Diez años sin Jesús Mendoza, el apóstol de la Patrona de Canarias

El Ayuntamiento retoma el proyecto para instalar una escultura del religioso como homenaje a su labor en la Villa

Jesús Mendoza frente a la imagén de la Virgen de Candelaria.

Jesús Mendoza frente a la imagén de la Virgen de Candelaria. / El Día

Una sonrisa permanente y la sotana blanca: es la imagen inconfundible del que fuera durante años el prior de la Basílica de Candelaria, en Tenerife, Jesús Mendoza. Querido sobre todo por los vecinos de la Villa Mariana pero también por multitud de feligreses que visitaban el recinto religioso, su fallecimiento hace ahora diez años, dejó con el corazón encogido a toda la comunidad de la Isla y del municipio.

En el décimo aniversario de la muerte del Padre Mendoza, la alcaldesa de Candelaria, Mari Brito, anunció que se retoma un viejo proyecto pensado para rendir homenaje al que fuera su sacerdote más querido: la instalación de una escultura a tamaño real en el municipio.

La idea fue auspiciada un año después del deceso del prior por la Asociación Padre Jesús Mendoza, que ya desde 2014 entendió que la figura del religioso merecía un reconocimiento. Uno más, ya que el sacerdote era hijo adoptivo del municipio y, a título póstumo, se le concedió también la Medalla de Oro de La Villa.

“Con esta iniciativa queremos poner en valor el compromiso y servicio durante toda su vida con las personas del municipio de Candelaria en la que atesoró innumerables méritos entre los que estuvo la promoción de la Casa de Acogida Virgen de Candelaria, el impulso de Cáritas Interparroquial, así como su labor al frente de la Comunidad de Frailes Dominicos, dinamizándola y acercándola a la ciudadanía”, alega Mari Brito.

El cantante venezolano, José Luis Rodríguez "El Puma" (i), junto al párroco de la basílica de Candelaria, Jesús Mendoza.

El cantante venezolano, José Luis Rodríguez "El Puma" (i), junto al párroco de la basílica de Candelaria, Jesús Mendoza. / Efe / Ramón de la Rocha

La importancia de Mendoza

Desde sus inicios religiosos, estuvo vinculado al municipio de Candelaria; mientras estudiaba, continuó pasando muchos veranos en el convento de su Orden de la Villa Mariana. Años más tarde, el 23 de diciembre de 1972, fue ordenado presbítero en la iglesia de San Andrés Apóstol del barrio candelariero de Las Cuevecitas, oficiando su primera misa en la Basílica de Nuestra Señora de Candelaria. Su primer destino fue Córdoba.

Tras pasar dos décadas en la Península, en 1986 regresó a Canarias para tomar posesión como Prior de la comunidad dominica de Candelaria y rector de su Basílica, así como párroco de Santa Ana de dicha Villa y Santa María Magdalena de Las Caletillas. En la actualidad, era Vicario del Provincial en el Convento y Rector de la Basílica de Candelaria.

El Padre Jesús Mendoza, de trato bondadoso y cercano, era muy querido entre todos, también de forma particular, por sus vecinos de Candelaria. Como reconocimiento a su dilatada labor pastoral, el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) de Candelaria-Caletillas le concedió la Placa al Mérito Turístico en 1993 y en 1994 se le concedió el título de Hijo Adoptivo de la Villa y rotular con el nombre de “Padre Jesús Mendoza” a una calle de la misma.

Su vida se caracterizó por su entrega a los demás, especialmente hacia las personas mayores. Con inquietudes humanas y sociales de ayudas a los necesitados, se mostró entregado, y se volcó con ilusión en ayudar al prójimo. Entre sus últimas iniciativas figura la Casa de Acogida de la Fundación Canaria Santuario de Candelaria, cuyo objetivo es que los mayores menos favorecidos tengan acogimiento y una mayor calidad de vida.

Candelaria le debe a Jesús Mendoza el impulso de la parroquia de Santa Ana, el centro de acogida que promovió en la subida de Iguesta y abierto hace unos años. Con Jesús Mendoza llegó la apertura de la Basílica al pueblo. Fue el apóstol de María de Candelaria, a la que llevó en peregrinación a Santa Cruz y La Laguna. Entre sus retos conseguidos, la ruta mariana del obispo Damián Iguacen; su desconsuelo, la remodelación de la plaza de la Basílica, que avanzó con los nuevos guanches.

Jesús Medoza en una de sus últimas apariciones.

Jesús Medoza en una de sus últimas apariciones. / El Día

El talante personal

A Jesús Mendoza más de una vez se le vio detrás del muro de algún solar del pueblo para luchar contra la droga. Temperamental, carismático, predicador por definición, era el “obispo” del pueblo.

Tal era el cariño de sus feligreses, que el día de su sepelio las muestras de dolor fueron una constante. Casi tanto como de agradecimiento y de recuedos, muchísimos recuerdos de los momentos vividos con el párroco.

“Una vez, tras una misa, fui a felicitarlo porque, con su voz, la homilía me llegó al corazón” o "Recuerdo una vez que una señora que tenía demencia senil dijo que quería que el padre Jesús le diese la comunión y desde que se lo comenté fue a su casa a verla", son algunos de los testimonios recogidos en el velatorio de Mendoza.

"Era una persona tan humana que seguro que ahora está pidiendo por todos nosotros", es el resumen de la devoción que la comunidad de la Basílica de Candelaria tenía por el padre Mendoza.

La devoción del pueblo por su prior se traduce en numerosos reconocimientos. El 14 de noviembre de 1988 fue nombrado Hijo Adoptivo de Candelaria, siendo en 2009 pregonero de las Fiestas de la Virgen de Candelaria. Además, cuenta con una calle que lleva su nombre en el municipio desde finales de la década de los 90.

Por otro lado, en 2013, unos días antes de fallecer, recibió la Insignia Especial a la Labor Humanitaria por parte del Centro de Iniciativas Turísticas de Candelaria (CIT) y el premio de Valores Humanos por parte del Cabildo de Tenerife.