El Complejo Hospitalario Universitario Nuestra Señora de la Candelaria afronta dos brotes de covid-19, por los que están enfermas 17 personas, tanto profesionales sanitarios como pacientes y un familiar de uno de estos últimos. La Gerencia del centro decretó el cierre de las dos plantas en las que se han descubierto tales episodios, con la imposibilidad de hacer nuevos ingresos en las mismas. Los usuarios infectados se han trasladado a la llamada "área Covid" del hospital, mientras que los trabajadores permanecen en aislamiento en sus casas. Además, se han prohibido las visitas, según confirmó la Consejería de Sanidad.

Estos son los primeros brotes en La Residencia desde que se inició la "segunda oleada" de la pandemia. Uno se localizó en la planta Octava Norte, en el edificio central. En este espacio hay pacientes que requieren atención de especialistas de Otorrinolaringología y Neurología. La afección alcanzaba ayer a 12 personas, entre las que figuran siete trabajadores sanitarios, cuatro pacientes y el familiar de un ingresado. Tanto al personal como a los usuarios que no han dado positivo aún se les ha sometido a cribados y pruebas PCR para analizar la evolución de los contagios y evitar su proliferación.

El segundo brote fue comunicado a mediodía de ayer. En este caso, se localizó en el edificio conocido como hospital del tórax, que pertenece a La Residencia pero que está situado junto al Hospital Universitario de Canarias (HUC). Se han contabilizado cinco contagiados: tres trabajadores y dos pacientes. Respecto a estos últimos, se trata de personas de avanzada edad atendidas por especialistas en Medicina Interna. La Gerencia encargó una investigación para intentar conocer el origen de ambos focos, aunque ayer se contemplaba la posibilidad de que el coronavirus hubiera llegado por "transmisión comunitaria", es decir, que la enfermedad pudo ser introducida tanto por un paciente como por un familiar o por un trabajador. En todo el complejo, e independientemente de los citados brotes, puede haber, en total, 38 pacientes y 26 profesionales que han dado positivo.

La secretaria provincial del Sindicato de Enfermería (Satse), Ramona Mendoza, afirmó que la situación "nos preocupa a todos; no es deseable que ocurra algo así, y menos en un hospital". Según Mendoza, al menos en el primer episodio, los empleados afectados son enfermeros y auxiliares. Desde su perspectiva, "son brotes pequeños y están controlados".

Para Mendoza, el personal también puede ser foco de contagio y, por eso, desde el complejo hospitalario se realizan controles periódicos, "y algunos ya vamos por el tercero". Sobre los trabajadores, explica la portavoz de Satse que "estamos expuestos por nuestro trabajo". Pero también pueden contagiarse en encuentros familiares o reuniones sociales. En el caso de los pacientes, existe la posibilidad de que ingresen con otras patologías y después se detecte que tienen el covid-19, entre otras cosas, porque pueden ser asintomáticos.

Según esta sindicalista, "ahora no hay enfermeros en el mercado"; es decir, que se buscan profesionales de esta rama. Y la falta de personal se atiende con los trabajadores existentes, que deben doblar servicios con relativa frecuencia. Ante esta realidad, advierte Mendoza de que "esto no puede prolongarse en el tiempo, porque resulta agotador; llevamos un año complicado a nivel asistencial".