El sector vitivinícola de Tenerife tampoco se ha visto ajeno a las consecuencias que la crisis provocada por la Covid-19 está dejando en toda la economía de la Isla. Unos efectos que para algunos representantes del sector se podrán extender hasta la próxima campaña, si en los próximos meses no se recupera la actividad en la hostelería y en el turismo. Así lo considera la gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Tacoronte-Acentejo, Mari Paz Gil, quien mantiene que mientras que la cosecha del pasado año fue bastante escasa, la de 2020 se espera que sea más cuantiosa, lo que puede suponer un obstáculo para los viticultores si no se recupera la demanda. "Si la situación económica no revierte después del verano tendremos problemas", sostiene.

Gil explica que los productores iban a experimentar este año dificultades "más por la falta de vino debido a la escasa cosecha que porque tuvieran un excedente", por lo que la bajada de la comercialización ocasionada por la paralización de la economía no ha sido tan grave como podría haber sido en un año con una cosecha elevada.

Por eso, donde prevén que pueda haber más problemas es de cara a la cosecha de este año, que ya se prevé que será más numerosa. "Va a haber más vino seguro, pero hay mucha incertidumbre porque la situación económica puede hacer que el consumo caiga", valora.

Una opinión similar tiene el responsable del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Abona, Manuel Rodríguez, quien valora que las bodegas tendrán que adaptarse a la nueva normalidad para tratar de mantener las ventas. "La situación no es halagüeña, la recuperación va a ser lenta", estima y apunta que el sector ha recurrido a la venta online en las últimas semanas y que aunque no ha suplido toda la demanda que existía anteriormente sí ha ayudado a paliar la caída en la comercialización. A medida que comiencen a abrir los establecimientos de restauración espera que se incrementen las ventas pero lamenta que "si ellos tienen que reducir su aforo en un 50% a nosotros nos tocará vender también la mitad".

Rodríguez asegura que las bodegas tendrán capacidad para almacenar la nueva cosecha, ya que la anterior fue reducida, pero teme que algunas puedan comprar menos uva debido a la incertidumbre económica, que les puede hacer dudar de que puedan comercializar toda la producción.

En cuanto a cómo se han adaptado viticultores y bodegueros a la situación de las últimas semanas, Rodríguez asegura que mientras en algunas bodegas de la comarca han tenido que realizar Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), los viticultores han estado preocupados por el retraso de algunas ayudas, que parece que poco a poco se van resolviendo.

Ante esta situación, el Foro de Consejos Reguladores de Canarias trasladó al principio del estado de alarma al Gobierno de Canarias una serie de medidas para tratar de paliar las consecuencias del cierre de hoteles, restaurantes y cafeterías, que ha supuesto la caída de más del 90% de los ingresos de las bodegas. En ellas proponían una serie de iniciativas para tratar de aumentar la liquidez de estas empresas y que puedan hacer frente a la próxima campaña y evitar así "el temido abandono del cultivo".

Por su parte, la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (Avibo) pronosticó también recientemente que el 30% de las bodegas podrían tener problemas para afrontar la próxima vendimia por la falta de liquidez, debido a la caída de las vendas provocadas por la paralización de la actividad económica. Por lo que alertaban de que podría perderse hasta la mitad de la cosecha de uva.

De esta manera, la asociación ha remitido a los responsables del Gobierno de Canarias un documento con medidas para poner en marcha un plan de acción que ayude a paliar las consecuencias de esta situación y garantizar la rentabilidad y viabilidad económica de viticultores y bodegueros.