El 24 de enero fue nombrado por el presidente Danilo Medina cónsul de la República Dominicana en Canarias, pero todavía no ha podido ejercer el cargo en plaza. "Salí por una semana y media y esta emergencia sanitaria me agarró en mi país", cuenta un diplomático nacido en San Pedro de Macorís, ciudad localizada a 64 kilómetros al Este de Santo Domingo, que conoce bien las bondades del Archipiélago gracias a los nueve años que desempeñó la misión de vicecónsul. "Llegué tres días después del fallecimiento de mi madre -él es el menor de nueve hermanos, cinco mujeres y cuatro varones- y me quedé fascinado".

Al cónsul Bienvenido Tolentino Santana le sorprendió este "confinamiento mundial" tramitando la documentación para volver a España. "El encierro, que debemos respetar por el bien de toda la humanidad, atrapó a varios diplomáticos en la capital de mi país", precisa sin darle un excesivo protagonismo al hecho de haber donado su primera mensualidad a los dominicanos que están sufriendo el devastador avance del Covid-19. "No podía quedarme con los brazos cruzados", acota al preguntarle por un gesto que volverá a repetir este mes. "El presidente Medina insiste mucho en la idea de que uno se sube al tren gubernamental para ser un servidor público, no para servirse".

Testigo directo de la crisis

Cuando el Covid-19 abrió una cuarentena en un hotel del sur de Tenerife él empezó a ser consciente de la magnitud de esta enfermedad. "Me desplacé a Adeje para interesarme por los empleados y los turistas dominicanos que se vieron afectados por el confinamiento... Al ver lo que estaba ocurriendo en el H10 me di cuenta de que el mundo había cambiando", recordó de unos días que no fueron nada fáciles.

"A la comunidad dominicana le gusta moverse, es decir, que no es nada sencillo saber con exactitud cuántos dominicanos residen en estos momentos en Canarias porque muchos de ellos han llegado tras agotar alguna experiencia anterior en la Península", aclara en un momento de una videollamada en la que hace un breve inventario. "Podemos llegar a ser alrededor de ocho mil... Una mayoría eligió Tenerife para establecerse, pero también existe un número importante en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Muchos trabajan en la hostelería o en el sector servicios, pero también contamos con un número generoso de dominicanos que están ahora en la primera línea de batalla porque son médicos y enfermeros. A estos, en particular, les quiero transmitir un mensaje de ánimo y gratitud por el trabajo que están llevando a cabo todos los días junto a otros sanitarios".

Padre de cuatro hijos -tres chicas y un varón, que en la actualidad residen en Estados Unidos-, el cónsul dominicano en Canarias confiesa que es un hombre con unas profundas creencias religiosas: "Nunca debemos perder la fe en Dios; en el mundo no se mueve la hoja de un árbol sin su permiso. Todos le tenemos miedo, pero la única manera de derrotar al coronavirus es seguir juntos".

Bienvenido se agarra con fuerza al refrán que apunta que "no hay tempestad sin calma" para enviar un mensaje de optimismo. "De esta vamos a salir, pero el precio será demasiado alto", alerta un jefe de misión que tiene claro que las relaciones comerciales entre Canarias y la República Dominicana se tienen de estrechar aún más después de esta crisis. "Mi objetivo es lograr que esa distancia sea cada vez más pequeña. De hecho, sobre la mesa de trabajo está la posibilidad de fijar conexiones áreas entre estos dos puntos que favorezcan el intercambio comercial... Ahora compartimos la angustia sanitaria, en mi país ya vamos por unos tres mil contagios pero esto solo acaba de comenzar, y una vez superemos este trance tendremos que hacer frente a los problemas derivados de la falta de turistas. Es desolador ver la soledad que se ha instalado en Punta Cana o Puerto Plata; la vista que se está dando en estos momentos en enclaves turísticos que son fundamentales para la economía de Canarias".

"Yo soy 'casi' canario"

Hace nueve años, cuando recibió la noticia de su nombramiento como vicecónsul, tuvo que recurrir a Google para explicar a su círculo más próximo dónde estaba ubicada Canarias. "Recuerdo que algunos me dijeron, ¡pero te vas a África!", rescata con un sentimiento de cariño hacia una tierra que ha aprendido a querer. "La bachata, el merengue, la gastronomía... Todo es muy parecido y, a partir de las experiencias que he podido vivir en primera persona, debo decir que el canario mira más a América que a Europa. No es necesario que le cuente que el barrio de San Carlos de Tenerife fue fundado por isleños... Yo soy casi canario".

Esa identificación con el territorio en el que va a ejercer su función de cónsul en cuanto el confinamiento lo permita se percibe en cada una de sus reflexiones. "Voy a contarle algo, pero no lo difunda demasiado porque si no Canarias se nos va a minar de gente (ríe)... Ir a las Islas es una de las mejores experiencias que me han tocado vivir. El otro día estaba desayunando con mi padre y le comenté: ¿Usted sabe que el gofio es canario? El hombre ha estado varias veces allí y el brillo de su cara siempre se apaga cada vez que tiene que volver. No es que en la República Dominicana esté mal, pero es que al igual que yo encontró un paraíso".

De su ascenso, por último, asegura que se ha estado preparando para este momento y que no está mal que a uno lo tengan en cuenta. "Me ilusiona volver, pero debo ser respetuoso con las normas que indican que lo mejor en estos instantes es evitar los viajes. Las noticias que tengo es que los dominicanos que residen en las Islas están cumpliendo el confinamiento con rigurosidad. Sé que la situación es grave, pero hay que luchar para que esto cambie a mejor en poco tiempo".