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Cáncer de páncreas, un enemigo silencioso que inquieta a los oncólogos

La patología suele cursar sin síntomas específicos en fases iniciales - Solo entre un 5 y un 10% de los pacientes sobrevive más de cinco años tras el diagnóstico

Imagen de un equipo de cirujanos trabajando en un quirófano. | | E.D.

El cáncer de páncreas es el octavo tumor más frecuente en el territorio nacional y la tercera causa de muerte vinculada a neoplasias. De hecho, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), es el responsable del 7% de las defunciones que se producen por estas patologías. Su sigilo en las fases iniciales dificulta el diagnóstico precoz, por lo que es frecuente que los pacientes lleguen a las consultas de los médicos cuando la enfermedad se encuentra en estadios avanzados. «Estamos ante uno de los tumores más agresivos del tracto digestivo y, a día de hoy, no contamos con técnicas que nos permitan diagnosticarlo de forma temprana», apunta el doctor Francisco José Cruz, jefe de la unidad de Cirugía Hepatobiliopancreática del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. Aunque el pronóstico varía en cada uno de los aquejados, solo entre un 5 y un 10% rebasa los cinco años de supervivencia tras conocer el cuadro clínico.

A pesar de que su detección es compleja por ser un tipo de cáncer que suele cursar sin síntomas específicos, entre las señales de alerta que pueden indicar su presencia destaca el dolor abdominal, la pérdida de peso y apetito, la dispepsia –indigestión– o la ictericia –coloración amarillenta en la piel y las mucosas–. Otras veces puede debutar, incluso, con diabetes. «La mayoría de los tumores se localizan en la cabeza del páncreas y una menor proporción en el cuerpo y en la cola del órgano», informa el facultativo, que además precisa que solo es posible recurrir a la cirugía en un 20% de los casos. 

Ahora bien, ¿qué requisitos deben reunir los pacientes para poder someterse a una intervención? Principalmente, no sufrir metástasis. Y es que este cáncer no solo se extiende localmente con facilidad, también suele enviar células cancerosas al hígado, que es donde se produce normalmente la primera ramificación. «Aquellos tumores que localmente son muy grandes y afectan a estructuras vitales como la vena y la arteria mesentérica superior suponen una contraindicación relativa para nosotros. En estos supuestos se puede aplicar una terapia neoadyuvante que permita convertir a un paciente no quirúrgico en un caso operable», detalla el especialista del hospital de referencia del área norte de Gran Canaria, un centro pionero en practicar la cirugía laparoscópica para extirpar tumores en la cabeza del páncreas. 

El tratamiento para abordar esta neoplasia es, en palabras del doctor, «cada vez más multidisciplinar». Pero, lamentablemente, la inmunoterapia aún no es una opción, pese a que hay muchos ensayos en curso en combinación con la quimioterapia que podrán abrir una ventana esperanzadora a los enfermos. Algo similar ocurre con los trasplantes, que en la actualidad solo están indicados para los de estirpe neuroendocrina en casos muy bien seleccionados. «La inmunoterapia tendrá cabida en un futuro. Ahora, tendemos a combinar la quimioterapia con la radioterapia como paso previo a la cirugía para lograr reducir el tamaño del tumor. Esto hace que la práctica tenga mejores resultados», agrega Francisco José Cruz. 

Pero, ¿se han registrado avances importantes en las terapias destinadas a tratar este tipo de cáncer? Sí. Sobre todo, en los fármacos propios de la quimioterapia. «La quimioterapia ha hecho que aumente la supervivencia de los pacientes. Sin embargo, también hay que poner en valor que el hecho de haber logrado realizar cirugías más agresivas nos permite resecar mucho más los tumores», apostilla el responsable de la citada unidad. 

«Sabemos que en diez años habrá un 30% más de afectados», advierte la doctora Galván

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Por su parte, la doctora Saray Galván, facultativa del servicio de Oncología en el mismo centro, pone de relieve que el gran cambio en el complemento de la cirugía ha sido el esquema Folfirinox, una línea de quimioterapia que nació en 2018 como tratamiento tras el proceso quirúrgico y que incluye varios medicamentos. «Gracias a esto hemos conseguido que el 60% de los pacientes esté vivo tres años después de la cirugía primaria. Antes empleábamos la Gemcitabina, una monoterapia que no aportaba tantos beneficios», aclara. 

Pero en el campo de la radioterapia también ha habido progresos. «El escenario ha cambiado. Hasta hace unos años se irradiaba mucho el órgano, pero ahora ya no se suele hacer esto porque contamos con técnicas más localizadas como la SBRT», anota. 

¿Cómo valoran los médicos a los pacientes? La labor es compleja y corre a cargo del Comité de Tumores del Aparato Digestivo, de las Vías Biliares y el Páncreas. «Aquí analizamos los diferentes perfiles para determinar si pueden ser abordados quirúrgicamente de entrada, o bien, si reúnen los criterios necesarios para que el tumor pueda ser resecable administrando quimioterapia y radioterapia de forma primaria. La realidad es que la mayoría empieza a tratarse con quimioterapia y son muy pocos los que pueden someterse directamente a una intervención», explica la doctora Galván. 

En cuanto a las neoplasias pancreáticas más comunes, la oncóloga del Hospital Negrín señala que entre el 85 y el 90% de los afectados sufre adenocarcinoma, que es el cáncer más agresivo. «Otros tumores menos frecuentes, pero con peor pronóstico, son los adenoescamosos. Por el contrario, los neuroendocrinos y los linfomas evolucionan mejor». 

Por lo que concierne a la incidencia, hay que decir que «ha incrementado» y que se trata de una neoplasia que es ligeramente más frecuente en hombres que en mujeres. La edad media de aparición oscila entre los 60 y los 65 años. «Sabemos que en diez años habrá un 30% más de afectados», advierte la especialista.

Cabe resaltar que algunos factores que contribuyen al desarrollo de la patología son el alcohol, el tabaco, la obesidad y la pancreatitis crónica. Además, la herencia genética juega un papel muy importante y requiere un seguimiento exhaustivo por parte de los profesionales. «Aún queda mucho por avanzar, pero, afortunadamente, cada vez se conocen más mutaciones que están presentes en algunos pacientes y que nos ayudan a distinguir a aquellas familias que son de riesgo», valora Saray Galván, quien no duda en destacar la importancia de invertir en investigación para ofrecer más oportunidades a este grupo de enfermos.

El Negrín, incluido en un ensayo



El Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín es uno de los centros de la red canaria que participa en un ensayo clínico nacional que pretende demostrar que el tratamiento con quimioterapia y radioterapia antes de practicar una cirugía para extirpar un tumor de páncreas ofrece mejores resultados, a pesar de que el cáncer pueda ser operable de entrada. «Esta investigación tiene su origen en el Hospital Universitario Puerta del Mar –en Cádiz– y está respaldado por el Instituto de Salud Carlos III de Madrid», informa el doctor Francisco José Cruz. El estudio, que comenzó a dar los primeros pasos en el Negrín el pasado febrero, podrá prolongarse entre cuatro y seis años. La idea es reclutar a un centenar de pacientes en todo el país, de los que al menos cuatro serán usuarios del centro de referencia del área norte de Gran Canaria. | Y.M. 

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