Vacaciones entre islas, solo con un test

Canarias se enfrenta a otra Semana Santa atípica en 2021. Aunque habrá más actividad que el año pasado, –cuando la irrupción del coronavirus encerró en casa a toda la población–, el Archipiélago vivirá un nuevo periodo vacacional sin una de sus principales señas de identidad: el turismo. A la falta de visitantes extranjeros y peninsulares debido a las medidas para hacer frente a la pandemia, se unen ahora las restricciones a los viajes de ocio impuestas por el Gobierno canario a los residentes. En una semana en la que muchos aprovechan para irse de vacaciones a otra isla del Archipiélago, este año solo será posible si los pasajeros presentan una PCR o prueba de antígenos, lo que ha complicado el viaje a muchas familias. Una medida con la que las autoridades canarias quieren evitar la propagación del virus y garantizar traslados seguros en un momento en el que la incidencia de la Covid-19 ha obligado a endurecer las restricciones.

A diferencia de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, que aunque estén cerradas perimetralmente permiten a sus ciudadanos moverse libremente por todo su territorio, Canarias ha querido esta Semana Santa exigir una prueba diagnóstica de infección activa negativa para hacer turismo local entre islas. Una decisión que no se tomó en Navidad o en carnavales y que ahora se justifica por el crecimiento de casos que se experimentó tras el aumento de la movilidad en estos periodos vacacionales.

Si se compara con las medidas que ha aplicado el otro archipiélago del país, puede comprobarse que Baleares ha sido algo más laxa en sus requerimientos, ya que permite la movilidad entre Mallorca, Menorca, Ibiza o Formentera sin necesidad de una justificación y solo exige la realización de un test de antígenos en el momento de volver al lugar de origen, aunque solo si se ha permanecido fuera más de 72 horas. En cambio, en Canarias esta prueba se exige a los pasajeros en el inicio del viaje de ocio, mientras que aquellos que se trasladen con una razón justificada deberán presentar una declaración responsable.

Se trata de una medida que estará vigente entre las 00:00 horas del viernes 26 de marzo y las 24:00 horas del viernes 9 de abril y que se une a otras restricciones específicas y temporales aprobadas por el Gobierno regional para este periodo vacacional.

Canarias estará en Semana Santa cerrada perimetralmente, por lo que no se permitirán los viajes a la Península que no tengan un motivo justificado, ni tampoco podrán llegar viajeros nacionales. El anuncio del cierre de las comunidades propició que se desplomaran las expectativas de ocupación que tenían los hoteleros en el Archipiélago, superiores al 40% en aquel momento.

Este año tampoco se podrá recurrir al turismo internacional. Aunque las fronteras se mantienen abiertas, sirven de muy poco en un momento en el que los principales países emisores de turistas plantean restricciones a los viajes. Reino Unido y Alemania, –de donde proceden el 57% de los visitantes extranjeros que pasan sus vacaciones en Canarias– han puesto coto al turismo. Mientras el Gobierno británico mantiene prohibidos los viajes internacionales hasta el 17 de mayo y plantea sanciones para los incumplidores, la canciller alemana Angela Merkel estudia ahora restringir la reapertura que se había iniciado con los primeros vuelos a Mallorca.

Las malas perspectivas de Canarias de cara a la Semana Santa volvieron a confirmarse cuando se dieron a conocer los datos de conectividad aérea, que están en consonancia con la baja demanda. Según los datos aportados por la Consejería de Turismo, el número de plazas a destinos internacionales para este periodo es un 77% inferior al registrado en 2019, en concreto, habrá 92.114 frente a las casi 400.000 de antes de la Covid.

150.000 plazas perdidas

Los datos de las plazas vinculadas a la Península tampoco son nada alentadores, se reducirán un 41%, hasta las 82.342, mientras que hace dos años se programaron 139.655. En total, Canarias ha perdido esta Semana Santa 150.000 asientos, lo que significa mucho en una comunidad donde los turistas solo tienen esa alternativa para venir a pasar sus vacaciones.

Unas circunstancias que harán que haya pocos cambios en la estampa de las principales zonas turísticas del Archipiélago. Aunque se espera algo más de movimiento por el efecto del turismo local, lo cierto es que la mayor parte de los hoteles continúan cerrados y con ellos muchos negocios que viven directamente del turismo. Una falta de clientes que ya ha provocado que en Canarias cierren cada día doce empresas desde que se inició la crisis. La parálisis económica y el cero turístico mantienen en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a 89.559 personas en Canarias y el paro alcanza ya al 25% de la población activa.

El sector turístico de las Islas confiaba en el cliente local para tratar de llenar los pocos establecimientos que se mantienen abiertos, tal y como ocurrió en verano. Sin embargo, el anuncio de las restricciones para viajar en Semana Santa decretadas por el Gobierno de Canarias ha tenido su impacto en las reservas hoteleras. Alrededor de un 15% de los viajeros han decidido dar marcha atrás y cancelar su viaje y el porcentaje no se ha elevado todavía más debido a la flexibilidad en la política de cancelaciones que ha obligado a adoptar el coronavirus, así como por la incertidumbre, que hace que cada vez se reserve con menos antelación.

Sin embargo, la exigencia de un test negativo para el turismo local no ha desagradado del todo a las patronales hoteleras canarias, que la han visto como la única fórmula para poder mantener algunos viajes, ya que aquellas islas con mayor incidencia y que se encuentran en nivel tres de alerta, –Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura–, tienen restringida la entrada y salida sin un motivo justificado. La aplicación de los test ha posibilitado que los residentes puedan viajar a otras islas realizándose alguna prueba diagnóstica que acredite que no están infectados, pero el sobrecoste que supone pasar por un laboratorio puede suponer un problema para algunos. El coste de un test de antígenos oscila entre los 35 y los 50 euros, lo que para una familia de cuatro miembros sí que tiene un impacto sobre el precio final del viaje.

Zonas turísticas

A muchos canarios no les quedará más remedio que quedarse en su propia isla para disfrutar de unos días de vacaciones. Las grandes beneficiadas serán las zonas más turísticas de las dos islas capitalinas, Gran Canaria y Tenerife, que verán como muchos isleños llegarán para desconectar de la fatiga pandémica. De hecho, estos lugares llevan días preparándose para reabrir en Semana Santa, rezando para que la llegada de clientes no sea otro espejismo y pueda ir reactivándose de ahora en adelante. ¿Los más perjudicados? Las islas no capitalinas, –Fuerteventura, Lanzarote, La Palma, La Gomera y El Hierro–, que han visto mermadas sus posibilidades de atraer turismo procedentes de otras islas y no cuentan con una población tan numerosa para llenar sus establecimientos.

Aquellos que no puedan irse de vacaciones a otra isla del Archipiélago ni tampoco reservar noches en un alojamiento hotelero, siempre podrán disfrutar de las alternativas que se le ofrecen en su propio entorno. El buen tiempo en Canarias hace que la playa siempre sea una opción. Unas zonas de baño que mantendrán las medidas de seguridad frente a la Covid y que además previsiblemente tendrán una menor afluencia que la que hubo en 2019, el último año en el que las Islas vivieron una Semana Santa con la normalidad habitual de antes de la pandemia.

Además de las playas más visitadas como Las Vistas o Las Teresitas, en Tenerife, o playa del Inglés y las Canteras, en Gran Canaria, los canarios podrán perderse entre otros muchos rincones menos conocidos como charcos naturales y otras zonas de baño en busca de menos aglomeraciones.

Las zonas naturales también pueden ser una vía de escape para muchos, ahora que la búsqueda de planes al aire libre está en auge. El senderismo o el turismo rural estarán sin duda en la agenda de muchos isleños.

Canarias encara la Semana Santa con el interior de los locales de restauración cerrados en las islas con un nivel 3 de alerta, –Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura–, con las terrazas al 50% y un máximo de cuatro personas por mesa, por lo que encontrar una libre para tomar algo en algunos puntos del Archipiélago estos días puede convertirse en misión imposible. En Lanzarote, que se encuentra en nivel 2, sí abrirán los interiores con un aforo del 50%, mientras que en las terrazas se eleva al 75%. En el resto de las islas, los locales tendrán unos aforos del 75% dentro y funcionarán con normalidad en el exterior. Además, el límite de personas que podrán reunirse en espacios públicos será de cuatro, mientras que en espacios privados solo podrán encontrarse los convivientes.

Otras restricciones

En Semana Santa toda Canarias estrena además el toque de queda entre las 22:00 horas y las 06:00 de la mañana. Una restricción que ya conocían algunas de las islas con mayor incidencia del virus, pero que no se había puesto en marcha en aquellas con una mejor situación epidemiológica.

La incidencia acumulada en el Archipiélago es de 70 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días y se eleva hasta los 138 en los últimos 14. Una situación que ha motivado que por segundo año no vaya a haber procesiones de Semana Santa en Canarias y se hayan suspendido todos los actos que no vayan a tener lugar en el interior de los templos, que también tendrán una reducción de aforo en función del nivel de alerta en el que se encuentre cada isla.

La gran esperanza para poder vivir en 2022 una Semana Santa prepandémica es la vacunación. Hasta ahora, según los últimos datos, en Canarias hay 75.667 personas inmunizadas frente a la Covid, lo que supone el 5,6% de la población diana. Un porcentaje que todavía dista mucho del 70% que se quiere lograr en verano, un objetivo que a día de hoy parece inalcanzable en ese plazo. Solo pisar el acelerador permitirá recuperar estas vacaciones tal y como eran antes de que el coronavirus cambiara por completo la forma en la que se disfrutan.