Para cumplir los objetivos y compromisos de lucha contra el Cambio Climático para 2030 y 2050 asumidos ante la Unión Europea, en España y en Canarias se han puesto en marcha las modificaciones legislativas y planificadoras necesarias. Para ello hay que avanzar en la descarbonización de nuestra actividad, mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por abandono de la combustión de productos constituidos por carbono, lo que supone sustituir las fuentes tradicionales de energía por otras renovables (hidráulica, eólica, fotovoltaica, geotérmica…).

En el corto plazo y en Tenerife, la opción más relevante es aumentar la generación eólica y fotovoltaica, además de sustituir la actual generación eléctrica y medios de transporte con derivados del petróleo por otros con menores emisiones de CO2. La cuestión es cómo alcanzar las reducciones previstas en los planes para 2030 y 2050.

El operador único del sistema energético en Canarias es Red Eléctrica de España (REE), y está obligado a ir ajustando en cada momento la oferta del sistema a la demanda de energía eléctrica de cada isla. Como las curvas de demanda y de oferta no coinciden, hay que almacenar la energía sobrante cuando la oferta supera a la demanda, para regenerarla cuando ocurre lo contrario.

Tradicionalmente este almacenamiento se realiza en España (es un referente mundial) con Centrales Hidroeléctricas Reversibles (CHR) que mueven un volumen de agua de un embalse inferior a uno superior, mediante bombeo con energía sobrante, para luego realizar el proceso inverso (bajar el agua al embalse inferior) turbinando y generando energía en los momentos de déficit. Un proceso cíclico que ya fue propuesto en diciembre de 2011, en el Avance del Plan Hidrológico de Tenerife (PHT) de primer ciclo.

Aunque existen otras opciones (pilas, volantes de inercia, …) tanto la Estrategia de Almacenamiento Energético (EAE) aprobada por el Estado, como la expuesta por el Gobierno de Canarias, se han inclinado por la opción de las Centrales Hidroeléctricas Reversibles. En El Hierro ya es una realidad Gorona del Viento y en Gran Canaria avanza el proyecto de Chira-Soria.

La situación eléctrica en Tenerife

La situación eléctrica en Tenerife presenta los siguientes síntomas:

Parte de la generación eólica ya existente es vertida fuera del sistema de forma habitual por el operador, porque falta dónde almacenarla y, además, se genera inestabilidad en la red por las dificultades para adaptarse a los cambios (rampas). Hay signos claros de ello (desviaciones de la frecuencia) e incluso desconexión de las centrales (ceros eléctricos).

Si el crecimiento de la generación con energías renovables debe ser mayoritariamente eólica, habría que multiplicar por más de 7 la generación actual (196 MW en 2019 hasta 1.390-2.250 MW) para llegar al objetivo de descarbonización total (objetivo 2040-2050), según prevé la EAE en Canarias.

Si en el momento actual ya está limitada la incorporación al sistema de la generación eólica por falta de Almacenamiento Energético y no estará disponible antes de 8 años (siendo optimistas), ¿cómo se van a lograr los objetivos de descarbonización parcial en 2030?

La implantación del almacenamiento energético compete al operador del sistema (REE) que cuenta con el incentivo de que los gastos corrientes por mejora de eficiencia se reducirán en unos 120 M€/año, por lo que la amortización de las actuaciones se conseguiría en poco tiempo. Pero debe tenerse en cuenta que el actual déficit de los sistemas eléctricos canarios se financia en un 50% con cargo a los Presupuestos Generales del Estado y el resto contra tarifas a los usuarios; sin embargo, esta situación es previsible que cambie ante el período de austeridad económica que se avecina para atenuar el déficit del PIB nacional.

El diagnóstico para Tenerife es pues que si en pocos años no se cuenta con la Central Hidroeléctrica Reversible de al menos 3 GWh de almacenamiento y más de 200 MW de potencia de turbinado, no se podrá crecer (hace falta multiplicar por 7) en la implantación de más aerogeneradores (tanto en tierra como off-shore), se bloqueará la recuperación de la actividad económica (estancamiento del PIB) por falta de suministro de energía eléctrica y se incumplirán los objetivos de transición energética (descarbonización) en 2030 y 2040.

Mientras tanto en Gran Canaria avanza la implantación de Chira-Soria (y posiblemente complementado con Cueva de Las Niñas-Soria) evitando los problemas expuestos para Tenerife.

El almacenamiento energético en Tenerife

En la última década (2011-2021) se ha avanzado muy poco en el Almacenamiento Energético en Tenerife. Analizadas entre 20 y 70 variantes por las entidades competentes, sólo se ha confluido en que debe ser en Güímar, en la zona de los barrancos que se ha degradado de forma impactante por las extracciones de áridos en los últimos sesenta años. Se pretende que las actuaciones derivadas del nuevo sistema hidroeléctrico contribuyan a la restauración ambiental e hidrológica de la zona.

Aunque REE ha elaborado varios documentos técnicos iniciales, se han formulado algunas reservas técnicas sobre las opciones elegidas y se ha planteado una alternativa, con una Balsa superior tras la Morra de Anocheza, de la que existe un documento inicial de 2012 elaborado por Balsas de Tenerife (Balten) del que se ha planteado su revisión. A los efectos de colaborar en este proyecto se cuenta con un ofrecimiento por parte del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos como profesionales expertos y complementarios en esta materia.

En resumen, la cuestión del Almacenamiento Energético en Tenerife está en el momento actual condicionada por:

Las Administraciones canarias han seleccionado como emplazamiento la zona de los barrancos de Güímar promoviendo que las actuaciones hidroeléctricas contribuyan a rehabilitar ambientalmente la zona y a la redefinición del drenaje territorial con criterios hidrológicos.

La solución final debe dar respuesta a los indicadores establecidos para Tenerife en la EAE en Canarias: > 3.0 GWh (de energía almacenada) y > 200 MW (de potencia de turbinado). Aunque sería deseable alcanzar 5.0 GWh.

Ambos embalses (o balsas) deben diseñarse con todas las garantías geotécnicas, tanto de conjunto (posibles deslizamientos) como de sus elementos (asientos diferenciales que incidan sobre la impermeabilidad del vaso); además de cumplir con las nuevas normas de seguridad para las presas y sus embalses.

La central hidroeléctrica (la caverna en el argot técnico) debe estar ubicada bajo el nivel del embalse inferior (unos 40 m) para evitar cavitaciones en las bombas y disponer de desagüe automático para evitar inundaciones.

Todos los elementos hidroeléctricos (embalses, conducciones forzadas y de aspiración, central eléctrica y líneas de conexión) configuran una infraestructura crítica y deben de tener garantizada su seguridad, especialmente frente al drenaje superficial de la zona y la circulación subálvea en los terrenos aluviales.

Estos condicionantes previos son esenciales y deben ser tenidos en cuenta desde el principio en los documentos básicos que sirvan para hacer el recorrido social (participación de colectivos, instituciones y ciudadanos) y administrativo (territorial y sectorial: ambiental, energético, hidrológico y económico-financiero). De no ser así, la actuación estaría condenada al fracaso.

A modo de síntesis, la Central Hidroeléctrica Reversible (bombeo – turbinado) en la zona de los barrancos de Güímar es quizá la actuación más importante y urgente a realizar en la isla por las razones siguientes:

Si no se dispone de ella en el plazo máximo de 8 años no se podrán cumplir los objetivos de Transición Energética comprometidos con la UE, con lo que ello acarrearía.

No podrá crecer la actividad económica insular por falta de suministro eléctrico, ante la falta de Almacenamiento Energético a gran escala y la imposibilidad de admitir en el sistema eléctrico más energía eólica.

Es una ocasión única para realizar, aunque sea parcialmente, la corrección medioambiental de un espacio muy degradado por las extracciones de áridos.

Su alta inversión (unos 500 millones de euros) se vería amortizada en pocos años por las economías que genera (más de 120 millones de euros cada año).

Existe una opción técnica alternativa a las consideradas hasta el momento por las instituciones implicadas que cumpliría con los requisitos necesarios.

El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santa Cruz de Tenerife, como colectivo de profesionales expertos y complementarios en esta materia, ofrece su colaboración a todas las entidades implicadas para resolver este problema.

Imagen de la primera Central Hidroeléctrica Reversible de Canarias, que ha supuesto un notable cambio en el sistema eléctrico de la Isla del Meridiano. |