Sin perder el norte

Lo que el fuego se llevó en Tenerife

El canal de Aguamansa vive los peores momentos de su historia a causa del incendio. La situación sigue siendo crítica porque las últimas lluvias han incrementado la inestabilidad del terreno

Lo que el fuego se llevó

Lo que el fuego se llevó / Marta Casanova

Marta Casanova

Benito Rodríguez fue uno de los protagonistas del vídeo emitido el pasado martes en el acto de homenaje a todas las personas que trabajaron de manera incansable en el incendio más grave que ha padecido la isla de Tenerife. Benito y su familia son los encargados del mantenimiento del canal de Aguamansa, una de las principales conducciones de transporte de agua en la Isla que abastece, principalmente, al área Metropolitana, aunque a su paso suministra también a los municipios de la comarca de Acentejo. La rotura del canal como consecuencia de los desprendimientos que provocó el incendio iniciado el pasado mes de agosto ha sido, sin lugar a dudas, la situación más complicada a la que ha tenido que enfrentarse durante los 40 años que lleva trabajando como rematador.

Para hacernos una idea de la magnitud de esta infraestructura, se trata de una de las más largas de la Isla, con un caudal de 1.600 pipas de agua por hora (768.000 litros/hora) y una longitud de 24 kilómetros. Discurre por un terreno abrupto a una cota que alcanza en su punto de partida los 1.038 metros sobre el nivel del mar, en la zona conocida como El Orégano, entre los municipios de Los Realejos y La Orotava. Al finalizar su trazado en el paraje de Los Dornajos, en La Victoria a 775 metros sobre el nivel del mar, la distribución se realiza a través de otras canalizaciones, como el canal Victoria-Santa Cruz y el trasvase Los Dornajos-Los Baldíos, puesto que nunca culminó el proyecto inicial que preveía prolongarlo hasta Santa Cruz. El tramo más inaccesible y escarpado es precisamente la ladera del Valle de La Orotava, afectada por el incendio, por lo que ha resultado inviable trabajar en condiciones de seguridad.

Lo que el fuego se llevó

Lo que el fuego se llevó / Marta Casanova

La gestión de esta infraestructura hidráulica corresponde a la comunidad de aguas Canal Aguamansa Santa Cruz. Su gerente, Francisco Javier González Carrillo, señala que «desde el primer momento se ha priorizado la seguridad del personal encargado de la reparación. Han sido momentos de mucha preocupación y sólo se ha actuado cuando los técnicos así lo indicaban y siempre con el acompañamiento y bajo las indicaciones de los bomberos. La situación ahora sigue siendo crítica puesto que las últimas lluvias han incrementado la inestabilidad del terreno. Llevamos 60 años ofreciendo un servicio esencial con eficacia y sin pérdidas de agua en la conducción, pero esta ha sido una catástrofe natural que ha provocado una situación inesperada».

Lo que el fuego se llevó

Lo que el fuego se llevó / Marta Casanova

«A corto plazo, solo cabe actuar como se viene haciendo hasta ahora, arreglando las sucesivas roturas provocadas por los continuos desprendimientos y caída de árboles. A medio y largo plazo, se ha planteado a la administración una serie de actuaciones que pasan por más túneles y el aseguramiento de los taludes que en la actualidad están muy inestables por el incendio y las lluvias. Por lo tanto, consideramos que es el momento de buscar una solución definitiva que evite poner en riesgo el abastecimiento a la población, teniendo en cuenta que ésta no será inmediata, dada la complejidad de los trabajos y la zona donde se tienen que realizar».

El canal en ese punto se encuentra incrustado en una pared totalmente vertical a lo largo de tres kilómetros y sin posibilidad de acceso con vehículos especializados o maquinaria, por lo que el personal únicamente ha podido realizar trabajos manuales accediendo a pie desde Aguamansa, en La Orotava, o desde Santa Úrsula. Durante el incendio y hasta el día de hoy se han producido más de quince roturas y obstrucciones que han sido solventadas sobre la marcha, pero la situación en la actualidad es insostenible. A pesar de que se han podido desviar 1.000 pipas a un canal más bajo, sigue faltando mucha agua que antes abastecía la zona.  Las últimas lluvias, tan esperadas por todos y tan oportunas para dar por extinguido el incendio, han provocado más desprendimientos impidiendo aún más el acceso peatonal para poder desescombrar toneladas de material que sepultan el canal en la zona más inaccesible. Tal es así, que los operarios que están saneando la zona para que los trabajos puedan realizarse con seguridad tuvieron que ser trasladados en helicóptero.

Desde la construcción de este canal, en los años 60 del siglo XX, jamás se había vivido una situación similar. «La ladera ha sido pasto de las llamas y el canal, a pesar de ser una infraestructura capaz de resistir al fuego, no ha podido soportar las condiciones del suelo. Si bien la construcción de este canal fue complicada por su situación geográfica, ahora nos encontramos con el agravante de los efectos del fuego, que nos presenta otro modelo de ladera totalmente diferente, sin vegetación y sin capacidad de sujeción».

La comunidad de aguas Canal Aguamansa Santa Cruz se constituyó en 1963 con la finalidad de conducir el excedente de aguas alumbradas en el Valle de La Orotava a otras zonas cuyos recursos eran más escasos. Por iniciativa de las propias comunidades de agua del Valle, se inicia la construcción de un canal completamente cubierto que ha llegado a transportar hasta un total de 3.250 pipas de agua por hora. Su rendimiento hasta el fatídico incendio ha sido siempre del 99%, con unas mermas que no han superado el 1% frente a las pérdidas de agua en otras redes de abastecimiento de algunos municipios, que llegan a alcanzar el 50%. A pesar de la disminución de los recursos hídricos del acuífero de la Isla, el canal sigue recibiendo gran cantidad de agua que proviene de 19 galerías desde La Guancha hasta La Orotava. «Para hacernos una idea, es el equivalente a la Autopista del Norte, pero para el transporte de agua y sin las actuales colas, de vital importancia para el suministro de los municipios del Valle de La Orotava, la comarca de Acentejo y el área Metropolitana», agrega Francisco Javier.

Las aportaciones de las comunidades y el canon de transporte que pagan sus usuarios –ayuntamientos y empresas, principalmente–, permiten la sostenibilidad del canal que, como comunidad de aguas, no reparte beneficios y sus ingresos se destinan íntegramente al canal. Ahora, el escenario se ha complicado y esta zona catastrófica en términos jurídicos requerirá una importante inversión que permita al canal seguir prestando este servicio vital.

La historia de Tenerife está estrechamente ligada a la búsqueda de agua en el subsuelo. No ha sido una labor fácil. Adentrarse en el corazón de la Isla para encontrar un recurso vital como es el agua ha supuesto, en muchos casos, jugarse la vida y mucho esfuerzo económico por parte de quienes arriesgaban todos sus ahorros, a expensas de perderlos si no se conseguía el resultado esperado. Aun así, contamos en la Isla con 1.600 kilómetros de galerías con su correspondiente entramado de tuberías y canales para llegar a las superficies agrícolas y núcleos urbanos. Como en el caso del Canal de Aguamansa, la orografía de nuestro terreno ha hecho que la mayoría de ellos se encuentren en lugares de complicado acceso, pero ha sido la pericia humana, unida a la necesidad de conseguir agua, la que nos ha permitido abrir cada mañana el grifo.

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