El último testigo que declaró ayer fue un nieto de la víctima. El joven aseguró que en alguna ocasión oyó a Germán Ortega decir a su abuela que, si lo echaba de la casa, le prendía fuego. Además, admitió de que su tío podía estar obsesionado con que Eduvigis Pais le fuera a dejar en herencia la casa a él. En su opinión, la afectada siempre le dio todo lo que pudo al ahora acusado, por lo que no entendía su comportamiento violento hacia ella. A preguntas de la abogada del Instituto Canario de Igualdad, apuntó que algunos de los insultos que le decía eran: «hija de puta, perra o mala madre».

La hermana de la víctima admitió ante los miembros del Jurado que muchas veces presenció malos tratos e insultos hacia Eduvigis por parte de su hijo. Algunas expresiones que le atribuyó al procesado fueron que iba a matar a la progenitora o que la quemaría viva. Esta testigo también refiere que le escuchó el comentario: «Cualquier día quemo la casa». Además, según este familiar de Eduvigis, «no la dejaba relacionarse con el nieto ni conmigo». Atibuyó los problemas a las constantes exigencias de dinero por parte de Germán Ortega para comprar drogas. Y confirmó que la mujer asesinada tuvo que ir a comer a su hogar en varias ocasiones.

En una ocasión, la afectada echó de la casa a su hijo y este se puso a vivir en las escaleras del edificio. La madre le recogía la ropa sucia y se la lavaba, además de que le acercaba comida. Hasta que un día decidió readmitirlo en su vivienda. Los vecinos también ratificaron los problemas que tenía Eduvigis con su hijo.