El estadounidense Jeffrey Lazarus, que trabajó durante 15 años en la OMS, es uno de los investigadores principales del Instituto de Salud Global (IsGlobal) de Barcelona. Implicado en programas de erradicación de hepatitis C y sida, durante esta pandemia. Atiende por vía telefónica desde Dinamarca, donde el control del virus está a años luz del que se realiza en España gracias al testeo continuo de la población

Desde el grupo de salud pública de The Lancet Comission acaban de publicar un estudio centrado en los países que han conseguido reducir mucho la mortalidad y la transmisión comunitaria del virus. ¿Qué destacaría de sus conclusiones?

Las soluciones que se adoptan son muy cortoplacistas. Se trata, en gran medida, de cambiar comportamientos, tanto de los gobiernos como de la población, y eso es difícil. Decidimos repasar la evidencia y destacar algunas de las cosas que hay que hacer. Es muy difícil para la gente recordar la importancia de reducir el contacto entre personas, y hay que entender que la transmisión del virus se realiza por el aire. Ha salido gace muy poco un gran artículo en Science, con José Luis Jiménez [Universidad de Colorado]. Destacamos la importancia de la transmisión por aerosoles y de tener medidas según la evidencia. Y esto, en España, parece que no se entiende bien. Hay una comunidad autónoma, Navarra, que ha decidido medir el dióxido de carbono en bares y restaurantes. Donde hay mala ventilación sabemos que hay más riesgo de transmisión del virus...

Fue Galicia la primera que lo impuso en los restaurantes.

No me sorprende, porque hay un grupo muy fuerte sobre este tema en Galicia con el que estoy en contacto. Pero, ¿por qué no ocurre en el resto de España? Con todo el respeto, el turismo no va a ir solo a Navarra y a Galicia, sobre todo en verano. El Gobierno no está respondiendo bien, y no hay excusas de que esto es cosa de las comunidades autónomas. El Gobierno central, si no hay un estado de alarma, debe tomar medidas. Las que se han tomado hasta ahora no han funcionado bien, solo han sido eficaces cuando han sido muy extremas: el año pasado bajamos la transmisión hasta un nivel muy bajo, pero cuando baja la ola se abre todo de nuevo.

Así es.

El problema sigue siendo los interiores. No entiendo por qué puede entrar alguien que tiene el virus. Hay muchos países en los que no se puede entrar en los locales sin estar vacunado ni tener un test negativo. Es lo obvio. Esta noche salgo a cenar, y por la tarde haré un test rápido que es gratis en una tienda de aquí al lado. Me pasarán el resultado por teléfono y lo mostraré en el restaurante para entrar.

No está usted en territorio español, claro.

Estoy en Copenhague. Aquí se controla porque se sabe que hay un problema en los interiores. Me recuerda a los orígenes del sida. Nadie sabía que se trataba de un virus, el VIH, pero sí se dieron cuenta de que había mucha transmisión en interiores, en saunas para homosexuales. Y cerraron las saunas. Ahora sabemos que la solución era utilizar condones. Hoy cerramos restaurantes y bares, y la solución, dado que no podemos comer y beber con mascarilla, es medir la calidad del aire y tener un test o una vacuna antes de entrar. Lo que se ha hecho en España es cargarse el turismo y la salud, y para mí no hay ninguna excusa. Hay presión de ciertos médicos y de la industria diagnóstica privada de laboratorios clínicos que está bloqueando que pueda testarse gratis.

En España se está retrasando mucho la autorización gubernamental para que la población acceda fácilmente a los test rápidos y a los autotest que se hacen en casa.

Ni siquiera tiene que ser autotest. Hablo de que se capacite a gente, enfermeras o estudiantes, que hagan una formación y que haya lugares donde puedas ir a hacerte un test. Aquí, en Copenhague, la gente de 14 o 15 años hace un test antes de quedar. Se lo decimos los padres. No es un autotest, sino un test que hace alguien que sabe hacerlo, que no es tan complicado. En Dinamarca se les está enseñando en el colegio a los jóvenes hasta 15 años cómo hacer un autotest. Y tienen que hacerse uno dos veces por semana. No es perfecto y algunos lo harán mal, pero la alternativa es que haya algún positivo e infecte a todos, y que vuelvan a casa y contagien a sus familias.

Claro.

Esto se llama reducción de daño. Soy especialista en reducción de daño para usuarios de drogas. Tenemos centros en Bilbao, Barcelona, Madrid... Decimos: bueno, sabemos que no vas a dejar de inyectarte droga, pero te damos la jeringuilla limpia y así no contraes hepatitis C o VIH. La reducción de daño se lograría haciendo que haya más test, aunque son de menor calidad, pero algo hacen, y que se testee muchísimo: un par de veces a la semana todo el país. Yo mantendría todo abierto, pero primero bajando el número de casos. Luego, testar mucho y exigir un test negativo para entrar. No se quita ninguna libertad. No entiendo por qué en España no se hace.

Propone que antes del verano guardemos un periodo de aislamiento de cinco semanas para bajar la incidencia al máximo, y después abrir una burbuja europea.

Si empezase hoy, cosa que no va a ocurrir, estaríamos a mediados de junio con el Covid bastante controlado. Tendría que ser un confinamiento bastante estricto y seguir vacunando. Después, asegurar que en Europa se puede testar gratis todo lo que se quiera. Así este verano no tendríamos problema. Tampoco costaría mucho dinero. Creo que incluso bastaría con tres semanas. Veremos lo que pasa con los casos. Donde hay mucho virus hay más mutaciones, más variantes y más posibilidades de tener un día alguna cepa que resista la vacuna.

Muchos dicen que al descender tanto la mortalidad hay que relajar mucho más las restricciones.

Con las vacunas muere mucha menos gente, y eso es fantástico, pero hay mucha transmisión. Es una pasada que un país desarrollado como España no tenga controlado el virus y no haga las cosas fáciles. No estamos hablando de tres meses, como el año pasado. Hacemos un confinamiento corto, distribuimos mascarillas en las zonas más pobres, explicamos en la tele, en la radio y con panfletos que lleguen a todas las casas lo que hay que hacer... Tenemos ONG que nos pueden ayudar. Yo trabajo con varias y testeamos para la hepatitis C durante toda la pandemia. Debemos organizamos para lograr una ‘zona verde’ en España, ojalá en toda Europa, y luego abrir, pero siempre con vacunas y test negativo. No entiendo la idea de abrir España para los británicos en mayo y no requerir un test negativo.

En Inglaterra la variante india es dominante en varias ciudades.

Sí, y les preocupa muchísimo. Hablo mucho con ellos y están muy nerviosos. Nosotros tenemos riesgo por la nueva variante, pero ellos también, y por eso es ilegal ir a Madrid o a Barcelona desde Inglaterra sin un permiso especial. Somos la zona peligrosa, por eso hay cuarentena a la vuelta y dicen que es mejor ir a Baleares o a Canarias. Dinamarca hizo burbuja con Noruega y Alemania y fue el año de mejor turismo en décadas. Todos quieren ir a España en verano, pero si es un lugar peligroso sus gobiernos no lo van a permitir. Hemos hecho un esfuerzo extraordinario aquí [en Dinamarca]. Los restaurantes sólo llevan dos semanas abiertos este año, pero ahora no hay problema, dentro no hay virus.

Es coautor de un artículo de The Lancet que afirma que la estrategia de eliminación [la que se sigue en Asia] y no de mitigación [Europa y América] es mejor para la economía, la salud y las libertades. Es innegable que países como China, Nueva Zelanda y Dinamarca tienen hasta 25 veces menos muertos por millón que los que optan por la mitigación, como España. Contra esta estrategia de eliminación se argumenta que destruye la economía y las libertades. Pero si los cierres son puntuales y rápidos, como propone esta estrategia, será más fácil ayudar económicamente a los restaurantes que tengan que cerrar, ¿no?

Esa es exactamente la idea. En un día de fiesta en Dinamarca, si no tienes una reserva, todos los restaurantes están llenos. Lo sé porque lo he intentado. Igual que en Barcelona o Madrid, pero para entrar necesitas un test negativo o estar vacunado. Los españoles llevan mascarilla en la calle y se la quitan para entrar en el restaurante. Es el mundo al revés. En Dinamarca va la gente tranquila sin mascarilla por la calle. Sé que en España hay mucha gente en contra y estoy de acuerdo: quítatela, pero no puedes entrar si tienes el virus. Necesitamos una industria de test rápidos gratis para detectar asintomáticos y que sean obligatorios para entrar.

Ahora hemos conocido un informe de un panel de expertos encargado por la OMS.

Lo conozco bien, trabajé en la OMS quince años.

Una de las conclusiones es que se tardó en declarar la emergencia internacional y se perdió el mes de febrero para prepararnos. Hubo también una ausencia de liderazgo internacional, lo cual coincide con el estudio Covid-Score que publicó usted y otros autores en Nature en junio del pasado año.

Con todo el respeto al informe del panel independiente, que está muy bien, no teníamos que haber esperado a mayo de 2021 para saber eso. Lo sabíamos ya en abril de 2020. He trabajado un año y medio en el departamento de catástrofes y emergencias de Europa, y tiene un contacto en cada ministerio de sanidad de todos los países europeos, les mantienen informados cuando es necesario. Todo enero y todo febrero estaba en contacto toda Europa. Cuando estaba muriendo tanta gente a finales de febrero y marzo en Lombardía, las autoridades españolas del Ministerio de Sanidad estaban en contacto con sus contrapartes en Italia. Sabían lo que estaba pasando y ya llevaban dos meses diciendo que este virus se transmite por el aire y es letal. Había mucho debate sobre cuánta letalidad, pero eso no es importante. Alguien ya había advertido que era muy peligroso, y no se hizo nada.

Había muchos intereses económicos, porque al declarar una pandemia y cerrar fronteras hay congresos que se cancelan, como el Mobile [de Barcelona], que ya había tomado la decisión. El turismo para, afecta a muchos sectores de la economía. Resistieron hasta que no podían más y sacrificaron la salud.

Ya.

Teníamos como ejemplo a Italia, que no está muy lejos. No fue un problema de Brasil o la India o incluso China. Teníamos dentro de la UE un país sufriendo a ese nivel e hicimos como si no fuera un problema de Londres, de Madrid o de Bruselas. Faltó liderazgo y falta aún liderazgo europeo y español. Vemos un poco a Urkullu intentando hacer cosas en Euskadi y luchando con los tribunales para controlar el virus, pero en realidad no hay voces liderando y explicando, como hacemos nosotros en este artículo de International Health, exactamente lo que hay que hacer y por qué. En Inglaterra llevan dos meses con un plan de desescalada, y dicen que cuando lleguen los casos a cierta cifra desescalan más. No tenemos ese plan para España y no entiendo por qué. No entiendo qué están haciendo todos esos comités y expertos sin tener un plan a nivel de comunidad autónoma o de país por el que se puede desescalar o también poner más restricciones. Todo el mundo sabe cuántos casos hay por 100.000 habitantes, pero no saben qué quiere decir para ellos. Es un gran fallo de liderazgo y es muy fácil de resolver. Me encantaría que me dejaran las riendas un par de semanas.

Algunos de los presidentes autonómicos presionaron al Gobierno para retirar las mascarillas en el exterior y se hará este viernes, 26 de junio. ¿Cree que se ha tardado mucho?

Es un misterio. En Europa, España es el único lugar donde se ha llevado a ese extremo. Me hubiera gustado que alguien dijera también que van a hacer test gratis. Los test de antígenos no son muy caros y hay estudiantes de Medicina a los que estoy seguro que les encantaría un trabajo este verano testando gente para ayudar a controlar la pandemia.

Recientemente ha salido un estudio de la Universidad de Colorado [EE UU] que concluye que el 2% de las personas infectadas en el campus portaban el 90% de las partículas virus víricas circulantes. Es decir, eran «superportadores» y probablemente «supercontagiadores». Un asintomático puede tener tanta carga viral como un hospitalizado. Esto ya se sabía, pero, ¿refuerza la idea de que hay que testar continuamente a la población?

Exactamente. Lo hemos visto en el VIH, en el que soy especialista. Una gran proporción de los contagios procede de un grupo pequeño que no se cuida. Por eso hay que testar a la gente, para saber quién tiene una carga viral alta, quién puede infectar, y quién no. También sabemos que si uno tiene una carga viral alta y va de juerga y entra en cuato o cinco bares en el transcurso de esa noche puede infectar a mucha gente si hay mala ventilación. Una persona sin mascarilla en la calle vale, pero en un bar no. Estamos haciendo otras mil cosas mal, aparte de cosas que hay que hacer, y hay que explicarle a la población exactamente el porqué.

Pedro Sánchez renunció hace tiempo a dar malas noticias y solo repite la cuenta atrás para la inmunidad colectiva en verano.

El presidente tiene que salir a hablar con la población y explicar qué va a hacer. Esto va mucho más allá de las vacunas. Otra cosa que destacamos en el informe de International Health es que las vacunas no resuelven todo. Protegen muy bien, pero también te puedes infectar. Cuando tengamos el 70% de la población vacunada todavía tendremos el 30% no vacunados. Hay que seguir con medidas. Como decíamos en [el estudio] Covid Score, que repetiremos en otoño, no creo que vaya a cambiar mucho la situación. No estamos satisfechos con cómo lo está manejando el Gobierno.

En EEUU se ha llegado al 50% de vacunados, pero está costando mucho alcanzar el 70%. Allí ofrecen de todo, hasta cigarrillos de marihuana, para que la gente se vacune. ¿Podría ocurrir eso en España? ¿Podrían también las variantes de preocupación, actuales o futuras, elevar ese umbral de inmunidad de grupo del 70% hasta el 80% o el 90%?

La cifra del 70% la hemos descartado en el próximo otoño. Incluso [Anthony] Fauci en EE UU ya habla del 75%. Yo digo que 75% o probablemente 80%, y que no dejemos ninguna población atrás. El 70% es un número que no tiene nada que ver con esta pandemia, fue desarrollado hace décadas para otras enfermedades. Ya hemos visto que las nuevas variantes son más transmisibles, y ese umbral tiene que ser del 75% o del 80%. Sánchez sigue hablando del 70%, no sé por qué no cambia. EEUU lo ha cambiado ya. Lo que temo es que cuando lleguemos al 60%, la gente diga: «Bueno, es casi 70%, ya está». Y quede un 40% sin vacunarse.

Parece que es lo que está pasando en Estados Unidos.

Israel, Estados Unidos y Reino Unido llegaron muy rápido al 50% y ahora van muy lentos. Israel hace tiempo que llegó al 50%, pero no se habla del 60%, y no tienen escasez de vacunas. En Estados Unidos, como usted dice, te dan desde cigarrillos de marihuana hasta donuts o una cerveza. Me entrevistaron allí por eso y dije que la cerveza y los donuts no son lo mejor, pero si te vas a vacunar por un donut o una cerveza, pues a por ello. Allí puedes entrar en cualquier farmacia y que te vacunen con la misma facilidad con la que compras paracetamol. Cuando allí hablaban de vacunar a adolescentes de 12 a 15 años, en Europa estábamos sufriendo y teníamos mayores todavía sin vacunar. Esta inequidad, incluso entre los países ricos, es un ejemplo de un sistema roto y de prioridades equivocadas.