José Maza es el propietario de la librería vinatería El Viajante, situada en la céntrica calle Calvario, en La Orotava, y cuando se declaró el estado de alarma se llevó la sorpresa de que podía abrir su negocio pero sólo para vender vino, no libros. "No tenía sentido porque el 90% de mi actividad es la venta de libros, pero resulta un poco extraño que una vinatería pueda estar abierta y una librería no. Parece que en este país, en pleno confinamiento por la pandemia del coronavirus, se promoviera más beber que leer. Es algo increíble", lamenta. A su juicio, "cuesta entender que con la gente confinada en sus casas no se incentivara la lectura. Sólo se permitió la venta de prensa, revistas y artículos de papelería. Estaba justificada la venta de esos productos, pero creo que también la de los libros. Incluso considero que se hubiera ayudado a las librerías, que quizás habrían incrementado sus ventas en este periodo".