El toque de queda a las 22:00 horas supone para los restaurantes pérdidas de hasta el 30% con respecto a su facturación si se cerrara la vida tan solo una hora después. Si a ello se le suman el descenso de facturación implícito en las limitaciones de aforo, “las pérdidas alcanzan el 60% y hasta el 75%”. Así lo han hecho constar distintos representantes del sector en las Islas, que aseguran que es el cambio de horario de vuelta a casa lo que más está perjudicando a sus negocios dado que “se pierde completamente el servicio de cenas”. Los restauradores consideran que, cuando el Gobierno les permite cerrar a las once, son capaces de “defender el negocio”, sin embargo el cierre a las diez obliga a muchos dueños de locales a decidir cerrar “de facto” incluso antes, una vez culminan las comidas. “Para dar un buen servicio de cenas deberíamos empezar a las 19:30 horas, pero esa costumbre es más habitual en extranjeros”, insiste Ramón Fariña, presidente de la Asociación de Empresarios de Restauración y Ocio de Tenerife (AERO).

“Muchos restauradores han decidido cerrar a mediodía”, señala Fermín Sánchez, presidente de la Asociación de Empresarios de Bares, Cafeterías, Restaurantes y Ocio de Las Palmas (Aebcryo), que indica que incluso así, las pérdidas ascienden al 50% de la facturación normal dada la menor afluencia de clientes en comidas y servicio de media mañana, como consecuencia de que gran parte de los empleados –privados y públicos– se encuentran en teletrabajo. Si en algo coinciden los representantes es que aún no han recibido una buena explicación sobre por qué “cerrar una hora antes evita contagios”. Además, defienden que, al cerrar más temprano los locales, la población es más propensa a reunirse en sus viviendas, donde “no se cumple ninguna medida de seguridad”. “Se deben poner medidas serias para quienes se salten la ley, ya sea en restaurantes o en casas”, insiste Fariña. Desde participar más activamente en mesas técnicas a la hora de tomar decisiones hasta que se valore la posibilidad de subvencionar esas pérdidas durante el tiempo que permanezcan activas las restricciones, son algunas de las sugerencias que los representantes del sector consideran que se deberían implementar para poder paliar este escenario “desilusionante y decepcionante” que están enfrentando desde hace más de un año empresarios y trabajadores del sector. “Creemos que hay que tener mesas de trabajo para explicar cómo funciona la vida real”, insiste Fariña. Porque los empresarios creen que las subvenciones tampoco van a ser la panacea ni el final de los problemas. En el caso de la línea de ayudas puesta en marcha por el Gobierno de Canarias, los empresarios critican que cuentan con demasiados requisitos para acceder a ellas y que solo están destinadas a pequeñas y medianas empresas (pymes). “Deber tener un 30% de pérdidas en la facturación y hay muchos negocios que por llegar al 27% no podrán acceder a ella, aunque no estén ganando nada “, indica Carlos Quintero, vicepresidente de AERO. A esto se une, como indica Fariña, que “ tan solo tienen en cuenta la caída de facturación y no las pérdidas de beneficios”. Además, al estar destinadas únicamente a las pymes, “olvidan a entre 15 y 20 empresas en Tenerife que dan un montón de trabajo”, señala Quintero. Para Sánchez las subvenciones han sido “una decepción”. “Pensábamos que nos iba a ayudar, pero no va a ser así”, insiste el representante de la hostelería de Las Palmas, que además recuerda que solo se valorará la pérdida en el “segundo semestre el año”.

Las ayudas del Estado podrían paliar en parte las deficiencias de las autonómicas, pero el sector ya ha encontrado lagunas técnicas en la ejecución. Por ejemplo, en la obligación de estar al corriente con los pagos de la Seguridad Social y de los impuestos, dado que muchos negocios han perdido tanto que les ha sido imposible tener estos gastos en regla. “Todas las ayudas son bienvenidas, pero habrá que ver su viabilidad”.