Los trabajadores del servicio municipal de recogida de residuos de San Bartolomé de Tirajana se llevaron ayer un buen susto: un hombre que había dormido dentro de un contenedor cayó en el camión de la basura y casi muere aplastado por la compactadora. El joven, un migrante de poco más de 20 años, salió ileso a excepción de un dolor en una pierna. Después de ser atendido en el centro de salud de Maspalomas, se marchó por su propio pie. 

Más de 20 años dedicados a trabajar en el servicio de recogida de residuos sólidos de San Bartolomé de Tirajana han valido a los operarios para verlo todo. O eso creían. Porque a primera hora de la mañana del miércoles, cuando casi terminaban de realizar el servicio que iniciaron durante la madrugada, se toparon con una escena que nunca se habrían ni siquiera imaginado: una persona había caído en el interior del camión de la basura y estuvo a escasos segundos de perder la vida triturada por la compactadora. Pero un grito, casi milagroso, salvó al hombre, un migrante magrebí de poco más de 20 años, de morir aplastado por una máquina y rodeado de basura. El joven se había dormido dentro del contenedor. Los hechos tuvieron lugar en las inmediaciones del hotel Waikiki, que desde hace meses aloja a un grupo de migrantes llegados en patera. Fuentes policiales explican que se trata de una persona que se alojaba en ese complejo y que no había vuelto.

Los operarios del servicio municipal de recogida de residuos desarrollaban la que creían que sería una jornada laboral más, y en este caso se encontraban descargando los contenedores que están en la Avenida Tirma de Playa del Inglés. Y a las 07.15 de la mañana de ayer se llevaron el susto de sus vidas: después de revisar uno de los contenedores, colocarlo al lado del camión e izarlo para verter su contenido en la tolva, los trabajadores escucharon lo que parecían ser los gritos de una persona.

Inmediatamente, explican fuentes de la empresa concesionaria del servicio de recogida de basuras, los operarios accionaron la palanca de emergencia para frenar los movimientos de volcado del contenedor y de arrastre de la basura hasta la compactadora, y justo en ese momento observaron atónitos cómo una persona había caído en el interior del camión.

El buen oído, la rapidez y la pericia del trabajador evitaron que la máquina empujase al hombre hasta el fondo del camión y muriese aplastado por la compactadora de residuos. “Ha sido un milagro”, expresaron ayer los operarios después de auxiliar al joven.

El hombre acabó en el interior del camión después de pasar toda la noche en el contenedor. Los operarios no se percataron de su presencia porque estaba cubierto con varias bolsas de basura que utilizó para protegerse del frío.

Después de escuchar los gritos, los trabajadores se asustaron, pero fueron valientes y rápidos al asomarse a la caja de vertidos del camión. “No sabíamos si la plancha lo había cogido o no, yo me asomé y vi al hombre enterrado en basura de cintura para abajo, pero no sabíamos si la máquina le había cogido las piernas”, explicó ayer uno de los dos peones que van en la parte posterior del camión en un mensaje difundido a través de las redes sociales. “Yo le pregunté cómo estaba y no me decía nada, y nos entró el miedo, entonces le di la mano, tiré de él y ya salieron las piernas de entre la basura”, continuó el operario, “le pregunté si le dolían las piernas y me dijo que sí, un poco”. El hombre cayó en el interior del camión desde una altura de un metro y medio.

Fue después de auxiliarlo a salir cuando los trabajadores de este servicios llamaron al 112 para informar de lo sucedido y en el lugar se presentaron la Policía Nacional, la Policía Local de San Bartolomé de Tirajana y una ambulancia, que lo trasladó hasta el centro de salud de Maspalomas para que los servicios médicos le hicieran una chequeo general. Horas después, el joven salió del centro médico por su propio pie, según informaron ayer fuentes policiales, y se le perdió la pista.

Más allá del dolor en la pierna producido por la caída, el joven salió ileso de la que pudo haber sido una muerte segura por el aplastamiento de la compactadora. “Afortunadamente no le pasó nada, ha sido un milagro”, indicaron desde la empresa. Sobre todo, porque los trabajadores escucharon los gritos casi por casualidad entre el ruido del motor del camión, el de la basura cayendo en el interior y el propio estruendo de la máquina compactando los residuos. “Fue un mal trago tremendo”, señalaron los trabajadores. Por suerte para todos, todo quedó en un susto. Un susto que no olvidarán.