Los Realejos da un paso clave para salvar la histórica Casona de La Gorvorana

El Ayuntamiento adjudica, con el apoyo del Cabildo de Tenerife, la redacción del proyecto de rehabilitación del inmueble al arquitecto Fernando Arocha Ferreiro

Casona de La Gorvorana, en Los Realejos

Casona de La Gorvorana, en Los Realejos / El Día

Los Realejos ha dado esta semana un paso clave para salvar la histórica Casona de La Gorvorana, en Toscal Longuera, un inmueble del siglo XVII que está incluido en la Lista Roja del Patrimonio Cultural Español, elaborada por Hispania Nostra, por su avanzado estado de deterioro y los efectos de años de expolio y vandalismo. El Ayuntamiento acaba de anunciar la reciente adjudicación de la redacción del proyecto de rehabilitación de la hacienda al arquitecto Fernando Arocha Ferreiro, por un importe de 101.650 euros, financiados por el Cabildo de Tenerifey el Consistorio norteño.

En su ficha de la Lista Roja del Patrimonio Cultural Español se destaca que la casona está «en proceso de ruina», y que «la hacienda se ha convertido en lugar concurrido para vándalos y desaprensivos que han destrozado todo este histórico inmueble que data del siglo XVII, donde también se han detectado en el pasado pequeños incendios». Para acabar con este abandono, tras años de quejas vecinales y gestiones municipales, el Consistorio pone en marcha un viejo anhelo: rehabilitar la casona para que sea una parte clave del futuro auditorio.

El 80% de la inversión necesaria para la redacción de este documento saldrá de los fondos del Plan de Patrimonio Artístico de la corporación insular, y el 20% será aportado por el Ayuntamiento. El área municipal de Contratación, dirigida por la concejala Noelia González (PP), ya ultima los trámites para la firma del contrato que se llevará a cabo en los próximos días. Desde la Gerencia Municipal de Urbanismo, que dirige Laura Lima, se prevé realizar distintas reuniones con el equipo arquitecto, en las que estará presente también el primer teniente de alcalde, Adolfo González, con el fin de coordinar las primeras visitas al inmueble, una vez se rubrique el contrato, para «poder comenzar así el minucioso trabajo de redacción de proyecto».

Según Adolfo González, «después de un largo trámite de negociaciones en el que hemos logrado la cofinanciación con el Cabildo de Tenerife, por fin comienza a materializarse el objetivo de recuperar este inmueble tan importante para nuestro municipio, concretado ya con el equipo de profesionales que comenzarán de inmediato a crear el proyecto, lo que supone un ilusionante punto de arranque».

La licitación para la redacción del proyecto de reforma integral de la Casona de La Gorvorana aludía a la intervención necesaria para la rehabilitación, conservación, consolidación y restauración de esta edificación patrimonial, que ya preveía «la integración de cafetería abierta al patio, aseos, taquilla y guardarropa, una zona administrativa de oficinas, sala de exposiciones y de usos múltiples, sala de conferencias con aforo hasta cien personas, aulas para formación, espacio para pernoctación en períodos cortos para un máximo de 8 personas con aseo común y salas pequeñas de estudio o distintos usos culturales».

El proyecto ofrecerá, además, un diagnóstico más certero del estado actual de conservación y una propuesta de intervención inmediata, con especial atención a las técnicas y materiales a emplear y a su incidencia sobre los valores a proteger. Lograr la financiación para su ejecución será el siguiente reto para Los Realejos. Según los pliegos técnicos, «los servicios estarán situados de manera que den cobertura al futuro auditorio que pretende desarrollar en terrenos anexos, reservando el espacio central al aire libre de la casona para el desarrollo de actos culturales». Ese auditorio tendrá una capacidad para un millar de personas y ocupará una parcela de 4.326 metros cuadrados.

Más de 2000 metros cuadrados

La Casona de La Gorvorana, que ocupa una superficie de unos 2.025 metros cuadrados, fue la edificación principal del mayorazgo que lleva su nombre, que fue propiedad, en diferentes épocas, de los marqueses de Azialcazar, Mejorada del Campo y La Breña. En el siglo XIX cambió nuevamente de manos hasta que, a finales del siglo XX, pasó a ser una propiedad del Ayuntamiento de Los Realejos. Pese a tratarse de un bien municipal su estado de conservación es muy deficiente y hasta la fecha no se han ejecutado obras de rehabilitación. Cuenta con un patio con corredores sobre pilares, antiguas bodegas y gañanías y un espacio con tres pinturas al fresco del pintor acuarelista canario Francisco Bonnín, datados en 1897, bastante dañados por actos vandálicos. El inmueble tiene un valor catastral que supera los 860.000 euros.

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