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Orgulloso de ser canario y el primer doctor gitano en Psicologia

José Carmona Santiago representa el valor del esfuerzo de quien hasta hace apenas trece años carecía de estudios primarios

José Carmona se asoma a la ventana de una sociedad que todavía mantiene algunos prejuicios . Andrés Gutiérrez

«Orgulloso de ser canario y el primer doctor gitano en Canarias». Es la carta de presentación de José Carmona Santiago, 47 años, nacido en Argentina (1974), aunque la mayor parte de su vida se ha desarrollado en el Archipiélago. Entre Las Palmas y Tenerife, donde reside, trabaja y ha formado su familia. Su tesis se ha basado en una investigación pionera que analiza la realidad de las familias gitanas y las causas del fracaso escolar de sus hijos. Él mismo carecía de los estudios primarios hasta hace tan solo 13 años. Estudió el Grado en Trabajo Social en la ULL donde se ha doctorado y desarrolla su labor profesional en la Unidad de Absentismo Escolar de La Laguna.

José comienza a estudiar de forma reglada tarde, a los 33 años aunque antes, desde los 26, se forma en el centro de investigaciones bíblicas de Canarias (Ceivi), una institución evangélica, religión que profesa y de la que ha llegado a ser pastor. Supera etapas académicas. ESO, Bachillerato, el Grado y el Máster hasta convertirse en el primer doctor gitano de la ULL, en su caso, en Psicología y especializado en los ámbitos de la investigación y la intervención.

Un poco de historia para empezar: «Mi familia se dedica a la compraventa de ropa desde finales del siglo XIX. Mis tatarabuelos ya eran emprendedores junto a sus mujeres». Los orígenes familiares se ubican en la Axarquía de Málaga y la Alpujarra granadina aunque se produjo una emigración posterior a Melilla a principios del siglo XX y ya finales de los años 50 la llegada a Canarias. Carmona explica que se trata de gitanos asentado cuya forma de vida es la misma desde entonces. Señala el estudio de un primo, José Heredia, que ha investigado las raíces familiares hasta 1820. Considera el flamante doctor que «encontraron aquí el espacio soñado para montar su negocio. No encontraron rechazo alguno para construir una vida digna con su trabajo».

Indica José que «aquí no existen los estereotipos con los gitanos que se dan en la península donde han sido marginados en sitios la 3.000 Viviendas de Sevilla o La Cañada Real en Madrid». Aquí, «los gitanos no son noticia», resume. La razón es que su adaptación es total en una sociedad en la que no hay guetos, ni chabolismo, ni lugares alarmantes como los mencionados. En definitiva, «es una comunidad que pasa desapercibida» apostilla.

Carmona explica que el Archipiélago canario se convirtió en el «espacio idílico» para las familias del pueblo caló que llegaron del sur de España y querían trabajar y echar raíces. En las islas pudieron recuperar parte de su identidad porque podían comercializar, comprar y vender –algo que se les había prohibido en la península‒ y no recibieron el rechazo de la sociedad canaria.

Carmona analiza algunos estereotipos anclados en la sociedad en general. Por ejemplo, el machismo. Subraya que «es algo que está ahí desde la prehistoria y en toda la sociedad. Los gitanos luchamos contra esta lacra y contra la violencia de género que condenamos igual que la ejercida contra la infancia». Porque, resalta, «nuestro núcleo es la familia y la familia es sagrada».

«Somos una nación cultural no territorial que se reconoce en cualquier parte del mundo», sentencia para añadir: «Tenemos una bandera y un himno, además de haber sufrido un genocidio, el Sadumaripen, durante la Segunda Guerra Mundial en el que los nazis asesinaron a cientos de miles de gitanos». Eso no es óbice para «sentirnos profundamente del lugar donde estamos, en mi caso canario y tinerfeño, o nacimos, Argentina». También hay mucho orgullo de ser gitano, «por supuesto», pero resalta que «la identidad del ser humano es múltiple».

Cree que «los estudios no me costaron tanto, porque me facilitaron siempre ese camino, pero a la hora de acceder al trabajo sí hay que demostrar algo más». Valora que «la gente se sorprende cuando ve que eres gitano pero creo que los canarios no tiene maldad sino desconocimiento».

Ser el primer doctor gitano en Canarias es «importante pero porque yo he querido y otros no. Hay ya una serie de estudiantes, una veintena, que pueden optar a ello. Ya no es noticia que un gitano sea universitario y poco a poco se rompe esa barrera. Estamos preparados para iniciar un camino y ser dueños de nuestro propio destino. En todas las profesiones».

Carmona piensa que «existe u n racismo estructural a nivel macro que no es de conducta» porque «el trato paternalista que nos dan muchas veces en el fondo es racismo». Resume: «Mi mayor riqueza es mi cultura. Me preocupan más la falta de oportunidades que los mensajes de odio, que también».

Integrar, compartir y aprender. Es la fórmula, según Carmona funciona porque «la cultura se retroalimenta con la diferencia». Como el cante flamenco con el blues o el jazz y la gastronomía gitana con la mezcla olores y sabores «que la hacen distinta a cualquier otra».

Carmona considera que la comunidad gitana «está integrada pero no incluida». Valora la escolarización, el acceso a la vivienda o al sistema universal de salud, Peor también reclama «una Canarias más gitana». Gestos como el reconocimiento del Día del Pueblo Gitano –el 8 de abril–, la presencia de la lengua, el romaní, «testimonial porque nos la han arrebatado» o la historia «que no parece en ningún nivel educativo».

Otro aspecto clave es la influencia de una religión «mayoritariamente evangélica», apunta. Las etapas de la vida y los ritos religiosos van unidos en la cultura gitana. Desde el bautizo a las ceremonias fúnebres o las bodas.

Un ‘topo’ literario

José reflexiona: «Desde Miguel de Cervantes el gitano es un topo literario –un lugar común que se repite– como malhechor y marginal. Y así ha permanecido durante siglos en el imaginario popular. Pervive esta idea en un mundo hispanohablante donde 300 millones de personas han aprendido a leer con este topo literario. Una imagen inconsciente pero constante».

La pandemia ha afectado a la comunidad gitana en las Islas «cono a todo el mundo». Resalta Carmona que «ha acabado con unas 50 empresas del mercado de la compraventa». Insiste en que «ya no se trata de venta ambulante salvo algún ejemplo puntual como el Rastro de Santa Cruz. Si se produce en un lugar fijo como pasa aquí deja de ser ambulante».

En Canarias residen entre 3.000 y 4.000 gitanos, de ellos aproximadamente 2.000 en Tenerife, sobre todo asentados en el Área Metropolitana.

Un trabajo ‘cum laude’

Carmona ha desarrollado en su tesis doctoral la investigación sobre Los modelos parentales del Pueblo Gitano en Canarias y su impacto en el éxito educativo», un estudio pionero que ahonda en la realidad de la comunidad caló de las Islas. Este trabajo obtuvo la calificación de cum laude de forma unánime por parte del tribunal que lo evaluó. Es el primer estudio científico que muestra el contexto social de la comunidad gitana en el Archipiélago ‒y saca a la luz las posibles causas del fracaso escolar de los niños y niñas de etnia gitana, que se estima en torno al 95%.

La tesis evidencia que en las familias gitanas en Canarias no existen indicadores de marginalidad. A diferencia de lo que sucede en la península, están perfectamente integradas en la sociedad canaria y viven en viviendas de alquiler, de propiedad o protección oficial. El doctor apunta que, en general, las familias tienen un buen nivel de vida y son muy escasas las que se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión, aunque «la falta de formación es una de las dificultades que hay que vencer».

El estudio hace un recorrido por la historia del pueblo gitano de Canarias, asentado e integrado socialmente, y muestra la investigación realizada en 95 familias de Arrecife (Lanzarote), Las Palmas, San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) y La Laguna, Arona y Granadilla (Tenerife) «desde un punto de vista social y científico, y siempre bajo el enfoque de la parentalidad positiva», indica la catedrática emérita de la ULL y experta en intervención y mediación familiar, María José Rodrigo López, una de las tres directoras de la tesis junto a María Luisa Máiquez Chaves y Marta García Ruiz.

En ese fracaso escolar, la multiculturalidad tiene un peso importante. Así en los colegios del sur de las islas los niños gitanos tienen menos problemas educativos. «Cuando los espacios son más diversos hay menos fracaso escolar, el profesorado tiene una mirada más abierta. Por eso, lo primero que hay que empezar a aceptar son las diferencias”.

José Carmona Santiago, graduado en Trabajo Social y primera persona de etnia gitana de Canarias en doctorarse en Psicología. Lo valora: «Suena bien pero yo no considero que haya roto barreras. Hay un momento en el cual elegí y ahora me siento un privilegiado de la vida, tanto en el aspecto familiar como en el profesional».

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