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DÍA INTERNACIONAL DEL CÁNCER

«El 75% de pacientes en Ámate están en riesgo de exclusión o vulnerabilidad»

Paula Rodríguez, trabajadora social de Ámate, apoya a las integrantes del colectivo en diferentes trámites

Paula Rodríguez, trabajadora social de Ámate

Un 75% de las personas con cáncer de mama que recurren a los servicios de Ámate (Asociación Cáncer de Mama de Tenerife) está en riesgo de exclusión social o de vulnerabilidad, según una de las profesionales que las atiende. Y, una vez que reciben el diagnóstico, no solo tienen incertidumbre sobre su vida, sino angustia, al pensar en cómo mantendrán a familiares a su cargo y abonarán el alquiler o la hipoteca. Quienes, de forma voluntaria, se asocian a la entidad, son atendidos, en primer lugar, por Paula Rodríguez, trabajadora social, que los nforma de los recursos que posee la asociación. Por su experiencia: «Lo duro es saber que tienen cáncer», pero la situación se complica si esa mujer, o algunos hombres, « están en riesgo de vulnerabilidad o de exclusión social»; es decir, si carecen de «recursos económicos o habilidades para pagar pelucas, pañuelos, cremas u otro tipo de tratamientos que no cubre la Seguridad Social».

Otras veces, tampoco saben afrontar con garantías los trámites que deben realizar ante las administraciones. Recuerda Paula que, con frecuencia, preocupaciones serias de los asociados consisten en el pago del alquiler, la hipoteca o los gastos de manutención de sus seres queridos. Y es que, según la trabajadora social, «muchas veces algunas personas ven mermada o limitada su actividad laboral» y otras, «pierden su trabajo». «Ayudamos a resolver esos trámites para que puedan llevar, en la medida de lo posible, una vida digna, con todas sus necesidades cubiertas», dice esta técnico.

Más de 1.700 ciudadanos son socios de Ámate; donde más del 80% están como pacientes, la inmensa mayoría, mujeres. El resto son colaboradores. La especialidad es el cáncer de mama, pero no cierra la puerta a quienes padecen otra patología oncológica.

Rodríguez comenta que, con la pandemia, en varios momentos ha habido cancelaciones o retrasos para otorgar citas en los hospitales o para operar. Aclara que, «por lo que nos dicen algunas pacientes, en los hospitales de referencia de Tenerife no trabajan de forma conjunta o con los mismos criterios, ya que en uno se puede esperar por una cita un mes y en otro, tres, por ejemplo». La asociación aboga por una mayor coordinación para acelerar la atención, «pues la calidad ya está garantizada con los grandes profesionales que tenemos».

En su opinión, en el confinamiento, el retraso en las citas podía ser de mes y medio o dos meses. «Para los pacientes de otras patologías este periodo puede ser muy pequeño, pero para una persona recién diagnosticada de cáncer es una eternidad, pues el impacto psicológico es muy elevado y desea es que le extirpen o traten lo que le hace daño lo antes posible», afirma. Con la pandemia, se impidieron las visitas de personal y voluntarios de Ámate a los hospitales para ofrecer apoyo a los pacientes. Hasta entonces, un psicólogo y una trabajadora social, así como una voluntaria, acudían a los centros para visitar a ingresadas e informarlas de todos los servicios gratuitos de la entidad y entregar un cojín con forma de corazón. Indica que ese objeto se lo ponen bajo la axila para evitar molestias con la cicatriz y favorecer el drenaje de la linfa e impedir la inflamación del brazo por acumulación de líquido. La persona voluntaria aporta «el testimonio de quien ha pasado el proceso y está recuperada, con ganas de vivir, para, en lo posible, ofrecer un enfoque positivo», comenta Paula. Un equipo de tres psicólogas resuelve las dudas de las recién diagnosticadas, siempre que estas deseen formar parte del colectivo. Una de las más frecuentes es cómo informar de que se tiene cáncer a la familia. Las profesionales intentan calmar ansiedades y tratan de servir de guía en el proceso.

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