Cuando el pasado sábado 23 de julio se ordenó la evacuación de varios núcleos poblados de Las Llanadas, en Los Realejos, también se marcó un nuevo hito en la gestión de este tipo de emergencias. Al tratarse de un entorno de medianías, con gran tradición agrícola y ganadera, fue necesario evacuar de la zona a más animales que personas. El Ayuntamiento de Los Realejos, el Cabildo de Tenerife, Cruz Roja y el Colegio de Veterinarios colaboraron en la puesta en marcha de un operativo público que, según los datos municipales, sacó de la zona de riesgo a 270 cabras, 25 caballos y mulas y 65 perros, además de varias decenas de gatos, gallinas y pájaros.

La evacuación de animales marca un hito en la gestión de emergencias

A los más de 400 animales que pasaron por el operativo público hay que sumar diversas acciones privadas como la del veterinario Enrique García, natural de esta zona de medianías, que desde un primer momento, y sin conocer la puesta en marcha de un protocolo oficial, empezó a gestionar la recogida, traslado y acogida de gran cantidad de caballos, mulas, burros, cabras y perros de conocidos.

«Mi teléfono no paraba en ningún momento y, tirando de amigos y conocidos, logramos sacar de la zona de peligro a más de un centenar de animales. Hay que destacar la gran colaboración que tuvimos de personas vinculadas con el mundo del caballo que vinieron hasta Los Realejos con sus remolques para llevarse a los animales de personas que no tenían medios para transportarlos», recuerda Enrique García.

«Trasladamos animales a fincas de La Orotava, El Sauzal, Tacoronte e, incluso, Granadilla de Abona. La gente se unió y colaboró para protegerlos», valora este veterinario realejero.

La edil de Participación Ciudadana, Macarena Hernández, fue una de las encargadas del dispositivo, que contó con el apoyo de Peludos Felices y el Refugio Internacional de La Cruz Santa, «así como de numerosos particulares que, incluso, acogieron rebaños de cabras en El Rosario». En esa primera jornada, muchos animales se llevaron hasta el pabellón de Las Llanadas, «donde incluso tuvimos que comprar leche para poder amamantar a diez crías de gato que fueron rescatadas de una zona de riesgo».