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Más de 7.000 canarios conviven con el VIH

Este último año se han detectado 207 casos nuevos, la cifra más baja en casi dos décadas | El 84% de los afectados por el contagio en las Islas son hombres

Cada vez más cerca de la vacuna para controlar el VIH sin medicación

Más de 7.000 canarios conviven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y reciben tratamiento antirretroviral en los hospitales de Canarias. Precisamente son estos fármacos, combinados con una mejora del diagnóstico precoz, los que han garantizado que la población afectada pueda tener una vida plena incluso portando un virus que hasta hace cuatro décadas era mortal. El VIH ya no es sinónimo de sida, y menos aún de muerte, pero esta cronificación de la enfermedad sigue suponiendo un reto para el sistema sanitario, dado que las personas que portan el virus en la sangre son también más proclives a sufrir complicaciones cuando envejecen. 

Así lo manifestó ayer Guillermo Pérez Martín, técnico del programa de sida/VIH de la Dirección General de Salud Pública, quien explica que en algunos casos «las personas con este virus viven un proceso de inflamación crónica que puede llevar a un aumento de riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o algunos tipos de cáncer en el futuro». No obstante, «si se cumplen las pautas terapéuticas y mantienen su seguimiento médico todo eso se puede detectar mucho antes», como asevera el técnico. Hoy en día, el manejo de estos pacientes en Canarias supone un gasto sanitario que asciende a 35,2 millones de euros, un 13% más que hace 10 años. 

El VIH es un virus complejo. Tanto que a día de hoy ha sido imposible encontrar una cura que permita erradicarlo totalmente del organismo, aunque sí inactivarlo. En una primera fase, el virus se multiplica rápidamente en las células infectadas. El sistema inmunitario responde disminuyendo la presencia de virus en la sangre, aunque no impide que los virus sigan presentes y continúen afectando a otros órganos. Durante varios años el organismo puede permanecer en esta situación de aparente equilibrio, pero el VIH se sigue multiplicando en las células e infectando otras nuevas. En esos casos, si no se accede al tratamiento se produce un debilitamiento paulatino de las defensas del organismo. Aparecen entonces los signos y síntomas propios de la enfermedad que definen el sida. 

El coste del tratamiento de estos pacientes en Canarias asciende a 35,2 millones de euros

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Lo positivo es que tanto los casos de sida como los nuevos contagios continúan con una tendencia a la baja en Canarias. Este 2021 fueron 207 los nuevos casos detectados en las Islas. «Esta cifra se encuentra en la media de detecciones anuales de Canarias», recalca Pérez. No en vano estos nuevos diagnósticos se suelen situar en torno a los 200 y los 250 al año. De hecho, sin tener en cuenta el año en el que estalló la pandemia de coronavirus – en la que los diagnósticos fueron menos pero deficientes– la de este año es la cifra de nuevos casos más baja de Canarias desde 2003.

La tasa de letalidad del virus en Canarias es de apenas un 8,4% – en los últimos 21 años han fallecido 495 personas en las Islas–. Una cifra que consolida los mejora de la supervivencia de las personas que sufren esta patología. Este hito se ha logrado a uno de los grandes avances del VIH han sido los tratamientos antirretrovirales. «Han cambiado el paradigma de la enfermedad, consiguiendo que las personas afectadas tengan una calidad de vida similar a la del resto de la población», insiste Pérez. Sin embargo, a día de hoy, estas personas se siguen enfrentando a un estigma enraizado. 

De ahí que el Ministerio de Sanidad haya impulsado este año un Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de Traro asociada al VIH, una iniciativa cuyo objetivo es concienciar sobre este problema y erradicarlo. El estigma, a día de hoy, es un obstáculo para el diagnóstico y tratamiento precoz, dado que, para algunas personas, es una barrera para acceder a los servicios de prevención. Pero no se queda ahí, los prejuicios de las enfermedades de transmisión sexual, así como la información errónea sobre las vías de transmisión del VIH, provocan desigualdad en el acceso a servicios sociales, jurídicos y sanitarios, al mercado laboral o a la vivienda.

Uno de los efectos de este estigma es el retraso diagnóstico, una circunstancia que los técnicos empiezan a contemplar con cierto temor. «Nos estamos encontrando con un diagnóstico tardío en personas mayores de 45 años, personas en las que ya ha corrido el tiempo y tienen un principio de afección a las defensas», resalta Pérez. Esto, como insiste, tiene repercusiones en el propio control de la enfermedad que se vuelve «es más complejo». 

Menos VIH, más ETS

En este sentido, Pérez defiende el uso de la profilaxis preexposición (PrEP), para evitar el contagio en aquellas personas con un alto riesgo de infección. «Es una herramienta muy potente y sabemos que, gracias a ella, hemos evitado nuevas infecciones», explica. El problema que están encontrando, en cambio, es un aumento de otro tipo de infecciones de transmisión sexual (ITS), como la clamidia, la gonorrea o la sífilis. «Desde hace años las curvas epidémicas de estas enfermedades y el VIH no van a la par», insiste Pérez. Esto tiene que ver, a su juicio, por una «relajación en el uso del preservativo». Pese a la tendencia descendente, la incidencia anual del virus en Canarias es superior a la de otras comunidades autónomas. En las Islas la tasa de nuevas infecciones es de 9,53 por 100.000 habitantes, mientras que a nivel nacional se sitúa en 4,07 por cada 100.000 habitantes.

Se trata, además, de una enfermedad predominante que afecta de manera predominante a los hombres. El 84% de los casos diagnosticados en las dos últimas décadas en Canarias se han producido en varones. Entre otras cosas, esto tiene que ver con la vía principal de contagio en las Islas, que a día de hoy es la de hombres que tienen sexo con hombres (56,3%), seguido de la transmisión heterosexual (31%). Una cifra menor se relaciona con los usuarios de drogas inyectadas (6,4%) y de origen desconocido (4,9%). Solo un 0,3% se transmite de madre a hijo. 

Según los datos recogidos en el registro de información de nuevas infecciones por el VIH, en 2021 el 86% de los casos detectados son varones, en edades comprendidas entre 25 y 35 años. Por categoría de transmisión, el 59,4 % son hombres que tienen sexo con hombres, el 35,7% corresponde a relaciones desprotegidas entre hombres y mujeres y el 1,4 % a personas que se inyectan drogas (PID). Por procedencia, el 72,9% son españoles. Según el momento del diagnóstico, el 53,6% presentaron diagnóstico tardío. Este año no se ha notificado ningún caso de transmisión materno-infantil.

Una lucha de décadas

La lucha contra el virus comienza en 1988, cuando Naciones Unidas establece, a través de la OMS, el Programa Global sobre el SIDA (GPA) para desarrollar y coordinar una estrategia global que concretara una respuesta concreta para combatir la pandemia, y en 1993 la Asamblea Mundial de la Salud hizo un llamamiento para coordinar más coherentemente los diversos programas del Sistema de Naciones Unidas en curso y así evitar duplicidades y solapamientos. En 1996 se crea el Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), para coordinar la respuesta de las organizaciones del Sistema de Naciones Unidas. 

Canarias sigue avanzando para tratar de cumplir el objetivo mundial propuesto por ONUSIDA, de llegar al VIH cero en 2030 o al famoso 95/95/95. Este último supone conseguir porcentajes del 95% tanto en diagnósticos, acceso a tratamiento y control de la carga viral. Canarias se encuentra en la consecución de este objetivo al 90%, por lo que se considera más plausible que el de «cero VIH». «Este último es complicado de conseguir porque es un objetivo mundial», insiste. La realidad es que por muchos esfuerzos que se realicen a nivel local, hay un componente mundial que si no se aborda, es imposible de erradicar. «Ya lo hemos visto con el covid, con la movilidad y la globalización, lo que afecta a uno nos afecta a todos». 

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