Con 17 m y 0,278 hm3, en la frontera de la Corona Forestal del municipio de Vilaflor, fue una vieja aspiración de los chasneros, para el riego de unas 350 hectáreas de terreno dedicadas al cultivo de la papa, que el Consejo Insular de Aguas llevó adelante en la margen derecha del Barranco de la Vica, a la cota 1.300 m, el emplazamiento de mayor altitud de las Canarias occidentales [Foto 2009].

Con 5,4 m y 0,014 hm3, en el municipio de El Tanque, en una depresión producida por la actividad extractiva de tierras para la roturación de nuevas fincas en la plataforma costera, demuestra cómo una obra hidráulica puede contribuir también a la rehabilitación paisajística [Foto 2007].

De los 18 emplazamientos que planteó en 1980 el Plan de Balsas del Norte de Tenerife, solo se ejecutaron embalses en una decena de ellos, los de mayor capacidad, desistiendo en la construcción de los restantes, cuatro de ellos por encontrarse dentro de cauces de difícil tratamiento, tres emplazamientos por el rechazo de núcleos poblacionales cercanos y el último, porque la extracción de tierras con destino a la roturación agrícola se llevó por delante ese emplazamiento.

Curiosamente –quizá porque si lo hubieran hecho antes no se habrían construido–, no fue hasta la finalización de las obras de los primeros embalses en el año 1987 cuando el Cabildo de Tenerife, como beneficiario de los mismos, se planteó seriamente su gestión.

Cabría destacar aquí la gran habilidad que tuvo la Corporación en aquellos momentos para lograr involucrar a los propietarios de las aguas para que adujeran aquellas hacia los embalses y, una vez allí, reportarlas a los agricultores en las épocas estivales de mayor demanda. Destreza que supuso la creación, en noviembre de 1988, del organismo autónomo local Balsas del Norte de Tenerife, BALNORTE, que amplió su radio de acción con vistas a asumir las infraestructuras incluidas en el Programa de reutilización de las aguas depuradas de las ciudades de Santa Cruz y La Laguna, así como a ampliar sus fronteras a todo el territorio insular. En marzo de 1992 se modificaron sus estatutos pasando a llamarse Balsas de Tenerife, BALTEN.

Con la antelación suficiente a que se concluyeran en 1993 las obras de la Conducción de transporte de aguas depuradas Santa Cruz-Arona –68,34 km de longitud y 10 años de duración de las obras–, desde la ya referida en anteriores artículos Oficina Técnica del Plan de Balsas se habían redactado los proyectos de los embalses reguladores de Valle San Lorenzo (1991)–16 metros (m) y 0,25 millones de metros cúbicos (hm3)– y de San Isidro (1991) –10,5 m y 0,05 hm3–, que estuvieron concluidos en el año del quinto centenario. También dentro de aquel Programa de reutilización de las aguas depuradas se acometieron, en 1997, las obras de rehabilitación del embalse de El Saltadero (1999) –20,6 m y 0,46 hm3–, que fundamentalmente se dirigieron a la ejecución de una nueva pantalla de impermeabilización con geomembranas, a la cubierta del embalse y a las conducciones de elevación necesarias para su conexión a la citada conducción de transporte.

Al final del siglo XX y en los primeros años del siglo XXI se construyeron pequeños embalses en el Sistema Montaña de Taco: El Palmar (1998), Teno Alto (1999), Ravelo (2004) y Los Partidos (2007); y en la vertiente Sur, el de Trevejos (2002), en el municipio de Vilaflor, y el de Lomo del Balo (2003), en el de Guía de Isora.

En la actualidad, BALTEN explota un total de 21 balsas –5 hm3 de capacidad–, 20 de ellas se encuentran impermeabilizadas con un total de 508.600 m2 de superficie de geomembranas, –equivalente a la extensión que ocupan las pistas de vuelo y rodadura y la zona de estacionamiento del aeropuerto Ciudad de La Laguna–; el 62 % de aquella superficie (315.800 m2) corresponden a láminas de PVC-P de distintas características y marcas comerciales instaladas en 10 emplazamientos, un 33% (168.000 m2) a lámina de HDPE (7), un 4% (20.700 m2) a lámina de EPDM (2) y 4.100 m² de lámina de polipropileno de un embalse.

A lo largo de las tres décadas de existencia de BALTEN se ha completado un extenso entramado de tuberías, prácticamente en todo el territorio insular, que conectan a todos los embalses con otros puntos de tratamiento de aguas –estaciones depuradoras y desaladoras– que ha permitido realizar un servicio público de suministro de agua con destino a la agricultura, instaurando en este sector la implantación del contador como elemento de medida y la entrega de agua a presión, lo que ha tenido una amplia aceptación entre los usuarios, que llegan ya a la decena de mil. La ventaja que esta modalidad representa para el agricultor es indudable, si se compara con el suministro tradicional a base de turnos o dulas, donde se reparte, normalmente con periodicidad quincenal, un volumen fijo de agua durante todo el año. No es baladí tampoco el ahorro que supone recibir las aguas sin deducciones por pérdidas o cualquier otro tipo de mermas. Con esta red y este servicio, la EPEL BALTEN ha llegado a la cuadratura del círculo hidráulico insular y se constituye en la única empresa del ramo que extiende su actividad a los 31 municipios de Tenerife.

Un caso singular en la construcción de embalses resultó ser el de La Chifira, donde el entonces Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), que subvencionaba la obra al 40 % y concedía un préstamo blando a largo plazo a la SAT Fasnia, construyó en 1983 el embalse en aquel municipio; por aquellas fechas y con el mismo procedimiento se construyeron la Balsa de Puntagorda y la Balsa de Alojera, siendo beneficiarias las comunidades de regantes de El Campo y de Alojera, en las islas de La Palma y La Gomera, respectivamente.

En todas estas obras ha resultado fundamental la aportación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en la concepción, diseño, construcción y explotación de estas infraestructuras básicas para el desarrollo de nuestras islas y de su sector primario.