Ciencia

María José Blanco, la voz de los volcanes canarios, se jubila tras 33 años de servicio

La directora del Instituto Geográfico Nacional en las Islas deja un gran desarrollo de los medios de vigilancia

Fue la portavoz científica de las erupciones de El Hierro y La Palma

María José Blanco, en la sede del Instituto Geográfico Nacional en una imagen tomada el año pasado.

María José Blanco, en la sede del Instituto Geográfico Nacional en una imagen tomada el año pasado. / María Pisaca

Daniel Millet

Daniel Millet

La voz de los volcanes de Canarias, la portavoz de los comités científicos de las dos últimas erupciones en las Islas –la erupción submarina de El Hierro de 2011 y la terrestre del Tajogaite en La Palma de 2021–, se retira después de 33 años de servicio, todos desarrollados en el Archipiélago. María José Blanco (Madrid, 1962) abandona tras haber sido todo en la delegación en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), lo último su directora. «Me quedaré en Tenerife. Aquí tengo a mi familia y es una isla que me lo ha dado todo», asegura.

El vulcanólogo Rubén López apuntó ayer en las redes sociales, a modo de homenaje, sobre la «cara visible de las dos últimas erupciones en España» que «bajo el liderazgo de María José Blanco germinó el ansiado Centro Volcanológico en Canarias que se reclamó durante todo el siglo XX». López recuerda que Blanco apostó por desplazarse a Tenerife y permanecer en un servicio «con pocos medios y muy lejos de donde se decidían los recursos». Fue nombrada jefa del servicio regional y, además, continuó su faceta científica y publicó su tesis doctoral en Sismología por la Universidad Complutense de Madrid.

«En estos 33 años, el número de estaciones de vigilancia volcánica ha crecido exponencialmente, pasando de no llegar a una por isla a tener más de 100 por todo el Archipiélago, cuyos datos se envían a Santa Cruz de Tenerife y Madrid, lográndose el anhelo de Bonelli y Navarro». Rubén López se refiere, por un lado, al geógrafo Juan Mª Bonelli, que tras la erupción del volcán de San Juan (1949) en La Palma escribió un informe sobre la necesidad de un centro que permitiera estudiar todo lo relacionado con el volcanismo canario. También se refería al geólogo Lucas Fernández Navarro, que después de la erupción del Chinyero (1909) en Tenerife lamentó la deuda que había entonces con la volcanología canaria ya que el Estado no había creado ningún centro de estudio.

«Me da vértigo esta nueva etapa; dejaré de lado el vulcanismo para dar paso a las nuevas generaciones»

«Si hubiéramos podido apretar un botón para parar la lava de La Palma tenga por seguro que lo habríamos accionado», asegura María José Blanco sobre uno de los momentos más intensos de su trayectoria, la erupción del Tajogaite. «Pronto vimos que la magnitud de la erupción iba a ser muy importante si se alargaba, como de hecho ocurrió», matiza.

Un punto de inflexión en la trayectoria de María José Blanco –y también de la vulcanología en Canarias, la única región con vulcanismo activo en España– se produce en junio de 2004: el Estado, a través del Real Decreto 1476/2004, decide otorgar la responsabilidad de la «observación, vigilancia y comunicación de la actividad volcánica en el territorio nacional y determinación de los riesgos asociados» a la dirección del IGN. Blanco se convierte en la cara visible de la volcanología en las Islas.

Tras licenciarse en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid, donde también se doctoró en 1995 en el área de sismología, María José Blanco realiza estancias de investigación en Francia y Países Bajos. En el año 1990 accede al Cuerpo de Ingenieros Geógrafos del Estado del Instituto Geográfico Nacional (IGN) con destino en Tenerife y toda su trayectoria profesional desde entonces se vincula al estudio del volcanismo del Archipiélago y a la implantación de un sistema de vigilancia de la actividad volcánica.

En las Islas ha realizado investigaciones en aspectos geodésicos, geomagnéticos, sísmicos y cartográficos, publicados en revistas internacionales y difundidos en congresos del ámbito de la volcanología. En cuanto a la parte administrativa, ha ocupado diferentes responsabilidades, como jefa del servicio regional del IGN, representante de la Administración General del Estado en la Comisión Autonómica de Protección Civil y Emergencias de Canarias o miembro del Consejo Cartográfico de las Islas.

Blanco se licenció en Ciencias Físicas por la Complutense de Madrid, donde se doctoró en 1995

La científica asegura que la significativa mejora de los medios de vigilancia volcánica en Canarias ha sido gracias no solo al trabajo del Instituto Geográfico Nacional, sino también «a los avances tecnológicos paralelos», que le han dado herramientas «muy útiles» para interpretar la actividad volcánica. ¿Seguirá vinculada a la vulcanología? María José Blanco es clara al respecto: «Voy a distanciarme para dar paso a las nuevas generaciones de investigadores». «Me da vértigo esta nueva etapa que inicio, porque el cambio es muy grande», añade.

Su compañero Rubén López la despide con este comentario con el que concluye un hilo en Twitter: «Desde aquí este mini homenaje a María José, a quién conozco desde la crisis en el Teide de 2004. Reivindicativa, atenta, generosa y feminista, firme defensora de la función pública y de sus servicios regionales. Ahora le toca dedicar tiempo a quienes se lo hurtó para dedicárnoslo».

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