Sin perder el norte

Casiano García, el hombre que transformó La Orotava

A finales del siglo XIX, este hombre emprendedor convirtió la Villa en un polo importante del comercio en el Norte

La plaza de La Orotava.

La plaza de La Orotava. / El Día

Marta Casanova

Resulta casi imposible llegar a imaginar cómo era Canarias con unos 300.000 habitantes hace cien años. En pleno debate sobre la capacidad de carga y el cambio de modelo para adaptarnos a una realidad totalmente diferente, con más de dos millones de residentes, me remonto a finales del siglo XIX para recrear la historia de un hombre emprendedor que sí supo transformar el modelo de ciudad que era por aquel entonces el municipio de La Orotava para convertirlo en polo importante del comercio en el norte de la Isla.

En los años en los que Casiano García Feo comenzó sus estudios de comercio en Santa Cruz, trasladarse desde Granadilla era bastante complicado. Para hacerlo debía coger un barco que partía de El Médano, pero su familia tenía claro que esa era la mejor opción para mantener, e incluso hacer crecer su negocio familiar del sur de la Isla. Es en la capital donde comenzó a formarse. Desde muy joven ya destacaba entre el resto de alumnos. Allí entabló amistad con el hijo del empresario Fernández del Castillo, propietario de Almacenes El Globo, que pronto se percató de su potencial nombrándolo, con tan solo veinte años, primero encargado y posteriormente socio, de un nuevo comercio en la calle Tomás Zerolo de La Orotava donde hoy su bisnieto Jesús Hernández García sigue con la tradición comercial.

Casiano García, el hombre que transformó La Orotava

Retrato de Casiano García / Marta Casanova

Fue ese el inicio de un romance entre Casiano y La Orotava que culminaría en un matrimonio indisoluble con su municipio de opción. Esa visión comercial, adelantada a su época, le lleva a firmar con su socio un acuerdo para convertirse en único propietario de aquel primer comercio donde se vendían productos principalmente para la agricultura que era la actividad predominante en esos años. Los ingresos obtenidos le permitieron incrementar su patrimonio con explotaciones agrícolas en la zona del Durazno, Los Orovales y una parte importante del núcleo urbano de La Orotava, convirtiéndose así en promotor del desarrollo arquitectónico del municipio en todo el entorno de la plaza de la Constitución. En 1924, Casiano construyó en las inmediaciones de la plaza del Kiosko dos edificios y posteriormente, en los sesenta se levantó el puente. Tras su muerte, entre 1973 y 1975 se llevó a cabo toda la ampliación con los locales comerciales que conocemos hoy.

El antiguo cine Orotava que es ahora la Sala Teobaldo Power fue un empeño suyo y a pesar de otras propuestas que le recomendaban instalarlo en Puerto De la Cruz, su insistencia hizo posible la construcción en un solar que ocupaba en el siglo XVIII la antigua “Casa Curras”. El arquitecto de esta obra que cuenta con una de las mejores condiciones acústicas de Canarias fue Marrero Regalado, también de Granadilla, con importantes edificios en la isla como el Mercado de Nuestra Señora de África, la Casa Cuna, la basílica de la Virgen de Candelaria y el Cabildo de Tenerife, entre otros. En cuanto a sus dotaciones, fue innovadora para la época, con un sistema de proyección único en España procedente de Estados Unidos y una capacidad para 1.200 espectadores.

| e.d.

El Cine Orotava. / El Día

En los años en los que comenzó el arduo proceso de obtención de agua a través de las galerías en lo más profundo de la tierra, fundó y presidió muchas comunidades. Ese interés le llevó a promover la realización de unos estudios sobre el alumbramiento de las aguas en el Valle de La Orotava, a cargo del eminente geólogo español Lucas Fernández Navarro a quien invitó a la isla en 1924 para analizar este sistema de captación. Años más tarde, en 1926 se celebró en Madrid un Congreso Geológico Internacional y como colofón, sus asistentes viajaron a Tenerife porque tanto en Tenerife como en Gran Canaria se dan los tipos de rocas y formaciones magmáticas conocidas en el mundo. Uno de los ejemplos principales son las sismitas que solo podemos encontrar en El Medano y Costa Rica. En la visita al Teide, Casiano ejerció como anfitrión.

Presidió también el Sindicato Agrícola del Norte de Tenerife, la FAST, organización creada por la grave situación de la agricultura canaria en la guerra mundial que llevó a algunos propietarios del Valle de la Orotava a constituir este sindicato y llevar ellos mismos la exportación de sus plátanos y además, formó parte del Cabildo, del que fue unos días presidente, entre el 5 y el 23 de noviembre de 1936, el año del estallido de la Guerra Civil.

Una de sus nietas, Ana Rosa Garcia, recuerda a su abuelo, fallecido en 1960, como un hombre honesto, recto, que no solo se dedicó a incrementar su patrimonio, sino que ayudó a muchos de los vecinos de La Orotava a emprender, compartiendo sus conocimientos para el despunte comercial del municipio sin pedir nada a cambio. «La mercancía bien comprada está ya la mitad vendida», es una de sus frases preferidas que aún recuerda Ana Rosa porque «mi abuelo insistía en que para abrir un negocio había que saber invertir y saber qué mercancía comprar». Y para saber hay que formarse, de ahí su insistencia en la formación y preparación académica. Dos de sus seis hijos, Casiano y José, estudiaron ciencias comerciales en Londres porque consideraba que los ingleses eran los mejores en comercio mientras que otro de sus hijos.

Casiano García, el hombre que transformó La Orotava

Un anuncio del refugio de Altavista, en el Teide, con Casiano García como administrador / El Día

A su vuelta se incorporaron en la empresa familiar y lograron hacerla crecer convirtiéndose también en mayoristas. La empresa familiar evolucionó durante décadas y, a partir del año 1978, se convirtió en Tejidos García Feo, que estuvo en manos de su nieto César Esteban Hernández, y ahora regenta un bisnieto César Hernández Llopis. Otro de sus hijos, Inocencio, estudió agricultura en Francia. Como dato curioso que nos muestran el modo de vida de aquella época, Casiano aportó a su matrimonio con la portuense María Teresa Torrens, un total de 21 fincas y cuando ella enfermó de anemia perniciosa compró por media peseta el metro cuadrado, un terreno de 11.000 metros cuadrados en Las Cañadas del Teide. Se implicó en la cultura de su municipio de adopción y contribuyó a fomentar fiestas tan tradicionales como la Romería de San Isidro, nombrado Romero Mayor Honorario por su contribución al desarrollo de esta celebración.

Del baúl de los recuerdos, Ana Rosa me muestra un folleto en el que lo nombran administrador del refugio de Altavista pero lo más curioso que cobra hoy máxima actualidad es la indicación que se hace a los turistas junto a las tarifas por pernoctar allí: “Se suplica muy encarecidamente a los señores turistas tengan el mayor interés en la conservación y limpieza del Refugio, dando cuenta al administrador D.Casiano Garcia Feo de cualquier falta que adviertan para corregirlo, si es posible”. Pero nada de “Tourist go home”. La historia está cargada de personas, a veces anónimas, que con sus logros nos recuerdan que no solo debemos reclamar buenos administradores y políticos que gestionen, una sociedad prospera con personas emprendedoras que se esfuerzan por mejorar ellos mismos y su entorno, con iniciativa, coraje y amor por la tierra. Merece de vez cuando recordarlas para no perder el norte.

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