El parón abrupto de distribución de vacunas de Pfizer ha trastocado todo el plan de vacunación en Canarias. Lo que se prometía culminar en tan solo una semana, ya va a cumplir su tercera, y la siguiente fase, que garantizaría la protección contra el coronavirus a unos 12.000 grandes dependientes, ha quedado supeditada a que haya “suministro”.

Mientras, el ambiente de crispación entre los profesionales de la sanidad pública que aún no han recibido esta protección –gran parte de segunda línea– crece por momentos. Los sanitarios denuncian que el protocolo impuesto por el Gobierno de Canarias el 8 de enero –modificado el día 20 por la falta de suministro– no se ha seguido al pie de la letra, pues muchos de los que debían vacunarse al final, recibieron su primera dosis en la misma semana en la que comenzó la vacunación a sanitarios. Entre estos perfiles se encuentran gerentes, directores de área y otros directivos que, si bien estaban incluidos en los listados para recibir la protección contra el coronavirus por su exposición al mismo, estaban relegados al final.

La Consejería de Sanidad se defiende afirmando que la vacunación es un proceso complejo y que el suministro de la vacuna de Pfizer, en concreto, cuenta con una intrincada logística que les obliga a hacer modificaciones en la propia agenda programada para no perder dosis cuando el trabajador se ausenta de la cita. Esto podría haber sucedido si, por ejemplo, de las 50 personas que se llaman a vacunar un día, solo acuden 40 y hay que rellenar los huecos que quedan con personal que esté en ese momento disponible en el centro sanitario. En todo caso, según contempla el propio protocolo, se debía hacer “por orden de citación establecida (agendados)”. De esta manera, según establece el documento, se puede evitar el desperdicio de dosis, dado que una vez descongelado el vial, tan solo dura seis horas.

Además, con el fin de evitar que los posibles efectos adversos de la vacuna (fiebre, malestar, cefalea, mareos, náuseas o diarrea) en el personal de primera línea, se contempló una vacunación en zig zag. Es decir, no se inoculó a toda la primera línea al mismo tiempo con el objetivo de evitar bajas y teniendo en cuenta que la prioridad era acabar lo antes posible con este grupo de vacunación para comenzar con el siguiente. En mayor o menor medida, los profesionales han denunciado que esto está ocurriendo en toda Canarias, pero destaca el caso del Hospital Universitario de Canarias (HUC) que, aunque ayer reanudó su campaña vacunal, hasta el momento tan solo ha suministrado 3.064 vacunas, es decir, aproximadamente el 50% de todos los trabajadores contemplados: unos 6.000. El propio HUC defiende que, de esos pinchazos, el 90% se ha puesto en personal sanitario, una cifra en la que está contemplado todo el personal de primera línea (UVI, urgencias, servicios y plantas Covid), y el 10% en personal no sanitario de limpieza, trabajadores sociales y servicio de atención al usuario, además de la dirección.

El plan de vacunación también se vio interrumpido en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, pero según la propia dirección, en este centro ya se había culminado la vacunación a la primera línea antes del desabastecimiento. Añaden, desde el centro, que entre los efectivos de primera línea y como consecuencia de la organización, “también se ha ido vacunando a segunda línea, a la espera de las nuevas vacunas para finalizar esta semana”. También se ha vacunado los puestos de dirección. En total se ha vacunado ya a 4.480 personas, es decir, el 70% de los profesionales del centro.

Los problemas de suministro se advirtieron el viernes 15 de enero. Tan solo cinco días después de empezar la vacunación a sanitarios en las Islas. Fue entonces cuando Pfizer avisó de que iba a ampliar su fábrica de producción en la ciudad belga de Puurs, el centro logístico de la multinacional en la Unión Europa. La empresa anunció entonces y sin antelación que esta circunstancia iba a provocar retrasos en la entrega de vacunas. Días después, el suministro aún está en el aire, a pesar de que llegan dosis a cuentagotas (el lunes 15.250, aún por debajo de las 19.000 de semanas anteriores). El tira y afloja de la multinacional con Europa por cobrar la dosis de más que se puede sustraer del vial –seis en lugar de cinco como estaba contemplado al principio– está generando tensión internacional que se complementa con un incipiente mercado pirata donde quien se lleva el producto es el mejor postor.

Los dependientes, en el aire

La vacunación a los grandes dependientes en sus domicilios, de momento, depende de las vicisitudes del mercado internacional. Según remarca la Consejería de Sanidad en un comunicado de prensa, ya está en disposición de iniciar la vacunación contra este grupo, que según el primer calendario debía haber comenzado hace una semana. Sanidad insiste en que el ritmo de vacunación, que ha alcanzado las 6.000 dosis diarias administradas en las Islas, guarda una relación directa con los suministros que se reciben del Ministerio de Sanidad, de ahí que solicite el cumplimiento por parte de los laboratorios farmacéuticos de los compromisos adquiridos con la Unión Europea sobre producción para continuar con la inmunización de la población y alcanzar las coberturas previstas.

Tampoco se ha vacunado a los médicos de la sanidad privada, puesto que su parte de la campaña debía empezar la semana pasada. Y, a pesar de que se prometió realizar la inoculación hoy mismo, los retrasos de la otra farmacéutica fabricante de las vacunas con las que cuenta España, Moderna, también ha ocasionados cambios en la planificación. Hasta el momento tan solo han llegado 1.300 dosis de esta vacuna, hace ya dos semanas, se espera que el lunes lleguen otras 1.900. Según la Consejería de Sanidad, la vacunación a este colectivo se retrasa al martes y se hará con menos dosis de las contempladas inicialmente.

El presidente del Colegio de Médicos de Santa Cruz de Tenerife, Rodrigo Martín, denuncia que aunque el protocolo “está bien en el papel”, en la práctica no contempla todos los detalles que pueden surgir de un proceso como este. El presidente de los médicos pide además que se les de certezas de cuándo van a tener que organizar la vacunación a los privados, pues han estado convocando y desconvocando a los profesionales ya en varias ocasiones. Asimismo, Martín advierte que el problema de verdad se puede suceder si no hay vacunas suficientes como para suministrar la segunda dosis a la población. En este sentido, Sanidad adelantó que está realizando una reserva estratégica –algo que no contemplaba al principio– para poder garantizarla.