Canarias ha solicitado a los supervivientes de la Covid-19 donar parte de su sangre. Y es que cuando se trata de intentar curar a los pacientes con Covid-19, cualquier posible tratamiento es bienvenido. Tras el confinamiento, sumergidos en un mar de incertidumbre, surgió la posibilidad de recolectar el plasma de aquellos pacientes que hubieran sobrevivido a la enfermedad con el fin de que todo ese esfuerzo realizado no quedara en agua de borrajas, brindando la posibilidad de salvar otras vidas. Hasta el día de hoy, a pesar de haber culminado varios ensayos clínicos al respecto, el plasma de los supervivientes de Covid-19 se sigue utilizando en muchos hospitales de Canarias como un tratamiento de uso compasivo para algunos de los hospitalizados. Es por ello, que el Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia (ICHH) continua haciendo llamamientos recurrentes a las más de 67.000 personas que han padecido Covid-19. 

No existen aún certezas científicas con respecto a los beneficios de la utilización de plasma como tratamiento terapéutico. Se cree que este plasma hiperinmune podría ayudar a eliminar el virus, a minimizar el daño que éste causa y a mejorar la evolución clínica y la recuperación de los pacientes que lo reciban. A pesar de esta falta de datos que avalen completamente su uso para combatir la Covid-19, el hecho de que no se ha hallado un tratamiento totalmente efectivo para la enfermedad, provoca que, por el momento, ninguno se pueda descartar.  

Varios estudios en el mundo

Alrededor del mundo han sido varios los científicos dedicados a probar esta terapia, que ya se había mostrado efectiva antes durante la gripe A, el Ébola o la gripe española. Europa no se ha quedado atrás. De hecho, La Comisión Europea colabora con los Estados miembros, la European Blood Alliance (EBA), el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) y otros profesionales de la salud para apoyar un estudio sobre el plasma de convalecientes como tratamiento para los pacientes de Covid-19 multicéntrico. En España también existe una iniciativa de este tipo. El estudio, titulado ConPlas-19 y liderado desde el Hospital Universitario Puerta de Hierro, ubicado en Madrid, intenta resolver este puzle bajo la premisa de que los pacientes con coronavirus en fase aguda que aún no han tenido la oportunidad de desarrollar una respuesta inmune eficaz contra el SARS-CoV-2 se beneficiarán del tratamiento con plasma hiperinmune de otros pacientes que ya han superado la enfermedad y que contiene anticuerpos frente al virus.

 Entre los centros participantes en España han estado trabajando el Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín y el Hospital Universitario de Canarias, que durante casi un año han seleccionado a los pacientes idóneos a los que inocular este plasma en las primeras fases de la enfermedad, como señala Luz María González, hematóloga del Hospital Dr. Negrín. Ahora, mientras los investigadores esperan los resultados del estudio nacional, el plasma se sigue utilizando, aunque en menos ocasiones, para tratar a algunos pacientes concretos. «Lo utilizamos como terapia de uso compasivo, lo que nos permite conseguir una autorización rápida para un uso específico», señala González. 

Los resultados del uso de este tratamiento, sin embargo, aún no son del todo claros. Ni en Canarias, ni a nivel internacional. Un último estudio publicado en la revista científica NEJM, de febrero de 2021, pone de relieve que apenas existen diferencias entre tratar al paciente con este suero o no hacerlo. «La mortalidad al mes fue de un 10,96% en el grupo de pacientes que recibieron plasma de convaleciente y de un 11,43% en el grupo placebo», señala el estudio realizado por un equipo internacional de investigadores que forman el Grupo PlasmAr. 

En este sentido, los científicos creen que el uso del plasma de personas convalecientes debe ser «reevaluado». «Los próximos estudios sobre terapia de anticuerpos deben estar focalizados en otras poblaciones o intervenciones, con otro tipo de preparaciones, ya sea inmunoglobulina intravenosa o anticuerpos monoclonales anti SARS-CoV-2», insisten. En lo que se refiere a Canarias, los datos también son dispares. «En algunos hospitales nos han comentado que funcionan con éxito y en otros no», señala Miriam Arroyo-Vidal, médico responsable Provincial Departamento de Extracción del ICHH. Por ejemplo, en el caso del Hospital Dr. Negrín, han conseguido «muy buenos resultados» al utilizar esta terapia. Sin embargo, como señala la hematóloga, ese porcentaje de éxito «es muy variable» y depende de cada tipo de ensayo. «Tiene una fuerte relación con el momento en el que se realiza la transfusión», señala González, quien afirma que, al menos en la parte del estudio español realizado en su hospital, pudieron ver una mejora de los pacientes en los que se utilizaba esta terapia en las primeras fases de la enfermedad. A pesar del cambio de uso del plasma en los últimos meses, el ICHH no lo ha notado, y como resalta la responsable de extracción del Instituto, «los hospitales siguen solicitándolo». 

Los requisitos de la donación

Este tipo concreto de donación no está pensada, sin embargo, para todos los pacientes de Covid-19. Existen unos requisitos que se deben cumplir a rajatabla para evitar posibles efectos secundarios en quienes la vayan a recibir. Los donantes convalecientes deben ser hombres que nunca han recibido transfusiones de sangre. ¿Por qué? «Al haber tenido contacto con otra sangre hay una pequeña posibilidad de que se generen anticuerpos contra los antígenos del receptor» , señala Miriam Arroyo-Vidal, que indica que esto podría generar «un efecto secundario que afecta a los pulmones». Dado que la diana principal del coronavirus es el sistema pulmonar, los médicos han preferido no arriesgarse. «El riesgo es bajo, pero es impredecible», sentencia. De ahí que ni los hombres que hayan recibido una transfusión de sangre, ni las mujeres en general –por haberse quedado embarazadas o haber tenido un aborto (sabiéndolo o no)–. 

También es necesario que haya transcurrido al menos un mes desde el fin de los síntomas y que se haya constatado la enfermedad a través de un test diagnóstico. «Además es indispensable que tengan un título de anticuerpos alto», señala Arroyo-Vidal. Para ello, a los procedimientos habituales previos a la extracción (como las pruebas de enfermedades transmisibles por la sangre), se añaden algunos nuevos, como la pre-aféresis, para comprobar cuál es la cantidad de anticuerpos con la que cuenta el paciente. 

El plasma hiperinmune se obtiene mediante donación por aféresis de pacientes que han superado la enfermedad y han desarrollado anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2. Esto quiere decir que durante el proceso, que se prolonga durante más tiempo que una donación al uso, la sangre se «centrifuga» para separar este compuesto necesario del resto de los hematíes.