Un pequeño mirlo capaz de recorrer los más de 4.000 kilómetros que separan Escandinavia de Tenerife se ha convertido en los últimos años en el principal aliado para la conservación natural del escaso cedro canario (Juniperus cedrus) en el Parque Nacional del Teide. El mirlo capiblanco, cuyo nombre científico es Turdus torquatus, acude cada año a pasar el invierno en las cumbres tinerfeñas, donde consume los frutos de este cedro endémico y, al digerir las semillas, las deja mejor preparadas para germinar.

Los cuervos (Corvus corax canariensis) eran los principales responsables de esta función en el pasado, pero la drástica reducción de su población, que los tuvo al borde de la extinción a principios de este siglo, ha rebajado mucho su impacto en la expansión de las semillas de cedro canario. El Juniperus cedrus es un árbol de alta montaña que, según estudios realizados en el Parque Nacional del Teide, pudo cubrir buena parte de las zonas más llanas Las Cañadas hace miles de años. Los expertos del parque recuerdan que la reproducción natural de este árbol a través de semillas se facilita mucho al pasar por el estómago de algunos animales como “el cuervo, el lagarto o el mirlo capiblanco”.

Con el cuervo aún lejos del protagonismo que tuvo en Las Cañadas, donde se han instalado dos muladares con comida para incentivar la llegada de estas aves, el papel de este mirlo resulta ahora clave para el futuro del cedro. Permanecen en la isla entre noviembre y marzo, periodo en el que el Juniperus cedrus es parte de su dieta. Tras pasar aquí el invierno, regresan al norte de Europa volando por la costa africana.

Los ornitólogos han identificado una docena ejemplares, anillándolos durante el periodo que pasan en la isla, para saber si son reincidentes y, en muchas ocasiones, hemos podido observar que algunos individuos regresan a la isla año tras año. Algunos desde lugares tan lejanos como Noruega”, señala el biólogo del Parque Nacional del Teide José Luis Martín Esquivel. Para este experto, “la presencia de esta especie es una buena noticia para los trabajos de repoblación del cedro canario, porque al alimentarse de sus semillas, facilitan su dispersión”. Para apoyar esta labor, se han instalado en los últimos inviernos, anormalmente secos, bebederos en las zonas que más frecuentan.

El mirlo capiblanco es una pequeña ave muy parecida a los mirlos comunes, pero con una característica diferenciadora: una mancha de color blanco en forma de media luna en el pecho. El Parque Nacional del Teide ha realizado labores de seguimiento tanto de ejemplares de cuervo como de este mirlo para delimitar sus movimientos. Los resultados de estos estudios revelan que los cuervos tienen recorridos mayores en la isla, mientras que los Turdus torquatus, al menos en su estancia invernal, “se desplazan por una zona más limitada, cercana a las fuentes de agua y los cedros”.