Canarias lidera la creación de un nuevo ODS para proteger el cielo

Naciones Unidas registra la petición de la Federación Internacional de Empresarias y Profesionales (BPW) en Canarias, que ya han suscrito más de 2.000 instituciones, entidades y personas.

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Canarias lidera la creación de un nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) para proteger el cielo nocturno en todo el planeta. Esta nueva meta, que aún debe ser ratificada por Naciones Unidas, trataría de frenar "el grave deterioro" que está sufriendo la cúpula celeste tanto por contaminación lumínica como por la basura espacial o la puesta en órbita de satélites cercanos a la tierra de forma masiva, como es el caso de la megaconstelación Starlink, de Elon Musk. Si la proposición llega a buen término no solo obligará a conservar la luz nocturna para reducir las molestias de la observación astronómica, si no que también tendrá implicaciones en la biodiversidad, la salud de la población, la diversificación económica y hasta en el cambio climático.

Así lo resume la principal promotora de esta iniciativa, Antonia Varela, presidenta de la Fundación Starlight, investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y miembro de la Federación Internacional de Empresarias y Profesionales (BPW Spain), organización bajo la que ha presentado esta propuesta. Naciones Unidas ha tenido a bien admitir a registro esta proposición, que no es la primera que se realiza, pero sí la primera que llega a ese punto de tramitación. "Ahora necesitamos apoyos para sacarla adelante", explica la científica. Hasta ahora, a través de su página web (www.ods18.org), se ha logrado el apoyo de más de 2.000 personas, entre las que se encuentran instituciones como los cabildos de La Palma y Tenerife o, más recientemente, el secretario general para el Reto Demográfico del ministerio de Transición Ecológica, Francesc Boya. "También se pueden adherir asociaciones o empresas", explica Varela, que adelanta que también ha apoyado la propuesta la Asociación de Mujeres Rurales.

"La pérdida del cielo tiene muchas implicaciones", insiste Varela. La de la astronomía es quizás la más conocida y no es baladí. Si se perdiera la capacidad de mirar al cielo nocturno no solo habrá problemas para desarrollar investigaciones científicas, si no "también para poder llevar a cabo búsquedas de objetos peligrosos para la Tierra", afirma la investigadora.

La pérdida del cielo tiene implicaciones en la salud, la biodiversidad y hasta en el planeta

Pero su papel va mucho más allá que del eminentemente científico.

El 85% de la población mundial vive bajo cielos contaminados. La contaminación lumínica, tiene impactos en la salud de la población, en la biodiversidad y hasta en el planeta. "Sabemos que dormir con la luz encendida altera nuestros ciclos hormonales circadianos, lo que puede derivar en problemas de salud mental, obesidad y hipertensión e, incluso, cáncer de los órganos reproductores", explica Varela. En lo que se refiere a la biodiversidad, es bien conocido el fenómeno del deslumbramiento en algunas aves, como las pardelas cenicientas, pero hay mucho más. La contaminación lumínica altera hábitats, ecosistemas, especies, altera los ciclos biológicos de las plantas y repercute en las relaciones, orientación, reproducción y fisiología de muchas especies animales.

En última instancia afecta al propio planeta. Y es que la sobreiluminación de ciudades y pueblos da lugar a un exceso de consumo eléctrico cuyo porcentaje ronda el 15 o 18%. "En algunos países el sobreexceso llega al 27%", insiste. Esto da lugar a un despilfarro de energía que, en la mayoría de casos, "no está generada con renovables", lo que alimenta el cambio climático con mayores emisiones de CO2.

El exceso de consumo eléctrico en el mundo es de entre el 15 y el 18%

Además de reducir estos impactos, la protección de las estrellas también tiene consecuencias económicas. "Son muchas las mujeres en entornos rurales que están encontrando en el turismo astronómico una salida profesional", explica Varela, que recuerda que la Fundación Starlight, que trabaja para conservar los cielos y explotarlos económicamente, ya cuenta con más de 1.000 monitores de hasta 20 nacionalidades. Siendo una gran parte mujeres.

"En Tenerife el turismo de estrellas reportó el año pasado 100 millones de euros y en La Palma 29,5 millones", resalta la investigadora. En este sentido también incide en que esta oportunidad económica también redunda en la despoblación de las zonas rurales, ya que permite sacar provecho de la naturaleza sin dañarla y crear una actividad atractiva para el turismo. "Las mujeres de comunidades indígenas y locales a menudo también son depositarias de conocimientos tradicionales, que resultan decisivos para garantizar los medios de vida, la resiliencia y la cultura de sus comunidades", insiste Varela.

Esta percepción del cielo como un recurso a salvaguardar no solo para la ciencia, sino como un patrimonio cultural, medioambiental, de biodiversidad, para la salud y factor de calidad de vida y como motor de economía sostenible a través del turismo de estrellas, emana de la Declaración de La Palma (2007) en “Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas” y de su órgano responsable la Fundación Starlight.

Para ello, las promotoras de esta iniciativa creen que es importante fomentar la innovación tecnológica para disponer de una iluminación inteligente, sin derroche energético y compatible con la seguridad, así como evitar la contaminación radioeléctrica y regular el uso del espacio exterior, poniendo a disposición de la sociedad todos los recursos y conocimiento que el cielo nos ofrece.

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