Cande González y su marido tampoco son de Los Realejos pero nunca faltan a esta cita. Llegaron desde El Médano porque, declararon, «esta romería tiene algo especial, nos lo pasamos muy bien y además se respetan las tradiciones».

Así, pasadas las doce de la mañana dio comienzo la eucaristía que contó con la participación del grupo Tigaray, encargado de la interpretación musical de la misa canaria. Además, durante la salida de las dos imágenes, la Agrupación Folclórica Sabinosa de El Hierro se encargó de llevar el ritmo. A lo largo de la hora durante la cual se prolongó la misa, muchos curiosos comenzaron a reunirse en la plaza Viera y Clavijo, que estaba repleta cuando pasadas las 13:15 horas se oyó «¡Viva la Virgen de la Cabeza! ¡Viva San Isidro!» y el bucio y las chácaras dieron comienzo a la fiesta tras la liturgia religiosa. Ya en ese momento quedó claro que los tinerfeños que acuden a esta celebración lo hacen respetando las tradiciones puesto que muchos presumieron de las vestimentas más tradicionales, tal y como la Concejalía de Fiestas y de Patrimonio Histórico había solicitado, aunque muchos coincidieron en afirmar que «no hace falta que el Ayuntamiento nos diga que hay que venir bien vestido, es natural que en una fiesta como esta queramos lucir nuestros trajes», afirmaron algunos en la plaza Viera y Clavijo durante la mañana.

Justo antes de que diera comienzo la romería, la Virgen de la Cabeza salió bailando del templo llevada por vecinas que danzaban al son de la música tradicional y a quien siguió San Isidro Labrador, quien también se movió al ritmo del folclore antes de que diera comienzo esta fiesta del pueblo, que devolvió al pasado a Los Realejos y a los visitantes que tienen marcado a fuego en el calendario esta cita a la que cada año parece que acude más gente, tanto de la Isla como turistas, que contemplaban encantados el despliegue de tradiciones.