La Villa de La Orotava recuperó en la tarde de ayer la playa del Bollullo, la zona de baño más visitada del municipio, que permanecía cerrada desde el 2 de julio a causa de unos desprendimientos y las posteriores obras de mejora de la seguridad. El Ayuntamiento de La Orotava ha invertido ya unos 130.000 euros en esta actuación, que continuará varias semanas más, por lo que mientras duren las obras, el acceso seguirá cerrado de lunes a viernes hasta las 15:00 horas. Los sábados y los domingos sí se podrá disfrutar de la playa sin restricciones horarias.

El Consistorio villero anunció en la mañana de este viernes que la playa del Bollullo volvía a estar disponible a partir de las tres de la tarde. Pese al tiempo de espera, no se produjo una avalancha de visitantes y la inmensa mayoría de las personas que acudieron a darse un baño desconocían incluso que había estado cerrada. En las primeras horas tras la reapertura sólo llegaron a la playa turistas peninsulares y extranjeros, que se sorprendían al enterarse de que habían llegado en el día y la hora adecuada.

Un joven tinerfeño, que se acercó a la playa con su novia madrileña, reconocía que la casualidad le había permitido «todo un triunfo», ya que apareció en la playa apenas media hora después de su reapertura, pese a que desconocía que había estado cerrada. Otra familia residente en la Isla eligió por casualidad la tarde del viernes 3 de septiembre para mostrar esta playa a unos amigos de la península. Unos días u horas antes, habrían perdido el viaje.

«Lo hemos notado mucho»

Paulo fue uno de los primeros villeros que puso sus pies en la playa del Bollullo después de dos meses de cierre. Y él sí que lo tenía preparado y planificado: «Desde que leí que la volvían a abrir, me organicé para venir con los chiquillos. Ya había muchas ganas. Los que somos habituales de aquí, lo hemos notado mucho este verano».

Con la playa de Los Patos oficialmente cerrada desde 2013, La Orotava ha sufrido entre el 2 de julio y el 3 de septiembre un verano atípico, con dos de sus tres playas clausuradas. Sólo ha estado disponible El Ancón, que es precisamente la más alejada y la que presenta mayores carencias de aparcamiento y de servicios. Después de ocho años sin Los Patos, el cierre del Bollullo generó mucha preocupación entre los usuarios, que temían que pudieran repetirse cierres tan prolongados como los causados por problemas similares en la realejera playa del Socorro, que estuvo casi 10 meses cerrada en 2010, o la playa de La Arena, en Tacoronte. El ejemplo más temido era el de la playa de Santo Domingo, en el municipio de La Guancha, cerrada por riesgo de derrumbes desde el año 2009 y aún pendiente de unas obras de aseguramiento de los taludes que no han concluido.

Julián también bajó del casco de La Orotava para reencontrarse con la playa más concurrida de la Villa. «Lo leí en las redes sociales y me vine con mi hija. A ella le encanta, no le gusta otra playa más que el Bollullo. Así que aprovechamos para venir hoy y disfrutar», explicaba. El día estaba espectacular y la marea baja ofrecía muchísimo espacio para elegir ubicación. No se prevé que el fin de semana sea tan tranquilo en cuanto a afluencia de bañistas.

La primera impresión de los más habituales no ha sido mala, pese a que las mallas de protección generan cierto impacto visual, al menos hasta que la vegetación del acantilado vuelva a recuperarse. «Parece que la espera ha valido la pena», recalcó Paulo, que ve «importante apostar por la seguridad» y considera «bienvenidas» las mejoras del camino de acceso y del vallado. Julián opina de la misma manera y reconoce que trabajar en esta playa «es muy duro, puesto que todo el material hay que bajarlo caminando: el cemento, la arena, el agua...».

Los trabajos han incluido la instalación de mallas de protección en prácticamente la mitad del acantilado; la mejora de la baranda de protección en todo el trazado; el refuerzo de parte del sendero; la instalación de un pequeño puente de madera para salvar la zona más afectada por la caída de rocas, y una torreta de vigilancia para los socorristas. Queda pendiente continuar con la instalación de más malla protectora en otras zonas de la ladera, por lo que hay una parte de la playa que permanecerá cerrada y balizada para evitar riesgos.

Chicho lleva 32 años como socorrista de la playa del Bollullo y en estos dos meses ha seguido bajando, sólo hasta el borde del acantilado, para colaborar en la vigilancia y evitar que la gente accediera. Lo ha pasado mal en esa labor y ayer celebraba que por fin su playa haya vuelto a la normalidad. Después de tres décadas, Chicho reconoce que no ha visto demasiados desprendimientos importantes en la zona: «Habrán sido cuatro o cinco veces y nunca han caído las rocas hasta la zona de la arena. Algunas de las piedras que pueden verse ahora llegaron durante los derrumbes controlados que se hicieron durante los trabajos, con ayuda de palancas». Sin embargo, entiende la preocupación de las autoridades municipales: «Les entiendo perfectamente porque una piedra que caiga y cause algún daño a alguien puede generar un problema tan grave como el de Los Gigantes».

Ayer se puso fin a un cierre que comenzó con la caída de varias rocas el 2 de julio. Tras la inspección de la zona, los técnicos del Ayuntamiento de La Orotava recomendaron el cierre y declararon la emergencia de los trabajos para asegurar el acantilado. El Grupo de Gobierno Municipal (CC) ha recordado que el comienzo de las obras se produjo «apenas 48 horas después» del cierre, pese a que fue necesario contar con una empresa especializada en realizar trabajos verticales.

«Desde el primer momento se ha trabajado de forma permanente en la zona, con el objetivo de abrir la playa lo antes posible. Sin embargo, las complicaciones del terreno y el estado del propio acantilado han supuesto que la obra se alargue en el tiempo, extendiéndose varias semanas más de lo que los técnicos habían previsto», reconoce el Gobierno municipal. Ahora se espera que los trabajos que restan y el horario reducido de lunes a viernes sólo tengan que mantenerse «durante un mes más».

El Ayuntamiento orotavense llegó a plantearse la reapertura del accesos a la playa a mediados de agosto, pero la idea fue pospuesta hasta el 3 de septiembre «como consecuencia de la decisión de los técnicos de aumentar la superficie a proteger», según informó el Consistorio.

La obra de la escalera de acceso a la playa de Los Patos, cerrada desde julio de 2013, lleva varios meses «a punto de reanudarse», pero el Consorcio de El Rincón, que es la entidad encargada de su gestión, no logra que se ponga en marcha. Después de que se aprobara el pago de las certificaciones pendientes y de una indemnización de 50.000 euros a la empresa adjudicataria, parecía que se retomaría este verano. Sin embargo, esta actuación, presupuestada en más de 500.000 euros, se paralizó en marzo de 2020 y sigue sin reactivarse.

La larga espera por Los Patos

A finales de mayo, el Consorcio de El Rincón concretó el acuerdo y los pagos para desbloquear la obra, pero más de tres meses después, los obreros no han vuelto a la zona. Tras nueve veranos seguidos sin escalera, en la Villa esperan que la reapertura de Los Patos pueda llegar en el verano de 2022. Un anhelo que ahora vuelve a ponerse en duda. Los trabajos pendientes tardarán unos seis meses más. Al menos la playa del Bollullo vuelve a estar disponible.

Basura bajo las mallas protectoras

Dolores, una usuaria habitual de la playa del Bollullo, lamenta que durante la ejecución de las obras no se aprovechara para retirar la basura acumulada en algunas partes del acantilado. «Se retiró parte de la vegetación pero bajo las mallas protectoras se pueden ver botellas y otros restos de residuos de plástico. Es una pena que cuando quitaron la maleza no aprovecharan para llevarse también esos residuos», critica. A su juicio, «es lamentable que en una intervención tan costosa y laboriosa no se haya tenido en cuenta la importancia de mantener más limpia la zona».

Impacto económico negativo

El cierre de la playa del Bollullo también ha generado un impacto económico negativo en negocios como el restaurante y el chiringuito Bollullo Beach, que han visto caer en picado su temporada alta. En la playa han perdido los dos mejores meses del año y en el restaurante la merma de clientes ha rondado el 50%. Con la playa cerrada, pocos se aventuran a bajar por la estrecha y deteriorada carretera, así que estos negocios han visto como sus mejores meses se han convertido en «un mal invierno» .