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Crisis del coronavirus

El fin de semana incrementa las colas en los supermercados de Tenerife

Los establecimientos del área metropolitana, y también de otros municipios, reciben gran cantidad de clientes

El hambre no entiende de virus. Los límites de aforo a consecuencia de las restricciones derivadas del coronavirus y del estado de alarma, y la cercanía del domingo, día de cierre de los establecimientos, hicieron que una de las imágenes de la jornada de ayer estuviese a la entrada de los supermercados. Colas y más colas para acceder a su interior por parte de quienes querían hacer acopio de alimentos para la semana o adquirir unos pocos productos para comer durante la jornada de ayer y la de hoy. Era como si todos los caminos condujesen hacia el súper.

Daba igual el tamaño del establecimiento y el municipio. La imagen era similar en grandes y pequeños supermercados, y en otros comercios como fruterías o panaderías.

Los Rodeos. El Supermercado La Hucha, enfrente del Aeropuerto Tenerife Norte, era un ejemplo. A pesar de contar con unas instalaciones amplias y que su aparcamiento no se encontraba completamente lleno, a media mañana de este sábado una decena de personas esperaba en su exterior para poder acceder. Cada una de ellas, claro, separadas de quien le precedía. "Tenía que venir a comprar hoy sí o sí, porque lo que me llevé hace unos días se me había ido acabando", explicaba Felipe Rodríguez, que relataba que pasó por un control policial sobre el puente de Los Rodeos para llegar hasta este establecimiento.

En la parte baja de San Lázaro la situación era más llamativa. En el Hiperdino, la fila de consumidores empezaba en la puerta y se prolongaba hasta el camino de este barrio lagunero. También había quienes aguardaban en el exterior del vecino Supercor, aunque en este caso tan solo cinco compradores. "Suelo ir al Hiperdino o a aquí, pero hoy preferí venir a este porque hay menos cola", señaló Candelaria Hernández, vecina de San Benito y que se mostró preocupada con el coronavirus. "Tengo a mis padres y mis tíos que son mayores en sus casas y no pueden salir para nada", explicó.

Casco de La Laguna. El Mercadona de la calle Seis de Diciembre tenía no una, sino dos colas, cada una desde una puerta. La de Núñez de la Peña llegaba hasta Seis de Diciembre, mientras que el acceso de la plazoleta Antonio Mederos Sosa se prolongaba hacia la vía trasera, de nombre Hermano Mateo. Cerca de allí, en la avenida de La Trinidad, se contabilizaban doce personas en el Superdino. Una de las clientas, María Rosa González, se mostraba entre incómoda y molesta por la espera: "No está la cosa ahora mismo para estar así en la calle?, pero hay que comer, por lo que tendré que esperar".

Al otro lado del casco histórico, y ya entorno a mediodía, en el Mercado Municipal no había compradores esperando en el exterior. Tranquilidad. El protagonismo en la plaza del Cristo era, en cambio, para un vehículo del Ejército que se encontraba allí. Una frutería de Marqués de Celada dejaba también una imagen curiosa: dado que es pequeña y que la acera es reducida, tres clientes esperaban en el exterior, sobre el asfalto de la calle. Y, si a eso le sumamos los metros de separación, unían una acera y la otra.

Las Canteras. Una imagen parecida a la que se pudo ver en el Unide de Las Canteras, también en La Laguna. A las 12:00 eran diez las personas, más bien mayores, que esperaban en la cola, que comenzaba en la puerta del local y acababa en el aparcamiento. Al menos aquí, la entrada y salida de clientes era rápida.

Unos metros más abajo, en el Superdino, la situación era parecida, con ocho personas en la cola. Con un aforo para 35 personas, ni siquiera se dejaba completar la cifra. También aquí la fila caminaba con rapidez. Entre los clientes, algunos con mascarilla y guantes. Al entrar era obligatorio ponerse estos últimos. "Va todo muy rápido", comentó Isaac Martín, vecino de la zona y que salió con un carro a medio llenar "para lo que dé".

Por lo general, las compras no eran de gran volumen, aunque con una coincidencia en muchas de ellas: el papel higiénico. Toñi Rodríguez adquirió varios artículos "para pasar el domingo", además de agua y una caja de leche.

Tegueste. Más abajo, en el centro de Tegueste, el Unide de la calle Prebendado Pacheco también presentaba gran afluencia de clientes a esa hora. La cola, de unas trece personas, llegaba hasta la esquina del Ayuntamiento, aunque con una distancia de seguridad entre personas de más de dos metros. Avanzaba con fluidez. Por lo general, las adquisiciones no eran muy abundantes. "Hay gente que viene hasta dos y tres veces al día", comentó una de las clientas.

Unos metros más allá, también esperaban varios clientes en la carnicería El Buen Ganadero y otros tantos en la frutería La Limera. Y en el supermercado Alteza, en el cruce de El Socorro, las filas de gente durante la mañana fueron, de igual modo, constantes.

Tejina. En Tejina (La Laguna), la situación era similar. En el Superdino, la cola, en torno a las 13:00 horas, se prolongaba hasta el parking, aunque en el Mercadona, unas calles más abajo, la imagen era de tranquilidad a esas horas. Eso sí, el movimiento de gente en la calle era continuo. La acumulación de clientes se había producido más temprano.

Santa Cruz. La capital tinerfeña tampoco fue ajena a las colas en los supermercados. En el Mercadona de Tres de Mayo, por ejemplo, fueron constantes desde que abrió hasta el mediodía. A partir de esa hora, se redujo la afluencia de clientes. En todo caso, "nada que ver con la semana pasada", relató un usuario. Por la tarde se esperaba un repunte de clientes.

En el establecimiento de la misma cadena en la calle San Sebastián, debajo del Estadio Heliodoro Rodríguez López, la imagen fue similar. Colas desde primera hora y hasta las 13:00, más o menos. Después de las 14:00, el volumen de gente descendió.

Y en el Mercado Nuestra Señora de África, más o menos la misma escena. Gran afluencia de personas, aunque dentro de lo habitual un sábado. También han puesto en servicio la distribución a domicilio.

Tacoronte. En el Hiperdino, la cola fue continua durante toda la mañana de ayer. Como otros supermercados de esta cadena, el aforo estaba limitado y era obligatorio ponerse guantes para entrar. Un guardia de seguridad se encargaba de ello.

La Esperanza. Frente a lo anterior, en el supermercado Terencio, en la carretera de La Esperanza, el acceso a primera hora (9:00) era fluido y sin acumulación de gente.

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