La moción por la paz y el cumplimiento de la ley internacional en referencia a los conflictos de Palestina y el Sáhara Occidental se volvieron al final contra la propia ponente, María José Belda, de Sí Podmenos Canarias. Mantuvo la posición con firmeza ante el resto del pleno y acabó por retirar la propuesta. 

La ideología como argumento llega de vez en cuando al salón del Plenos del Cabildo de Tenerife. Suele ocurrir con Sí Podemos Canarias y esta vez lo representa su portavoz, María José Belda. Se mantuvo firme en sus posiciones, pero más bien sola. Incluso tuvo que defender que la suya era una opción colectiva y no personal. Durante el debate sobre la regasificadora (aprobado con su voto en contra), en las modificaciones de crédito (en la que no pudo ni votar en contra) o en su moción sobre la paz y el cumplimiento de la ley internacional en Palestina y el Sáhara. Esta la terminó retirando tras cincuenta minutos de agrio debate porque lo que se iba a aprobar no era lo suyo sino lo consensuado por los demás grupos.

La mañana empieza sonora. En volumen alto por la presencia en el exterior de los trabajadores del IASS y su protesta. En el interior por el supuesto «tono bajo» del presidente Pedro Martín cuando relacionaba datos positivos, Ahí intervino Belda. Empieza la sesión con su voto en contra en el Consejo de Administración de Metropolitano cuando se unen el equipo de gobierno y CC. También en las juntas universales de los distintas empresas insulares.

Aunque la sustituye Ruth Acosta en defensa de los postulados ecologistas durante el debate sobre la regasificadora –incluye algún atisbo de pleito insular– ella estaba allí dando la cara. Antes ya lo había hecho cuando defiende que votaría en contra de las modificaciones de crédito en la que intuye alguna maniobra favorable a determinada poderosa familia. Pero estaba por llegar el alegato sobre conflictos como los de Palestina o el Sáhara Occidental.

La posición «neutral» del resto de grupos del pleno choca frontalmente con la de Belda y su grupo. Anitisraelí y antimarroquí. Favorable a dos pueblos sin estado: el palestino y el saharaui. Desde el PSOE, Javier Rodríguez Medina, le echa en cara que fueran conflictos tan distintos los que ella había unido. Por el PP, Zaida González le achaca que no sea tan beligerante con palestinos o polisarios como con judíos y alauitas. Incluso llegan a discutir sobre el apoyo o no a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Las españolas.

Belda no da su brazo a torcer tan fácilmente. En una mañana suave en enfrentamientos personales, su compañero David Carballo, un dechado de buenas maneras, se enfada con la nacionalista Diana Mora cuando le dice que se había vacunado en enero «por suerte». La consejera de Coalición Canaria retira lo dicho.

De vuelta a Belda. Comprueba, 50 minutos después de intercambiar conceptos sobre historia y geoestrategia en el debate, que el texto a aprobar, consensuado por el resto, no era el suyo. No acepta apoyarlo y retira la moción. También Enrique Arriaga (Cs) retira la de vacunar a los transportistas como población esencial porque la cosa se enreda entre estrategias y derechos. Tampoco existió.