Maestras y maestros de ayer

José Miguel Martín encontró su vocación en la docencia desde la infancia

Preparó su carrera de Magisterio con el Plan Libre impartido por los maestros de San Pedro en La Palma a partir del Curso 66-67

José Miguel Martín, izqda., junto al cantante Rogelio Botanz, presentando trabajos de ‘Contenidos canarios’.

José Miguel Martín, izqda., junto al cantante Rogelio Botanz, presentando trabajos de ‘Contenidos canarios’. / El Día

Domingo J. Jorge

Lunes a lunes, con estas semblanzas y reconocimientos que estamos haciendo a nuestras Maestras y maestros de ayer, coincidimos en un trasfondo dentro del sentido de ser docente, y es que es una vocación que nos transmite ya alguien desde la infancia, es un testigo sagrado que recogemos, porque queremos emular a aquellos que nos enseñaron y lograr que ahora otros aprendan de nosotros. Así, le ocurrió a nuestro informante de hoy, José Miguel Martín González, quien no sólo logró traer su amor al enseñar y a hacer niños más sabios y felices, sino incluso introducirlos en la identidad de su pueblo, la Identidad Canaria, algo que nos irá mostrando estos lunes.

Primer maestro, don Rosendo

José Miguel Martín González nació el 19 de abril de 1950 en la Villa de Breña Alta (La Palma) y hoy, en los años que está disfrutando de su jubilación, nos abre la puerta de su casa para contarnos cómo llegó hasta «eso tan bello que es ser maestro». Todo comienza para él en su Pago de San Pedro. «Nuestro domicilio estaba en el centro del pueblo, San Pedro, y el maestro don Rosendo García pasaba cada día por delante de casa para ir a la escuela de Niños ubicada en la planta baja del Ayuntamiento. Aunque yo no tuviera la edad, un día me cogió de la mano y me llevó a la escuela, con que alegría todavía lo recuerdo, y ya quedé escolarizado», ahí había ya un maestro.

En mitad de este inicio de entrevista José Miguel también nos aporta un dato de una vocación por el Magisterio que ya hubo en su familia. «Decir que, aunque mis 11 tíos sabían leer y escribir, el único que estudió fue el más joven por parte de mi madre, el tío Conrado, que por la década de los cuarenta se hizo maestro, pero como los maestros ganaban tan poco emigró a Venezuela y allí trabajo más de treinta años dando clases particulares. Una de sus hijas fue estudiar a EE.UU. y un nieto acaba de ser Titulado en una universidad americana situada en Santa Cruz de California, este nombre también tendrá una gran importancia en mi viaje por la enseñanza».

«Y ahora hecho este parón podemos seguir con don Rosendo», nos reímos. «Unos años después don Rosendo se traslada al colegio Sector Sur de Santa Cruz de La Palma y llega un nuevo maestro a San Pedro, se trata de don Lucas Correa que era gomero», explica. «Digo esto porque en aquellos años llegaba a La Palma mucha gente de La Gomera. Don Lucas nos marcó a todos positivamente y puedo decir que un día entró al bar de mi padre y le dijo: «Don Gregorio, a José Miguel hay que ponerlo a estudiar», recuerda. Era 1960 y la prueba de ingreso al bachillerato se hacía en el Instituto de Santa Cruz de la Palma, al que luego se le pondría el nombre de Alonso Pérez Díaz. Dicha prueba, que yo hice, consistía en un dictado y una división. Ese mismo año que se puso en marcha la academia de San Pedro que estaría funcionando hasta comienzos de los setenta cuando se implanta la Educación General Básica (EGB)».

Pero volvamos a la escuela con José Miguel. «Por aquellos años se impartía la enseñanza primaria que giraba en torno a las Enciclopedias Álvarez, y al mismo tiempo los propios maestros pusieron en marcha en casi todos los pueblos las Academias para estudiar de Primero a Cuarto de Bachiller con la consideración de Alumnos Libres lo que suponía que en Junio tenías que ir al Instituto de Santa Cruz de la Palma a jugarte todo el trabajo del curso en una sola prueba y si quedaba alguna calabaza había que volver en el mes de septiembre. Al terminar el Bachiller Elemental, 5º y 6º los estudié en el Instituto de Santa Cruz de La Palma, en la capital y saqué mi bachiller y mis reválidas. Ahora llegaba mi gran pregunta: ¿Qué hacer al acabar el bachillerato?», recuerda con la fuerza de haber conseguido su meta con esfuerzo y el apoyo de la familia, y sus maestros. «Lo de estudiar una carrera en la Universidad estaba casi imposible pues no había dinero y yo hacía falta en casa... Pero, qué casualidad, ese curso de 1966-67 los maestros de San Pedro se lanzan a impartir clases de Magisterio. Estamos hablando del Plan 50 que suponía tres cursos de 12 asignaturas y que podíamos estudiar libre igual que el Bachillerato».

José  Miguel Martín en la Escuela de San Pedro, 1960. | | E.D.

José Miguel Martín en la Escuela de San Pedro, 1960. | | E.D. / Domingo J. Jorge

«Desde la Rscuela Normal de La Laguna se desplazaban cada mes de junio tres profesores a la isla de La Palma. Recuerdo a Inmaculada Corrales, Ruilova y Álvaro del Río, que examinaban a los alumnos de la Escuela Insular de Magisterio de la capital palmera, así como también a los que veníamos libres de varios pueblos de la isla, cini los casos de San Andrés y Sauces, Los Llanos, El Paso, San Pedro, entre otros. Para el tercer curso de Magisterio me incorporé a la Escuela Insular», apunta. «Por cierto, que no se la ha reconocido el gran trabajo que hizo dicha Escuela posibilitando que numerosos palmeros y palmeras pudieran estudiar para maestros sin salir de la isla. Al final se pasaba una reválida y así que con 19 años era maestro de Enseñanza Primaria. Ya podía trabajar pero no llegaba mi nombramiento, mientras que a otros compañeros sí les daban destino. Más tarde me dijeron que el motivo era ser menor de edad. El Curso 70-71 seguía parado por lo que decidí venirme a La Laguna con un dinero ganado como batería de orquesta del pueblo. Preparé en una academia las oposiciones que tuve la suerte de aprobarlas y ya con 21 años garantizarme mi futuro profesional. Por cierto un dato anecdótico, y es que había un tribunal para las mujeres y otro para los varones», aclara.

Campaña de alfabetización

Ese Curso 70-71, a los maestros y maestras que aprobaron las oposiciones les mandaron «a la llamada Campaña de alfabetización para dar clase a jóvenes y adultos que no sabían leer o para prepararlos para el Certificado de Estudios Primarios. Yo elegí destino en Las Cabezadas de Barlovento y otro curso dando clases a muchos soldados en el CIR de Hoya Fría. En el Curso 73-74 mientras hacía el Servicio Militar, participé en el llamado Concurso de Traslado y me llega mi primer destino definitivo, dándome plaza en el Colegio Público Santa Cruz de California del barrio de El Sobradillo, en el municipio de Santa Cruz de Tenerife. Aquí es donde realmente comienzo mi verdadera labor docente con otros muchos compañeros y donde pude también compartir con mis alumnos mi pasión por la Identidad Canaria».

El próximo lunes seguiremos con José Miguel Martín aquí en Maestras y maestros de ayer, con EL DÍA – La Opinión de Tenerife.

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